domingo, 29 de mayo de 2016

Dinu Mirică

Dinu Mirică
© Roma Sinti Genocide

Dinu Mirică nació en 1906 en el seno de una familia Romaní dedicada a la fabricación y venta de peines, que viajaban de un pueblo a otro de Rumanía ofreciendo sus mercancías a los lugareños.

Sus padres tuvieron doce hijos, diez muchachos y dos niñas, la mayoría de ellos murió a consecuencia de una epidemia de tifus en 1916, solamente sobrevivieron; Dinu, que era el más pequeño, dos hermanos y una hermana. A Dinu, su madre lo apodó “Kaiser”. Ni Dinu ni ninguno de sus hermanos asistió nunca a la escuela. Nadie de su familia aprendió a leer, todo lo que aprendieron fue a trabajar para comer.

Hacían su vida en una caravana gitana (satra). Llevaban un estilo de vida seminómada; en invierno vivían en casas y durante la primavera, el verano y parte del otoño viajaban por los caminos del país con sus carromatos y sus grandes tiendas de campaña. Acampaban a las afueras de los pueblos, situaban las largas varas y las dejaban caer sobre los carromatos, sobre ellas estiraban las lonas de la tienda donde se alojarían. Después de situarse, el líder de la comunidad (bulibasa) se dirigía al ayuntamiento o al jefe de la policía rural para entregar todos los documentos de identidad de los miembros de su satra. De este modo transcurría la vida en el camino, hoy aquí, mañana en Turnu, al día siguiente en Bucarest, Craiova, Pitesti o Ramnicu Valcea… La familia Mirică se dedicaba a la venta de peines, tijeras, ganchos... permanecían en cada lugar uno, dos, tres días, las jornadas que les autorizaban las autoridades locales. En el ayuntamiento, además, procedían al pago del pasto de las praderas del que se alimentarían los caballos.

Caravana de Gitanos
© Tony Gatlif - Korkoro

En el pueblo compraban harina de maíz, harina de trigo, queso, cebolla, ajo, frijoles… para hacer la comida, de esta forma vivían los gitanos nómadas. El padre de Dinu era el líder (bulibasa). En su comunidad no había gran cantidad de carros juntos, porque la vida resultaba difícil, cuatro, cinco o seis familias suponían un número elevado de miembros puesto que todas eran numerosas y si estaban conformadas por muchos, las autoridades de algunas localidades no les permitían estacionar, así que el grupo familiar de Dinu lo componían tres familias, todos parientes.

Cada jornada las mujeres marchaban al pueblo para vender las mercancías  y comprar los alimentos que necesitaban, mientras tanto, los hombres permanecían en el lugar donde habían acampado fabricando tijeras, ganchos y peines, estos últimos los realizaban con los cuernos de los bueyes, llevaban un carro cargado de astas que previamente habían obtenido de un matadero. El grupo poseía  una autorización de la prefectura para circular de un condado a otro. En la autorización emitida por el Ministerio del Interior, se leía "tal y cual, junto con su familia puede ir a Olt, Arges, Teleorman, Bucegi y Valcea".  Esta era la forma en que viajaban los Gitanos. Cuando alguien nacía se informaba a la oficina del alcalde, y se inscribía en el registro; "nacido en la rueda de la carreta". Si uno venía al mundo en las afueras de cualquier pueblo o aldea, donde quiera que naciera, nació, así como donde fuese bautizado, se bautizó. Si alguien moría en el camino se daba parte al ayuntamiento para que acudiese el médico, este emitía un certificado de defunción, el cual lo entregaban en el ayuntamiento para que pudieran enterrar al fallecido, por ello,  allí donde quiera que alguien moría, allí era enterrado.

Campamento de Gitanos
© Tony Gatlif  - Korkoro

            Cuando terminaban la venta en cualquier localidad regresaban a por sus papeles a la oficina del alcalde o a la policía rural. Las autoridades les devolvían sus papeles y unos certificados de buena conducta y de nuevo, el rodar de las ruedas de las carretas por los caminos.

En ocasiones la venta iba mal por lo que se ofrecían a algún propietario de tierras para que les diera trabajo, cuando esto sucedía, estacionaban sus carromatos a las afueras del pueblo, colocaban sus tiendas de campaña y trabajaban durante muchas horas, sábados y domingos los tenían libres. Permanecían durante mayo, junio, julio, agosto y a primeros de septiembre se marchaban.

Cielo nocturno, estrellas, cantes y comida alrededor del fuego, cuando caía la noche la familia trabajaba en un ambiente distendido, sin obligaciones, si uno no quería o no podía trabajar no lo hacía, pero la necesidad obligaba y había que fabricar algo que vender: peines, paraguas, ganchos; todo aquello por lo que se pudiera obtener algo de dinero con el que vivir y seguir adelante en el camino de la vida. Aquellos fueron buenos tiempos. Su hermano tenía una armónica y la tocaba cada noche, los demás lo acompañaban cantando, con palmas y bailes, a su padre le encantaba contar chistes y hacer reír a su familia.

