viernes, 30 de marzo de 2018

Traian Grancea

Traian Grancea
© Adevarul Holding

Traian Grancea nació en 1905 en una familia Gitana cortorari que vivía a la manera nómada y cuyo oficio consistía en fabricar y reparar calderas, ollas, cazos y todo tipo de cacharros de cobre, de hierro y, en general, de cualquier tipo de metal.

De esta forma transcurrió su juventud y primera edad adulta, yendo por los pueblos de Rumanía ofreciendo la nobleza de su oficio milenario.

Gitanos trabajando los calderos
© Monitorul Expres

En 1941 Traian Grancea vivía en el condado de Viştea, Braşov. Era un hombre joven con toda su vida por delante, se había casado y conformado una familia de tres hijos pequeños. Traian, de su progenitor había heredado el arte de trabajar las calderas, además, se había convertido en uno de los líderes de la comunidad Gitana local.

Pero en aquel verano de 1941 el área comprendida entre los ríos Dniester y Bug, territorio que formaba parte de la Ucrania Soviética, fue ocupado por los ejércitos germano-rumanos. Tras un intercambio de cartas y negociaciones entre Adolf Hitler y el mariscal Ion Antonescu, se firmó el acuerdo germano-rumano en Tighina el 30 de agosto de 1941, mediante el cual esta zona fue confiada a la administración rumana. La administración civil rumana en Transnistria, encabezada por el gobernador Gheorghe Alexianu, se ocupó de la normalización del orden público, la vida social y la explotación económica de este territorio.

Mientras tanto, auspiciado por el Gobierno Central en mayo de 1942, la Gendarmería realizó un censo de los Gitanos para determinar quiénes de ellos serían deportados a Transnistria. De este modo, en 1942 más de 25.000 Gitanos de Rumania fueron conducidos a esta región, once mil de ellos nunca regresarían a casa.

Mapa de Transnistria 1941-1942
© USHMM

La historia de Traian cambió para siempre una noche de 1942, bien entrada la madrugada gritos de soldados despertaron a Traian y a su familia. Los obligaron a recoger sus tiendas y después, a que subieran a sus carromatos, era el comienzo de un largo camino sin retorno hasta Transnistria. El viaje duró tres o cuatro meses, unos iban a pie y otros en sus carromatos. Nada más llegar, los soldados les quitaron lo poco que les quedaba; sus caballos y sus viviendas rodantes, les prometieron que si les entregaban el oro y la plata heredada de sus antepasados los dejarían marchar, pero esta falsa promesa nunca sería cumplida.

Sobre la base de las investigaciones actuales, los Gitanos de Rumanía fueron ubicados en Transnistria en unos 31 pueblos pertenecientes a cuatro distritos: Ochakov, Berezovka , Golta y Balta. La mayoría de los Gitanos nómadas en el condado de Golta, y los Gitanos sedentarios estaban casi todos en el condado de Oceakov. Algunos Romaníess fueron alojados en hoyos excavados en el suelo, mientras que otros en casas. Por lo general, se recurrió a la evacuación de los residentes locales de los pueblos de Ucrania y muchos de los recién llegados eran situados en los hogares que los aldeanos habían tenido que abandonar. Algunos pueblos del Bug fueron desalojados por completo para este propósito. Por otro lado, la difícil situación de los Romaníes se debía a su concentración en grandes grupos. Las llamadas colonias temporales solían ser bastante numerosas, a veces involucrando a varios miles de personas. El condado de Ochakov, al principio reunió a casi 14000 Gitanos que ocuparon tres áreas en los municipios de Kovaliovka, Bolişaia-Karanika y barracones en Alexandrodar. Un grupo tan numeroso de personas creó una situación especial, ya que las autoridades locales no podían dar alojamiento, ni suministrar la comida, ni la ropa necesaria, ni dar trabajo a tan alto volumen de personas.

