jueves, 30 de abril de 2015

Maria Szoma

Maria Szoma
© USC Shoah Foundation

Maria Szoma nació el 16 de julio de 1936 en el seno de una familia Romá asentada en Chyrów, en aquel entonces Polonia.

El padre de Maria se llamaba Andrzej, era herrero y trabajaba junto a su padre, ambos labraban y forjaban el hierro, eran especialistas en poner herraduras en los cascos de los caballos. Su madre, Stefania, se dedicaba a las labores del hogar, así como al cuidado de sus tres hijas; Maria, Emilia y Anna.

Su padre hizo el servicio militar en el ejército polaco, sirvió en caballería en la región de Podhale (zona localizada en las estribaciones de la cordillera de Tatra en las montañas de los Cárpatos)

Tras regresar, Andrzej comenzó a construir una casa, pero… menos de un año después de que volviera a su hogar los nazis invadieron Polonia.

Según testimonia Maria los alemanes llegaron de noche. Entraron a su casa, de una de las paredes del hogar colgaba una foto del progenitor vestido de militar, los soldados de un fuerte bayonetazo la tiraron al suelo. Andrzej fue arrestado junto al abuelo y a un tío de su primo, eran las once y media de la noche. En total, los soldados alemanes detuvieron a cinco Romaníes, se los llevaron, los condujeron hasta un puente en el bosque cerca de una población de nombre Ilva, allí iban a fusilarlos. Primero los agruparon y después les dispararon, Andrzej fue alcanzado por dos proyectiles pero… no falleció, las dos balas que le impactaron lo dejaron herido pero no le provocaron la muerte, Andrzej malherido, continuaba vivo. A la mañana siguiente los alemanes mandaron a unos pocos hombres a que enterraran los cadáveres, entre estos se encontraba un ucraniano que era el alcalde de la población, el padre de Maria.le había hecho algunos trabajos a aquel hombre. Al llegar al lugar, éste se percató de que uno de los cuerpos aún se movía, Lo montó en el carro y lo llevó hasta la casa de la familia. Su madre, tras los primeros instantes de dolor al ver a su esposo en ese estado, reaccionó, le hizo un camastro en el suelo para tenderlo y como pudo le dio de beber un poco de leche y limpió toda la sangre que tenía en su rostro, uno de los proyectiles le había entrado por la boca, rompiéndole la mandíbula superior, la otra bala le había pasado cerca de la oreja.

Stefania salió en busca de otro ucraniano que vivía en el pueblo para que la ayudara a llevar a su marido hasta un hospital. De regreso a casa Stefania le relató lo acontecido.

La madre y su acompañante llegaron a casa, el padre yacía tumbado, su vida pendía de un hilo,  eran sobre las 8 o las 9 de aquella noche. El ucraniano le dijo al padre de Maria: “¿Los alemanes no han conseguido matarte? Ellos te han disparado dos balas, la tercera te la disparo yo.

            Dicho esto sacó su arma y allí mismo mató al padre de Maria.
  
Andrzej fue enterrado junto a los otros cuatro Romaníes, que tuvieron idéntico y fatal destino aquel día.

María, con su madre y hermanas, huyeron, se escondieron hasta que las fuerzas armadas soviéticas liberaron el territorio en el verano de 1944. Lograron sobrevivir al Porrajmos y a la guerra.

Stefania, la madre, murió poco después de la liberación. La administración polaca separó a las hermanas Szoma, internándolas en distintos orfanatos.

Maria se casó con un Romá polaco, Andrzej Michalewicz; formaron una familia de siete hijos y diez nietos.

