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Frieda
Horvath, nacida Schröder, 1949.
© Familia Horvath / Imzeugenstand |
Frieda
Horvath, nacida Schröder, llegó a este mundo el 18 de julio de 1926 en Slupsk,
Alemania. Frieda creció en el seno de una familia Sinti al lado de sus padres
(Albert y Johanna Schröder) y sus cinco hermanos; Waldemar, Max Siegfried,
Heini y Willi, y tres hermanas, Erna, Herta y Lola, además, en su casa también
compartían espacio sus abuelos paternos.
Entre los primeros recuerdos de su infancia rememora que en
los veranos siempre emplazaban, cerca de donde vivía, una especie de feria, con
tiovivos y algunas atracciones más. Sus padres eran muy estrictos y no daban mucha
libertad a los chicos para andar por ahí solos. Frieda tenía dos hermanos más
pequeños de los que se ocupaba cuando salía del colegio. En vacaciones trabajaba
en el campo para ayudar a la familia y en invierno cuidaba de los animales que
poseían en la modesta casa con un trozo de tierra que su padre había construido
con mucho sudor y gran esfuerzo. La pequeña granja la constituían tres ovejas,
un cerdo, un caballo y algunos pollos y conejos. En la escuela a ninguno de los
compañeros se le ocurría meterse con ella por su origen Gitano, si alguno lo
hacía recibía su merecido porque nuestra protagonista poseía cierto carácter.
Frieda permaneció ocho años en la educación primaria. Cuando terminó su etapa
escolar realizó todo tipo de trabajos para participar en la economía familiar,
desde repartir periódicos hasta tareas agrícolas.
Un mal
día de 1943, unos policías comunicaron a los Schröder que debían presentarse en
la oficina del consejo local. Con ellos debían portar todos sus documentos de
identidad y llevar puesta ropa de abrigo. No sospechaban nada de por qué los
citaban, pero su padre intuía lo que iba a suceder, así que, anduvo listo y
antes de acudir a la oficina policial logró vender la casa de su sueños, la que
tanto trabajo le había costado levantar, a unos alemanes, porque en su fuero
interno sabía que nunca volverían: “Le
preguntamos: "Papá, ¿de dónde sacaste ese dinero? ¿Dónde está nuestra
casa? "Y luego, en prisión, lo explicó por primera vez: "Vendí la
casa porque nos van a llevar muy lejos ". Entonces comenzamos a llorar. Luego dijo: "Es bueno que hayamos
vendido la casa. Al menos habrá alguien que la cuide". En la oficina del consejo local les comunicaron
que los trasladaban a un sitio en el que les entregarían una parcela de tierra
en la que podrían cultivar y cuidar algunos animales.
Pero
los Schröder desconocían el lugar al que los llevaban. Aquella noche la pasaron
encerrados en una celda de una prisión. Por la mañana los condujeron hasta la
estación y los montaron en un tren que se dirigió a Danzig. En Danzig los
subieron a un vagón de carga de esos que normalmente se usaban para transportar
ganado. Había paja en el suelo y un cubo de agua y muchas familias en su
interior. Ese cubo hacía las veces de inodoro. Fue algo terrible. El convoy se
detuvo en muchas estaciones y algunos vagones eran desacoplados. Pero, ¿adónde se
dirigían?, continuaban sin saberlo.
