viernes, 26 de julio de 2013

Sylvester Lampert


Sylvester Lampert en 1940
© Dokumentations und Kulturzentrum
Deutscher Sinti und Roma

Sylvester Lampert nació el 21 de diciembre de 1921 en Höchst, entonces una ciudad muy cercana a Frankfurt am Main (Alemania) y desde 1928 pasó a formar parte como un distrito más de la principal.

Sylvester era el tercer hijo de Jakob y Margareta Lampert. Sus padres se ganaban la vida como operadores de cine y como feriantes, su progenitor era además un músico talentoso. Su padre desgraciadamente falleció en 1931. Sylvester contaba tan sólo con 9 años de edad cuando ocurrió este hecho luctuoso en el seno de su familia.


La infancia de Sylvester transcurrió en la ciudad de Wiesbaden, donde vivió durante ocho años, allí asistió a la escuela primaria, obteniendo el graduado con muy buenas notas.

El gran sueño de Sylvester era llegar a convertirse a través del aprendizaje en un gran mecánico de automóviles. Pero en 1935 las legislaciones discriminatorias de los nazis hacia los Romaníes aumentaron y prohibieron al joven Sinto Lampert dedicarse a esta profesión. Los burócratas nacionalsocialistas le informaron de que podía realizar un trabajo más cualificado dedicándose a trabajar en la construcción de carreteras. Pero Sylvester se negaba a aceptar la situación y comenzó a realizar pequeños trabajos. En 1938 entró a trabajar en la panadería de Wilhelm Becker como repartidor de pan. En la panadería había escasez de mano de obra, mucho más después de que muchos trabajadores alemanes fueran llamados a filas. De este modo a Sylvester, a pesar de las prohibiciones imperantes, se le permitió desempeñar este trabajo en la panadería, aunque no de forma oficial y por supuesto con ningún tipo de contrato ni seguro. Sylvester asistía al mismo tiempo a la escuela de formación profesional. En la panadería trabajó durante cinco años.


Pero la cotidianeidad en la vida de Sylvester dio un giro radical el 8 de marzo de 1943… como cada jornada, el joven Lampert se encaminó hacia su trabajo en la panadería, pero aquel día todo resultaría de un modo distinto… de repente aparecieron policías en su lugar de trabajo, preguntaban por el muchacho Romaní, sin más dilación lo detuvieron y lo condujeron a la sinagoga de Wiesbaden situada en la Friedrichstrasse. Sylvester se quedó perplejo, tremendamente sorprendido, no entendía por qué lo detenían, así que solicitó explicaciones a uno de los oficiales sobre cual era la causa de su detención, éste simplemente le respondió de forma seca y brusca: “Vístete con ropa de abrigo, al lugar donde vas hace mucho frío.” En la sinagoga se reunió con su familia; su madre, sus hermanos, sus tías y tíos. Los policías nazis habían detenido a todos los Romaníes de Wiesbaden y los habían concentrado en la sinagoga. En este lugar pasaron una noche. A la mañana siguiente los llevaron hasta la estación de tren de Wiesbaden, los montaron en un tren y después de hacer una parada en Frankfurt fueron deportados al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. El hermano de Sylvester, Alfons Lampert vestido aún con su uniforme de la Wehmacht y del cual ya trazamos su biografía con anterioridad, tenía un mal presentimiento acerca del propósito de aquel viaje y comentó: "Wiesbaden, nunca más te volveremos a ver" Sylvester nunca pudo olvidar estas palabras. El viaje duró tres o cuatro días y lo hicieron en condiciones deplorables, hacinados en vagones de ganado, como si se tratase de animales. Llegaron a las instalaciones concentracionarias polacas de Auschwitz… gritos, ladridos de perros, cerrojos que se descorren y las puertas del vagón que se abren. Entre empujones los obligaron a formar en filas. Los llevaron a un lugar donde procedieron a raparles la cabeza y tatuaron a los hombres, mujeres y niños en su brazo una letra y un número. Desde ese momento nadie llamaría a nuestro Sylvester por su nombre, los nazis en el proceso de degradación al que sometían a los prisioneros de los campos de concentración se convirtió en una letra Z seguida de un número concretamente el Z-2829.