Fuentes:

- Entrevista a Maria Szoma conducida por Stanislaw Laskowski realizada en Wroclaw, Polonía el 8 de julio de 1997.con la grabación del cámara Leszek Winnicki.


martes, 7 de abril de 2015

August Kreitz

August Kreitz
© Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma

El 8 de abril celebramos el Día Internacional del Pueblo Gitano, fecha significativa en este particular devenir que inicié en enero de 2011. Bajo el azul del cielo voy caminando en mi modesto y humilde carromato, en el lento rodar sobre el verde de los campos, o lungo drom… Es mi objetivo poner rostro a la tragedia de los Romaníes durante los años negros del Porrajmos. Aquellas personas son mi vida, narrar cómo vivían antes de que los nazis llegaran, contar lo que les sucedió cuando el pájaro negro cayó sobre ellos, denunciar el sufrimiento, incomprensión y olvido que padecieron quienes sobrevivieron a la tragedia. Es mi único propósito aprender para enseñar que lo que les sucedió nunca más vuelva a repetirse… 

Como cantaba la gran Papusza:

          “Nadie me comprende,
          sólo el bosque y el río.
         Aquello de lo que yo hablo
         ha pasado todo ya, todo,
        y todas las cosas se han ido con ello...”

August Kreitz nació el 27 de noviembre de 1922 en Freisen localidad situada al Noreste de la región del Sarre.

Su infancia y juventud la vivió junto a sus padres, su hermano y su hermana en Niedermendig (Renania-Palatinado)

Fue reclutado por el Servicio de Trabajo del Reich, pero en 1941 lo despidieron debido a que los nazis habían descubierto su origen Gitano. Regresó a Niedermendig y con la ayuda de su hermano, que trabajaba en uno de los numerosos pozos de la región, comenzó a trabajar en uno de ellos. Su hermano recientemente había sido excluido de las fuerzas armadas alemanas por motivos raciales cuando luchaba por su país en el frente como soldado de la Wehrmacht.

El 8 de marzo de 1943 la policía detuvo a la familia al completo por su origen Romaní. A los dos hermanos los detuvieron al regresar de su trabajo. Entre los detenidos, su hermana con sus cuatro hijos que vivían en la misma calle, solamente el marido de su hermana, que había regresado de la Guerra con un permiso a casa, no fue arrestado ya que su origen racial era “ario”.

El 9 de marzo de 1943 los trasladaron a Koblenz, al marido de su hermana le permitieron acompañar a su familia hasta esa ciudad. Allí intentó, por todos los medios a su alcance, salvar a su mujer y a sus hijos antes de que se produjese la deportación, pero sus desesperadas llamadas de socorro fracasaron.

En Koblenz los deportados quedaron encerrados en un matadero de animales, les comunicaron que los trasladarían a un lugar en el que aprenderían un oficio y podrían iniciar una nueva vida. Finalmente, los llevaron hasta la estación de tren y los montaron en un convoy conformado con vagones para transporte de ganado. Viajaron hacinados hasta su destino final, Polonia, el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, llegaron el 13 de marzo de 1943, August Kreitz quedó registrado con el número de prisionero Z-2616, número que le tatuaron en uno de sus antebrazos. Los recluyeron en el Zigeunerlager.

El 4 de abril de 1943 a August lo separaron de su familia y lo condujeron al campo principal de Auschwitz. Por orden de las SS fue obligado a realizar trabajos forzados. Pasados unos meses, le realizaron un examen médico y en la primera quincena de diciembre de 1943 lo transfirieron en un transporte al campo de concentración de Natzweiler-Struthof en Alsacia.

Vista general del Campo de concentración de Natzweiler-Struthof en 1945
© USHMM cortesía de Abraham M. Muhlbaum

El 12 de diciembre de 1943 el transporte compuesto por unos cien Romaníes llegó al campo alsaciano. Cuando el tren se detuvo tras el largo viaje, las puertas de los vagones se abrieron, los SS y algunos prisioneros que los esperaban fuera, les gritaban para que bajaran rápido de los vagones y comenzaron a golpearlos brutalmente. Tras la lluvia de palos y patadas casi ninguno de ellos se sentía lo suficientemente fuerte como para ponerse en pie y mucho menos dar un paso y caminar. Pero, hubieron de sacar fuerzas de flaqueza para montarse en un camión que los condujo hasta el interior del Campo de Natzweiler. August recibió el número de prisionero 6536. Les entregaron una camisa como única prenda de vestir. El grupo quedó aislado del resto de prisioneros del complejo en tres barracones. Un doctor de las SS les practicó un examen médico, los prisioneros se percataron de que habían sido conducidos hasta ese lugar para ser utilizados como cobayas humanas en experimentos médicos. Los trasladaron a la enfermería, donde también permanecieron aislados.