Frieda
contaba 16 años cuando el 14 de marzo de 1943 el tren se detuvo en
Auschwitz-Birkenau, Polonia. Frieda, durante toda su vida, recordará con hondo
dolor el fatídico día de la llegada a aquel lugar… el miedo se apodera de ella,
bajan del tren… gritos… incertidumbre… la larga fila, unos detrás de otros… el
miedo a morir… le tatúan un número en uno de sus antebrazos, Z-3359… la
desesperación… el llanto de los niños… el pánico… su antebrazo hinchado… abandonada
a un fatal destino,… le cortan su largo pelo, desaparecen sus bonitas trenzas Sintizas… llanto…. el barracón de las
duchas… la obligan a desnudarse … la vergüenza de verse sin ropa delante de su
padre y de sus hermanos, con todo lo que ello conlleva para una mujer Gitana… gritos
y más llantos y siempre el miedo… intenta cubrirse el cuerpo con un trozo de
tela, algunos SS y otros prisioneros les gritan y los golpean con saña... terror… entran a la sala de duchas… terror… y
entonces el agua comienza a salir de las duchas… salen… les entregan ropas que
han pertenecido a otros prisioneros con un triángulo negro cosido (triángulo que los categoriza en el campo
como Gitanos) y una tira de tela con su nueva identidad en el campo su
número de prisionera, Z-3359… la llegada
a otro barracón… la obligan a pasar delante de unos médicos… una revisión… a los
enfermos los apartan del resto.
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Sector
BII con sus barracones de madera poco
tiempo después de haberse finalizado su
construcción
©
Foto SS. Auschwitz Birkenau State Museum Archives.
Original en Yad Vashem
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El
grupo y entre ellos la familia comienza a
recorrer a pie el camino que separa el campo principal de Auschwitz del de
Birkenau… es marzo y en este lugar son frecuentes las lluvias… el camino lleno de fango… los zapatos se
hunden irremisiblemente en el lodo y prácticamente no la dejan caminar…. Vallas
y personas por todos lados… Frieda y su familia ingresan en una sección del
campo… hay muchos Romanís… es el Zigeunerlager, en el sector BIIe de Birkenau…
barracón 8… ratas y ratones corriendo a sus anchas por el interior… por la
noche se arropan con mantas sucias, malolientes y repletas de pulgas y piojos… en
este sitio no hay lugar para la dignidad humana. No se puede describir tanta
miseria, tanto dolor… de noche se apretujan como pueden en las literas, seis
personas durmiendo arriba y otras seis abajo. Los hombres ocupan la parte
superior y las mujeres la inferior. A sus hermanos los asignan a las cocinas...
Tiempo después a Frieda también la enviarán allí. Tienen acceso a comida, a
cáscaras de patatas a restos de alimentos, desafiando con ello constantemente
la vigilancia de los kapos y de los SS porque el hambre puede más que el miedo…
Cada mañana, les dan un trozo de pan y un té de color azulado, que sabe a
rayos… Y después, al kommando de trabajo en las cocinas hasta el mediodía… Su
misión preparar una especie de sopa hirviendo a base de mucha agua, unas pocas remolachas,
patatas y zanahorias sin pelar, todo mezclado en una olla. Tras comer vuelta a
su lugar de trabajo hasta la caída de la tarde.
Su
hermana Erna en el momento del arresto estaba embarazada de ocho meses, cumple
dentro de un mes. Pero, Erna, al poco de ingresar en Birkenau comienza a sufrir
un episodio de tifus y los SS se la llevan a uno de los barracones del sector
BIIe en el que existe un “laboratorio”
en el que ingresan a las mujeres que van a dar a luz, allí le practican una
cesárea. Terriblemente, su hermana nunca verá a su recién nacido. La pobre no
para de gritar: “¿Dónde está mi bebe?” “¿Dónde está mi bebe?”… Tras el
alumbramiento, los SS se lo han llevado y lo han asesinado. Cada día se
convierte en una lucha por sobrevivir. Cada noche en una pesadilla temiendo no
despertar.
En
julio de 1944 muchas niñas y mujeres jóvenes que aún se mantienen aptas para el
trabajo y cuentan con una salud más o menos decente las transfieren en un
transporte al campo de Ravensbrück. Nada más llegar, a ella y a sus hermanas,
las bañan con yodo como modo de desinfección. Su hermana Lola, llega herida en
un pie y por eso la obligan a permanecer en el campo principal, mientras que
Frieda, Erna y Herta, al cabo de una semana, las trasladan al campo de Graslitz.