Sinagoga en la Friedrichstrasse 
de Wiesbaden
© Yad Vashem Photo Archive
           
Los condujeron hasta el Zigeuner Familien Lager en la sección BIIe de Birkenau, donde habían sido recluidos todos los Romaníes deportados a Auschwitz. Las condiciones en el campo resultaban inhumanas; alimentación insuficiente, el hacinamiento, se calcula que en un barracón preparado para alojar de 200 a 300 presos se hacinaban unas 800 personas, llevaron a un dramático deterioro de las condiciones higiénicas y sanitarias, lo que propició a su vez a que las epidemias se convirtieran en un suceso frecuente, especialmente las de diarrea y el tifus.. La vida en aquel universo terrible, prácticamente se convertía en un milagro, las constantes torturas y humillaciones de los SS y los kapos hacia los prisioneros minaban la capacidad de supervivencia de los allí confinados.

            Sylvester Lampert no permaneció durante mucho tiempo en el Campo para Familias Gitanas de Birkenau, tras unas semanas lo separaron de su familia y lo trasladaron al campo principal de Auschwitz, la fecha de su traslado se data el 12 de abril de 1943. Allí lo obligaron a realizar trabajos forzados en una fábrica de armamento en jornadas laborales que llegaban diariamente a las doce horas.

Sylvester Lampert con
el traje de prisionero
© Dokumentations und Kulturzentrum
Deutscher Sinti und


             En diciembre de 1943, las SS se presentaron en la fábrica de nuestro joven protagonista buscando “hombres fuertes" para formar un "Kommando" para trasladarlo a Natzweiler. Sylvester Lampert, que nunca había oído hablar de Natzweiler se presentó como voluntario. A pesar de que fue advertido por un hombre de las SS, que allí todo sería aún peor que en Auschwitz, Sylvester mantenía la esperanza de que las raciones de alimentos fueran algo mejores que en el campo polaco, otra razón para marcharse fue que habían seleccionado a muchos hombres que él conocía. El viaje de Auschwitz al campo de concentración de Natzweiler, ubicado en la cordillera de los Vosgos cerca de la localidad alsaciana de Natzwiller (en alemán Natzweiler) en Francia, a unos 50 km al suroeste de la ciudad de Estrasburgo y a 1.111 kilómetros de Auschwitz. El viaje duró varios días debido a la distancia y a los constantes bombardeos de la aviación aliada, lo que lo convirtió en una tortura inhumana. Probablemente, una semana después de salir del campo polaco, los prisioneros, medio muertos de hambre llegaron al campo de Natzweiler-Struthof. Nada más llegar Sylvester se percató de que aquel era otro campo terrible y que no solamente habían sido trasladados allí para trabajar sino que aquel viaje escondía otra fatal sorpresa... Médicos nazis utilizaron a Sylvester Lampert y sus compañeros ​​como "conejillos de indias" para llevar a cabo experimentos pseudo-científicos. Durante la guerra, la fiebre tifoidea también conocida como fiebre del tifus nombre de su transmisor, constituía un enorme problema, debido principalmente a las malas condiciones de higiene vigentes en el momento, agravado este hecho por las dimensiones endémicas. En el intento de remediar o contrarrestar una epidemia de tifus, los médicos nacionalsocialistas probaron vacunas en los prisioneros, estos experimentos se desarrollaron fundamentalmente en el campo de concentración de Buchenwald pero también se llevaron a cabo en el campo de concentración de Natzweiler. El médico que se hizo cargo de los experimentos con seres humanos en Natzweiler fue Eugen Haagen, que desde octubre de 1941, ocupaba la cátedra de higiene y bacteriología en la Universidad de Estrasburgo, actuando al mismo tiempo como director del Instituto de Higiene con sede en la ciudad francesa y ascendido al rango de capitán de los cuerpos militares y consultoría higienista del "Luftflottenarzt Reich" En noviembre de 1943, 100 prisioneros Romaníes fueron trasladados desde Auschwitz al campo de concentración de Natzweiler, allí Haagen trataba de probar en seres humanos la eficacia del suero de fiebre tifoidea que había desarrollado. Debido a su pésimo estado de salud, 18 presos habían muerto ya en el transporte y después de los reconocimientos médicos previos y posteriores, los médicos nazis consideraron que los prisioneros restantes se hallaban "demasiado débiles" para los ensayos y fueron enviados de vuelta a Auschwitz . En diciembre de 1943, 89 nuevas víctimas fueron trasladadas desde Auschwitz a Natzweiler, entre ellos nuestro joven Sylvester. A comienzos de 1944, Haagen seleccionó a 80 personas. Los médicos de las SS querían saber cuánto tiempo tardaban las víctimas en morir y trabajar en el desarrollo de antídotos contra la enfermedad. A 40 de los prisioneros se les inyectó el suero, los otros 40 permanecieron sin vacunar. Unos diez días después, les inyectaron a todos ellos una variante menos potente del agente patógeno, por lo que el suero resultó ser eficaz. Debido a la liberación de Alsacia por parte del Ejército Aliado y que el fin de la guerra se acercaba, los planes de Haagen para producir el suero en Estrasburgo no se llegaron a materializar. Sylvester Lampert tuvo “suerte”: probaron en su cuerpo el antídoto y tras inyectárselo consiguió sobrevivir.