En el Campo de Concentración de Natzweiler, se llevaron a cabo experimentos "médicos" con prisioneros para la Universidad del Reich de Estrasburgo, la Ahnenerbe y bajo la dirección de  la administración de las SS al mando de Himmler y con sede en Berlín. August sufrió el experimento sobre el tifus dirigido por Eugen Haagen, un virólogo que había descubierto una vacuna contra esta enfermedad y que había sido propuesto en una lista restringida como candidato a recibir el Premio Nobel de Medicina en 1936 y que en el invierno de 1943 ejercía como Catedrático de Higiene y Bacteriología en la Universidad de Estrasburgo. Los experimentos quedaron bajo la supervisión del doctor Joachim Mrugowsky y el Dr. Poulson, un médico prisionero noruego, que se encargó de vigilar la evolución de los síntomas en aquellos seres humanos. Los médicos nazis intentaban probar la fiabilidad de su vacuna contra el tifus.

Para el desarrollo de este experimento anteriormente había llegado un primer convoy con prisioneros Romaníes desde Auschwitz hasta Natzweiler, pero en palabras empleadas por Haagen; el "material experimental" resultó inadecuado, dieciocho de los Gitanos recién llegados habían muerto. Otros, como Haagen se quejó amargamente a sus superiores, estaban en tan mal estado que resultaban inutilizables. Por lo tanto esos Romaníes del primer contingente fueron enviados de regreso al Campo polaco. Haagen pidió un segundo grupo de cien gitanos que tuvieran entre veinte y cuarenta años de edad y que se encontraran en buen estado físico, este segundo convoy fue el de August.

Tras permanecer algunos días en la enfermería el experimento comenzó en enero de 1944, Haagen seleccionó a unos ochenta prisioneros del colectivo de recién llegados, a los que dividió en dos grupos de unos cuarenta hombres. El propósito de esta separación fue la de realizarles una escarificación en el brazo con "gérmenes virulentos de tifus” y observar la reacción ante la enfermedad, procediendo para ello del siguiente modo:
- Al primer grupo lo vacunaron dos veces, en enero y febrero de 1944, con la vacuna de Haagen practicándoles previamente dos incisiones en el brazo izquierdo e inoculándoles posteriormente el virus, sobre la herida les untaron una crema de color amarillo; y después les pusieron un vendaje.
- Con el segundo grupo se procedió de igual modo pero no recibieron ninguna vacuna.

Los dos grupos permanecieron aislados, uno del otro, en dos pequeñas habitaciones bajo unas condiciones higiénicas lamentables, desnudos, con frío y sed, mucha sed, no sentían nada de hambre pero la sed resultaba insoportable, cada vez más demacrados, dolor, altísima fiebre. August y los demás prisioneros gemían, gritaban, lloraban, imploraban para que les dieran un poco de agua, no soportaban tanto sufrimiento.

Los experimentos pseudocientíficos sobre el tifus se dieron por finalizados en la primavera de 1944, tras esta espeluznante experiencia trasladaron a los prisioneros a otros barracones del campo.

“...Después de que todo terminó, pesaba sólo 68 kilos. No podía caminar y mi cuerpo era sólo piel y huesos. Tenía que aferrarme a la pared para caminar. Dos compañeros Johann Munk y su hermano me cuidaron como a un niño pequeño, porque no podía comer adecuadamente. Todos estábamos terriblemente demacrados…. Gracias a Dios yo estaba aún bastante fuerte antes de los experimentos, además de poseer la voluntad de sobrevivir que fue lo más importante."

 El 18 de abril de 1944 August Kreitz fue transferido en un transporte al Aussenlager de Neckarelz, donde tuvo que trabajar junto a otros prisioneros en la producción de armas bajo tierra en una montaña.

