sábado, 7 de noviembre de 2015

Katica Djurdjevich

Katica Djurdjevich
© Paul Polansky/Kosovo Roma Refugee Foundation

Katica Djurdjevich nació en 1921 en la pequeña localidad croata de Viri en el seno de una familia Romaní.

Creció siguiendo el estilo de vida tradicional de las familias Lovara. Su padre recorría los pueblos vecinos con su caballo y su carro, vendiendo los más variados artículos o ayudando en las labores agrícolas en las que lo requerían. Su madre era una experta en el arte de la adivinación.

Katica se casó muy joven con un Rom Kalderash, Milan Shain, pronto nuestra protagonista traería al mundo dos hijos. Se establecieron en Pitomača en el norte de Croacia, allí Katica continuó la tradición familiar de la videncia, habilidad que había aprendido de su madre y de su abuela.

         Hasta 1941 la vida para los Romaníes en la Croacia rural había sido como casi siempre muy difícil, con mucha pobreza, con enormes dificultades para salir adelante, sin acceso al sistema educativo pero… todo empeoró fatal y dramáticamente cuando la guerra llegó hasta Yugoslavia en la primavera de 1941 y la población Romaní comenzó a sufrir los abusos y la violencia de los Ustacha, una organización nacionalista-católica croata que basaba su política en la ideología racial, que fue aliada de los nazis y que se caracterizó por el empleo continuado de una crueldad extrema contra las minorías étnicas, principalmente Gitanos, serbios y judíos.

Una noche llegaron los Ustacha a Pitomača, reunieron a todos los Romaníes de la población con el fin de humillarlos, los obligaron a tocar música y a bailar sin parar. Katica recuerda que, en varias ocasiones, su marido la escondió de los Ustacha antes de que entraran por la fuerza en su domicilio, Katica vivía siempre atemorizada, aterrada más que por lo que le pasara a ella por lo que les pudiera pasar a sus hijos.

Los primeros a los que detuvieron fueron los parientes de Katica en Viri, los deportaron al terrible campo de concentración de Jasenovac. El marido y el tío de Katica sufrieron una selección y se los llevaron para realizar trabajos forzados en Alemania, ella permaneció al cuidado de sus pequeños en Pitomača. El terror a ser detenidos era constante… una noche, casi al final de la guerra, Katica, sus dos hijos y algunos parientes de la familia de su marido fueron detenidos, los montaron en un tren compuesto de vagones para transporte de ganado y los deportaron a Jasenovac. 

Tren de la muerte en Jasenovac. Memoria de la Deportación.
© Petar Milošević 

Transcurridos ocho días en aquel infierno les informaron de que podían volver a sus casas, las órdenes habían cambiado y al tratarse de “Gitanos no nómadas” no serían encarcelados. Regresaron a Pitomača en el mismo convoy de vagones que los había trasladado hasta aquel lugar, pero cuando llegaron se encontraron un paisaje desolador, los Ustachas habían saqueado e incendiado sus hogares.

Al finalizar la contienda mundial el marido de Katica regresó con su familia. Desde entonces nunca nadie los compensó por el sufrimiento padecido, ni por haber sido un trabajador forzado en Alemania durante la II Guerra Mundial, ni por la persecución a que se vieron sometidos en Croacia por haber nacido Romaníes, nunca nadie les dio nada por la pérdida de sus propiedades... Silencio, sólo el maldito silencio…

De hecho casi cincuenta años después de aquello, durante la guerra de 1991-1995 los viejos miedos retornaron.

Portada del extraordinario libro del insigne Paul Polansky.
© Paul Polansky

Fuentes
- Biografía de Katica Djurdjevich en la página web Holocaust Memmorial Day Trust. 18 de junio de 2015.
- One blood, one flame: The oral histories of the Yugoslav gypsies before, during and after WWII. Paul Polansky. Editorial Nish. 2007-2008.
- Einziges Land, in dem Judenfrage und Zigeunerfrage gelöst: die Verfolgung der Roma im faschistisch besetzten Jugoslawien 1941-1945. Karola Fings, Cordula Lissner, Frank Sparing. Editorial Köln Rom e.V.
- Blank pages of the Holocaust : Gypsies in Yugoslavia during World War II. Elizabeta Jevtic. 2004