Vista general del Campo de concentración de 
Natzweiler-Struthof en 1945
© USHMM cortesía de Abraham M. Muhlbaum

   En la primavera de 1944, lo trasladaron junto con un grupo de prisioneros Romaníes a Neckarelz cerca de Mosbach, ya que los nazis necesitaban trabajadores forzados para la ampliación de una cueva de donde se extraía yeso en Obrigheim. Los prisioneros fueron alojados en el edificio de un antiguo colegio rodeado de un vallado con alambre de púas. Cinco aulas, cada una de las cuales medían aproximadamente 70 m², fueron equipadas con literas de madera de dos pisos. El patio de la escuela se utilizó como patio de armas. A la entrada del campo se sitúo un letrero que decía "Campo de Trabajo de Neckarelz". La escuela distaba unos tres kilómetros de la cantera de yeso, por lo que los prisioneros iban a trabajar a pie por el camino que avanzaba a través del pueblo. Justo enfrente del edificio de la escuela se encontraba la posada "Alpenrose", un salón de baile, que sirvió de alojamiento a los guardias. 

Escuela de Neckarelz que funcionó como campo de trabajo.
© KZ Gedenkstaette Neckarelz e. V.


         La muerte estaba también muy presente en Neckarelz, los bombardeos aliados estaban provocando el recorte en las raciones de comida de los prisioneros, además de las peligrosas explosiones subterráneas en el trabajo, el constante acoso y palizas de los guardines formaban parte cotidiana de la vida de los presos. Las malas condiciones de higiene fueron causa de brote de enfermedades y epidemias. Sylvester Lampert fue testigo en Neckarelz de la muerte de un joven polaco, al que los SS ahorcaron tras haber intentado escaparse por cuarta vez.

         A medida que la guerra avanzaba se veía que la derrota militar de los alemanes era inevitable. Los SS decidieron trasladar a los prisioneros de Neckarelz al campo de concentración de Dachau, cerca de Munich. En el camino, el tren en el que viajaban fue atacado por aviones aliados, por lo que tuvieron que continuar finalmente a pie, los historiadores han llamado a estas largas caminatas forzadas de prisioneros como marchas de la muerte donde muchos prisioneros perdieron su vida. 

Fotografía de prisioneros en una Marcha de la Muerte desde
el campo de concentración de Dachau 29 de abril de 1945
© KZ Gedenkstaette Dachau

         Sylvester Lampert llegó al campo de concentración y lo condujeron hasta el aeropuerto de Munich-Riem, allí los SS obligaron a los prisioneros a reparar las pistas, amenazadas de manera constante por los ataques aéreos aliados ya en los últimos días de la guerra. Sylvester recuerda que en ese lugar hacía mucho frío. Un día fue testigo de como otro detenido para combatirlo se introdujo bajo la ropa de prisionero sacos de cemento vacíos para conseguir un poco de calor. Cuando un SS descubrió esto, lo ahorcaron delante de los demás prisioneros.