Escuela de Neckarelz que alojó a los prisioneros del campo de trabajo.
© KZ Gedenkstaette Neckarelz e. V.

Más tarde lo asignaron a trabajar en una empresa en Mosbach. Eso fue un golpe de suerte, porque en secreto un empleado de la firma le daba patatas y pan, lo que le salvó la vida.

El 2 de abril de 1945, las SS deportaron a August Kreitz al campo de concentración de Dachau, donde se le asignó a trabajar con muchos otros prisioneros en un campo al aire libre en el aeropuerto de Munich-Riem. Los prisioneros tenían que rellenar los cráteres producidos por las bombas lanzadas por los aliados y posteriormente allanar el terreno.

Fotografía aérea de un reconocimiento aliado del aeropuerto 
de Munich-Riem en 1945 en la que se pueden ver los resultados 
de los bombarderos aliados.
© RonaldV

En vista de que los aliados se acercaban, los prisioneros de las SS obligaron a los retenidos a partir en una marcha de la muerte con dirección hacia Bad Tölz.

Fotografía de prisioneros en una Marcha de la Muerte desde 
el campo de concentración de Dachau 29 de abril de 1945
© KZ Gedenkstaette Dachau

August Kreitz y un grupo de prisioneros consiguieron escapar. En Bad Tolz los hombres llegaron hasta las tropas estadounidenses y así acabó su infierno, por fin eran libres, pero...

Debido a que se hallaban extremadamente débiles los estadounidenses los llevaron hasta unas habitaciones privadas en el Tegernsee. Allí se les dio una correcta alimentación, lo que pronto les ayudó a recuperar las fuerzas. Después de dos semanas, August Kreitz se sintió de nuevo lo suficientemente fuerte como para afrontar el camino de regreso a casa. Dado que las líneas de ferrocarril se encontraban completamente destruidas, cogió una bicicleta y realizó todo el camino de vuelta a Mendig, alrededor de 550 km.

Desde su regreso August Kreitz vive en Mendig cerca de Neuwied, donde trabajó hasta la edad de su jubilación como empleado municipal.

En 1993 August Kreitz narró su historia de persecución durante los años nacionalsocialistas al personal del Centro de Documentación de los Sinti y Romá alemanes.

Fuentes:
- Sinti und Roma im KZ Natzweiler-Struthof: Anregungen für einen Gedenkstättenbesuch: Geschichte, Rundgang, Biografien, Informationen. Anita Awosusi. Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, 2006. Extraído de la biografía de August Kreitz realizada por Nina Löschmann.

- The nazi persecution of the Gypsies. Guenter Lewy, Oxford University Press,  1999, páginas 176-177

- Sinti and Roma: Gypsies in German-Speaking Society and Literature. Susan Tebbutt. Berghahn Books, 1998. Páginas 27-28.

- Der Nationalsozialistische Völkermord an den Sinti und Roma. Romani Rose, Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, 1995.Pagina 154

- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993. Volumen II. Páginas 882-883.

- Schicksal der Sinti und Roma: "--weggekommen", Abschied ohne Wiederkehr : Verfolgung in der Region, Zwangsarbeit in den Neckarlagern : Begleitbroschüre zur Ausstellung des Landesverbandes Deutscher Sinti und Roma Baden-Württemberg in der KZ-Gedenkstätte Neckarelz vom 7. bis 21. Juli 2002. Georg Fischer, Arno Huth, Landesverband Deutscher Sinti und Roma Baden-Württemberg,KZ-Gedenkstätte Neckarelz. Página 67


- Sinti Und Roma Im Kl Auschwitz-Birkenau, 1943-44: Vor Dem Hintergrund Ihrer Verfolgung Unter Der Naziherrschaft. Wacław Długoborski. Verlag Staatliches Museum Auschwitz-Birkenau, 1998. Página 87

- Enterradme de pie. La odisea de los Gitanos. Isabel Fonseca. Editorial Anagrama.