La bailarina gitana
© A. Gelf

Con la llegada del invierno, en diciembre, alquilaban una casa en la que residían hasta el 15 o el 20 de marzo.

Dinu Mirică se casó y tuvo una hija.

            Esta es la vida que se nos fue en el Porrajmos, la vida Gitana que arrastró la ignominia nazi y la maldad de sus colaboradores.

En 1942, Dinu junto a su esposa e hija, así como a sus padres y a sus dos hermanos y a su hermana las autoridades rumanas de Antonescu los deportaron a Transnistria por ser Gitanos y por su estilo de vida nómada.  Dinu era el más joven y se hizo cargo de sus padres, se encargó de buscar alimentos y de cubrir sus necesidades básicas. Su padre le decía: "Hijo mío, lo que tenemos viene de Dios, y Dios nos ayudará. No pienses que si haces algo malo Dios no lo sabe. Él sabe cuando eres malo o bueno. Y es por eso por lo que conocemos y apreciamos a Dios”.
Mapa de Rumanía y la región de Transnistria al norte.
© Roma Sinti Genocide

Pronunciar el nombre de Transnistria para un sobreviviente evoca el hambre, el frío, la falta de ropa y de leña, la enfermedad, la suciedad, los piojos, la muerte, el infanticidio, las fosas comunes, los perros callejeros que se alimentan de restos humanos, ejecuciones sumarias, violaciones, el abandono de los niños, los ancianos, los casos de canibalismo (invocados por muchos sobrevivientes) la solidaridad ante la desesperación, el largo camino de regreso, la incomprensión, la soledad... Transnistria o Bug, “Ando Bugo” poseen el significado para estas personas de una tierra de muerte, de hambre, de frío, de dolor y de sufrimiento ante la pérdida.

En 1943 la esposa y la hija de Dinu murieron en Transnistria. Dinu Mirică sobrevivió al Porrajmos. De los 25.000 deportados Romaníes a Transnistria solamente 11.000 sobrevivieron, el resto sucumbió al hambre, la enfermedad y la brutalidad.

            Fuentes:
- Gypsy Deportation from Romania to Transnistria 1942-44. In the Shadow of the Swastika. Michelle Kelso, Hartfield 1999;
- Documente privind deportarea tiganilor in Romania, Viorel Achim, , Editura Enciclopedica, Bucuresti, 2004.
- Deportarea în Transnistria. Luminița Cioabă, Mărturii, Editura Neo Drom, 2006
- Tragedia romilor deportaţi în Transnistria, 1942-1945. Mărturii şi documente. Radu Ioanid, Michelle Kelso, Luminiţa Mihai Cioaba... Polirom, 2009.

jueves, 19 de mayo de 2016

Ekateryna Barieva

Ekateryna Barieva© USC Shoah Foundation 

Ekateryna Barieva (de nacimiento apellidada Osman) nació el 24 de abril de 1922 en Bol'shaia Lepetikha (Dnepropetrovsk) antigua Unión Soviética.

Su padre, Semen, tenía estudios elementales y trabajaba como mecánico en un taller local. Ekateryna tenía cuatro hermanos; su madre, Evdokiia, era ama de casa y estaba al cuidado de los chiquillos. Como consecuencia de las dificultades económicas familiares, Ekateryna no pudo seguir asistiendo a la escuela primaria tras finalizar el segundo curso.

Cuando en junio de 1941 la guerra llegó a la Unión Soviética, el padre de Ekateryna fue reclutado para luchar en primera línea del frente; el resto de la familia permaneció en territorio ocupado.

Con el propósito de evitar la deportación para realizar trabajos forzados en Alemania, Ekateryna se casó con Mykola Bariev; en 1943 la pareja tuvo un hijo. Durante la ocupación alemana de Velyka Lepetykha, a Ekateryna la forzaron a trabajar en la realización de una fortificación militar y en tareas agrícolas. Sobrevivió a la persecución contra la población Romaní ocultándose y haciéndose pasar por gadjo.

Tras la guerra, Ekateryna y su familia se trasladaron a Zaozernoe, en la región ucraniana de Kherson, donde trabajó en una granja colectiva y profesó la fe islámica.

Fuentes:

- Entrevista a Lidiia Egorova realizada por Boris Vishevnik y filmada por el cámara Andrei Neposedov en Zaozernoe,  Ucrania el 1 de noviembre de 1998. Notas Biográficas Universitá Cattolica del Sacro Cuore y USC Shoah Foundation.