Fotografía aérea de un reconocimiento aliado del aeropuerto
de Munich-Riem en 1945 en la que se pueden ver los resultados
de los bombarderos aliados.
© RonaldV

           A finales de abril de 1945, los SS se llevaron a los prisioneros en dirección a Bad Tölz. Los que no podían marchar porque se encontraban demasiado débiles, no fueron fusilados a sangre fría junto a la carretera como habían procedido anteriormente sino que los SS simplemente los dejaron allí, abandonados a su suerte. El 27 de abril de 1945 los SS que los custodiaban huyeron. Ante el temor que tenían Sylvester y los otros sobrevivientes, pasaron cuatro días escondidos en el bosque. Cuando se enteraron de que las tropas estadounidenses habían llegado a Bad Tölz, el grupo se puso en camino.

         El 1 de mayo de 1945 Sylvester Lampert se convirtió de nuevo en un hombre libre.

         Cuando llegó el verano, regresó a su ciudad natal, Wiesbaden. Allí se enteró de que toda su familia había sido asesinada por los nazis, víctimas del Porrajmos.

        A pesar de la pérdida de su familia Sylvester Lampert decidió quedarse a vivir en su ciudad natal, Wiesbaden. Tomó el nombre artístico de "Heujo Ne'ary" y se convirtió en un músico muy conocido y respetado llegando incluso a interpretar algunos papeles menores en varias películas, situándose durante muchos años en el primer plano de la escena artística de su ciudad, logrando el aplauso del público con su talento, su encanto y su ingenio, que a pesar de todos los tormentos padecidos durante la II Guerra Mundial nunca llegó a perder.

        El 21 de mayo de 1992 en reunión del consejo de la ciudad de Wiesbaden se decidió construir un monumento que recordara a los Romaníes de Wiesbaden víctimas del Porrajmos. La idea y el diseño fueron de Josef Reinhardt y Eugen Reinhardt.  Los autores tallaron un gran bloque de piedra arenisca roja en un monumento que representa a un grupo de hombres, mujeres y niños, que aplastados bajo una carga pesada marchan camino a un destino fatal. El monumento se inauguró el 5 de diciembre de 1992 por los representantes políticos de la ciudad. El monumento de Wiesbaden tiene la particularidad que fue uno de los primeros monumentos de conmemoración del genocidio de los Romaníes durante la Segunda Guerra Mundial.

         En el año 1996, Sylvester Lampert recibió como homenaje una placa de bronce de la ciudad de Wiesbaden.

        Sylvester Lampert murió en 1999 a la edad de 77 años.

Monumento en Wiesbaden a los Romaníes deportados 
y asesinados en el Porrajmos.
© Stadtarchiv Wiesbaden



Fuentes:

- Trabajo realizado por Zorica Radoicic y que se incluye en el libro Sinti und Roma im KZ Natzweiler-Struthof de Anita Awosusi y Andreas Pflock, Heidelberg: Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, cop. 2006.

- Wiesbaden-Auschwitz: zur Verfolgung der Sinti in Wiesbaden. Udo Engbring-Romang. Hessische Landesverband Sinti, 1997. Páginas ) 96-97, 129.

-Widerstand und Verfolgung in Wiesbaden 1933-1945: Eine Dokumentation. Lothar Bembeneck y Axel Ulrich. Giessen: Anabas, 1990, Páginas 321-323

- Shifting Memories: The Nazi Past in the New Germany. Klaus Neumann. University of Michigan Press, 2000. Páginas 110-112

- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993. Volumen II. Páginas 896-897.

- Experiments in Natzweiler. Dokumentations und Kulturzenrum Deutscher Sinti und Roma.

- Typhus Fever Experiments at Natzweiler Concentration Camp. Profesor Hans-Jürg Kuhn. International Tracing Service (ITS) en Bad Arolsen. 21 de junio de 2010

- Si ce sont des hommes: Médecins de la mort au Struthof. Serge Janouin-Benanti.. Apart Editions. 2012