Niños Romaníes en Transnistria
© Vocea Romilor

Para Traian, su familia y el resto de Romaníes allí deportados la vida en Transnistria  se convirtió en un infierno; hambre, frío, enfermedades... Nada más llegar no los alojaron en ningún edificio, tuvieron que cavar un hoyo en la tierra, a orillas del Bug en el que resguardarse del frío. El invierno fue terrible. La gente rebuscaba comida donde podía. Una escena cotidiana era la de montones de personas muertas por todos lados, aquellos que morían donde encontraban la muerte eran enterrados. Las raciones de alimentos fijadas por el Gobierno no se respetaron. De acuerdo con las instrucciones oficiales, las autoridades deberían dar 200 gr. de harina de cebada o avena para los niños y 400 gr. para los adultos, sal y 150 gramos de patatas; pero… la realidad fue que durante semanas seguidas, no recibieron nada. Al mismo tiempo, no se les proporcionó madera para calentar alimentos o para calefacción, y solo a una pequeña parte de los deportados se les dio un trabajo. Los Romaníes se vieron privados de las cosas más elementales, incluidas las ollas para la preparación de la comida. 

Una familia Romaní en Transnistria
© Adevarul Holding

La ropa fue un tema especial, porque no se les permitió llevar equipaje ni otras pertenencias personales cuando partieron de sus hogares. La atención médica resultó inexistente y faltaban medicamentos. Al mismo tiempo, nadie se preocupaba de la higiene personal. La mayoría de los Gitanos no poseían ropa interior, vestían harapos, envueltos en paja, no tenían jabón para lavar la ropa... Los informes de las autoridades locales de Transnistria recogen que la situación de los Romaníes fue una de las más lamentables en comparación con la de otros grupos étnicos. Todos los días, de 5 a 10 personas Gitanas morían de hambre o enfermedad en cada una de las colonias. Además, semanalmente se informaba de que la mayoría de los enfermos de tifus exantemático eran Romaníes. Es por eso que el proceso de repatriación al país de los Gitanos estaba estrictamente prohibido, y los capturados eran enviados de vuelta de inmediato.

En marzo de 1944 el Ejército Rojo rompió el frente y los Romaníes de Transnistria comenzaron a dirigirse hacia el oeste tras las filas de soldados soviéticos. En aquel lugar, Traian había perdido a su padre, a su hermana, a su primera esposa y a sus tres hijos, su madre enfermó de cólera, en el camino de regreso, y también falleció. Al regresar del infierno, Traian Grancea se asentó en Porumbacu, un pueblo situado al borde de la montaña, cerca de Sibiu. Los ancianos del lugar afirman que fue el primer Gitano que se construyó una casa en 1981, un orgulloso edificio de varios pisos. Después de él, los demás abandonaron las tiendas y se construyeron sus casas de ladrillo.

Traian era un experto en la elaboración de calderas y en el trabajo del bronce, disfrutaba enseñando su oficio a los más jóvenes.

El señor Grancea tuvo dos hijos, Traian y Veta, vivió tanto tiempo que pudo ver a cuatro generaciones de Grancea: más de 60 nietos y biznietos.

El 22 de octubre de 2007, el presidente Traian Basescu condecoró a Grancea y otros dos sobrevivientes del Porrajmos, con la Orden Nacional del Servicio Leal, en el rango de caballero (ordinul national Serviciul Credincios, in grad de cavaler). Traian siempre dio testimonio de su sufrimiento y el de su pueblo durante la II Guerra Mundial participando en numerosos diversos actos y apareciendo en diversos documentales, de hecho fue uno de los protagonistas del filme titulado "Adevărul despre Holocaust" dirigido por Florin Cioabă y presentado en 2012 en el Festival Astra de cine.

Imposición de la Orden Nacional 
del Servicio Leal
© Ziare

La historia de Traian Grancea es una historia de exilio y dolor que diezmó a su familia y cambió su vida definitivamente. Traian Grancea murió en mayo de 2014 a los 108 años.

Fuentes:
- Artículo “Cel mai bătrân supravieţuitor al Holocaustului ţigănesc” de Ramona Găină aparecido en Adevarul. 23 de octubre de 2012.
- Entrevista al sobreviviente Romaní Traian Grancea, en Deportarea în Transnistria : mărturii  de Luminița Cioabă ; Fundația Social-Culturală a Romilor "Ion Cioabă". Páginas 11–12.
- Documente privind deportarea țiganilor în Transnistria, Viorel Achim . Editura Enciclopedică, București, 2004.
- Deportarea rromilor în Transnistria: de la Auschwitz la Bug, Vasile Ionescu, Editura Centrului rromilor pentru politici publice "Aven amentza", 2000.