jueves, 3 de febrero de 2011

Anton Reinhardt

Anton Reinhardt
© Dokumentations und Kulturzentrum 
deutscher Sinti und Roma


La muerte de Anton Reinhardt acaecida apenas unas semanas antes del final de la guerra representa un fatídico y terrible ejemplo del fatal destino al que se vieron abocados los Romaníes durante los años en que los nazis asolaron Europa.

          Anton Reinhardt nació el 10 de junio de 1927 en el pequeño pueblo de Dornhan am Rande (Alemania). Su padre murió joven y su madre se volvió a casar en 1934 con el Sinto Johann Bühler. A pesar de la aparición de la discriminación por parte de los nacionalsocialistas sus padres se esforzaron por proporcionar a Anton y a sus dos hermanos una infancia feliz. Llevaban un estilo de vida nómada y se dedicadan al oficio de la reparación de paraguas. Anton asistió a la escuela primaria en Waldshut y llegó a ser un gran nadador. Después de dejar la escuela trabajó en una fábrica de maquinaria. En el verano de 1943 - justo antes de caer en manos de los nazis – obtuvo el carnet para conducir vehículos de hasta 2,5 toneladas.

Anton Reinhardt
© Dokumentations und Kulturzentrum 
deutscher Sinti und Roma

En agosto de 1944, a Anton Reinhardt lo enviaron al Hospital Municipal de Waldshut, en ese lugar  científicos raciales nazis iban a proceder a esterilizarlo contra su voluntad. Pero antes de que este hecho se llevara a cabo Anton aprovechó para escapar.
                     
            Anton inició su huida, anduvo a pie más de 100 kilómetros. Su objetivo, lograr alcanzar la frontera suiza. Allí esperaba dejar atrás a sus perseguidores. Sobre el puente de ferrocarril cerca de Koblenz (Cantón de Aargau) Anton se lanzó al río para intentar cruzar, ayudado por la oscuridad de la noche, el Rin y así poder alcanzar suelo suizo. Lo consiguió, Anton estaba en la neutral Suiza, por fin era libre…

           Pero… por desgracia, policías del país helvético lo descubrieron. Un documento de las autoridades policiales señala que Anton Reinhardt fue detenido el 25 de agosto de 1944 a las 20.30 cuando intentaba su "entrada ilegal" en Koblenz y a las 21.00 horas de aquel día lo condujeron hasta la cárcel del condado, a unos seis kilómetros de distancia, en Bad Zurzach. Un informe suizo determina que Anton Reinhardt era "un individuo cuestionable" y que "sus padres antes de la guerra eran viajeros, es decir, itinerantes que reparaban paraguas. Los motivos reales y las causas del mencionado para huir a Suiza, son imposibles de determinar" Durante el interrogatorio en Suiza, Reinhardt, también mencionó la persecución racial como una de las razones de su huida, afirmó que era gitano y que los familiares de su madre habían sido confinados por los alemanes en el campo de concentración de Auschwitz y que la Gestapo también lo había amenazado con la deportación al campo polaco.

Las autoridades suizas le negaron asilo, lo obligaron a regresar a Alemania. La decisión fue tomada en contra de las directrices del 12 de julio de 1944 de acuerdo con el caso "todos los extranjeros cuya vida y su integridad física estuvieran realmente en peligro por motivos políticos o por otras razones" no debían ser expulsados. El 8 de septiembre de 1944 Anton Reinhardt fue expulsado de Suiza con destino a Alsacia. Anton les pidió a los policías suizos que lo abandonaran al menos en un punto de la frontera, para que no fuera detenido por los nazis nada más cruzarla.

Huellas dactilares de Anton Reinhardt, tras ser 
detenido en Suiza (Suiza Bundesarchiv Berna)

                       
          No obstante, la policía alemana lo detuvo poco tiempo después en Alsacia. Lo llevaron al campo de seguridad de Schirmeck-Vorbruck. Desde allí pudo enviar varias cartas a sus padres. Su madre recuerda que le envió ropa a Schirmeck, cuya recepción se confirma en una carta. Es probable que Anton se pusiera en marcha a raíz del cierre del campo junto con otros detenidos con destino a Gaggenau. 

           Poco antes del final de la guerra en marzo de 1945, se las arregló para escapar de nuevo del campo de Rotenfels. En este nuevo intento de huida, el 30 de marzo de 1945, Viernes Santo, fue detenido cerca de Bad Rippoldsau en Schapbach por una unidad del "Volkssturm".  A instancias del SS-Sturmbannführer Karl Hauger se constituyó un improvisado "tribunal militar". Anton Reinhardt tenía 17 años de edad. El veredicto quedó claro desde el principio: Anton Reinhardt fue "condenado" a muerte. El capitán Franz Wipfler era el funcionario responsable de la unidad del Ejército Popular que firmó la condena a muerte de Anton. Antes de su asesinato Anton Reinhardt escribió con manos temblorosas y con la terrible presión del miedo a la muerte unas pocas palabras de despedida a su madre y sus hermanos:
"Querida Madre, quiero deciros la última voluntad, os deseo buena salud y larga vida. Buenas noches. Anton". 

            El Sábado Santo, se llevaron a Anton a un bosque cercano. Testigos de aquella infamia recuerdan que Anton durante el viaje, lloraba de desesperación acordándose constantemente de su querida madre. Llegaron hasta un lugar apartado, lo obligaron a cavar su propia tumba, después le propinaron una cruel paliza, todo esto sucedió de este modo… hasta que el SS Hauger acabó con la vida de Anton Reinhardt de un disparo en el cuello.


Carta de despedida de Anton Reinhardt


       
El  director de cine Karl Fruchtmann dirigió en 1999 un filme documental, “Ein Einzelner Mord” en el que a partir de los archivos de la investigación y de registros originales, reconstruye los dos últimos días en la vida de Anton Reinhardt.


          El 16 de octubre de 2000, en el cementerio de Bad Rippoldsau se erigió un monumento de piedra donde se lee la inscripción: "Para conmemorar al Sinto Anton Reinhardt  que murió asesinado el Sábado Santo de 1945 a los 17 años por un hombre de las SS en el bosque de Bad Rippoldsau”


©  gedenkorte.sintiundroma.de

Fuentes:
- Biografía de Anton Reinhardt del Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma
- The Gypsies During the Second World War: The Final Chapter. Donald Kenrick. Univ. Of Hertfordshire Press, 2006 Pagínas 129-130
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