Este campo comienza a funcionar el 7 de agosto de 1944, el grueso de las
prisioneras está conformado por alemanas, niñas polacas y mujeres checas; así
como numerosas jóvenes Gitanas y un grupo numeroso de mujeres judías del
Aussenlager Rochlitz. En Graslitz, Frieda, realiza trabajo esclavo en una fábrica
de municiones perforando piezas metálicas; ésta forma parte de una instalación
perteneciente a la compañía aérea Hakenfelde GmbH (LBV), una filial del grupo
Siemens. Se ubica en una planta de producción de una antigua fábrica textil en
desuso. En uno de los pisos superiores de la planta de la fábrica se aloja a
las prisioneras. El grupo de vigilancia
del campo se halla conformado por 10 hombres de las SS, y hasta 19 guardias.
Muchas prisioneras describen la actitud del Kommandofuhrer Richter hacia las
presas como correcta. Su sucesor Dziobaka y los Oberaufseherinnen Elfriede
Tribus y Helene Schmidt actúan con mayor brutalidad. En una ocasión, un SS, castiga
a Frieda a permanecer sumergida hasta el vientre dentro de un barril de agua
fría desde el amanecer hasta el mediodía. Las piernas se le duermen con el
frío, ella las masajea constantemente para intentar que la sangre de nuevo corra
por sus venas. Cuando la sacan del tonel, sus hermanas la abrigan con mantas,
sus miembros inferiores se encuentran prácticamente congelados. En Graslitz,
Frieda está bajo las órdenes de un capataz alemán que siempre la ayuda y trata
a las prisioneras correctamente. Es un buen hombre que cuando puede le da a
Frieda un trozo de pan con mantequilla.
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Fachada
exterior del antiguo Campo
de concentración de Graslitz.
© Gedenkstaette-Flossenbürg
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El 15
de abril de 1945 los SS evacuan el campo de Graslitz. Obligan a las mujeres a
caminar en una marcha de la muerte con dirección a Marienbad (Mariánské Lázně).
A varias presas las fusilan en el camino. Por fin, las tropas estadounidenses
las liberan a finales de abril de 1945.
Para
Frieda el momento más terrible llega cuando descubre el destino de su gente. Su
padre había fallecido de tifus durante el calvario nazi a mediados de 1944 tras
haber sido internado en el Krankenbaracke, cuando Frieda aún se hallaba tras
las vallas del campo de familias gitanas en Birkenau. Uno de los prisioneros más
antiguos de aquel barracón le dijo a Frieda que los médicos le habían puesto a
su padre una inyección y que después de esta su padre falleció, tras esto vinieron
con un carro, cargaron a los muertos y se los llevaron para quemarlos. A su
madre y su hermana pequeña, Heini, las asesinaron en las cámaras de gas tiempo
después de que Frieda fuese trasladada de Birkenau a Ravensbrück. Frieda, nunca
pudo olvidar a lo largo de toda su vida aquel último beso de su madre, ni las
lágrimas en los ojos de su hermana cuando partió del Zigeunerlager.
Tras
la guerra, en 1949, se casó con Johann Horvath, un Romá que había estado
también prisionero en un campo de concentración, juntos tuvieron cinco hijos;
Johann, Franz, Hermine. Martin y Renaldo y ha disfrutado del cariño de veinte
nietos. Durante décadas la obligaron a mudarse de un campo de refugiados a otro
hasta que finalmente en 1971 consiguió establecerse en un apartamento en Linz
an der Donau. Su marido falleció en 1991 y su hijo Franz en 2007.
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Frieda Horvath, 2009
© Imzeugenstand
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Su
familia y la cocina fueron sus dos grandes pasiones, a Frieda le encantaba
verse rodeada de los suyos y prepararles una buena comida.
Frieda
Horvath falleció el 20 de marzo de 2016.
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Frieda
Horvath dando
su testimonio.
© Ravensbrück memorial
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Fuentes:
- Taking the Stand: We Have
More to Say, de Bernhard Rammerstorfer. Xlibris Corporation. Páginas 167- 195.
- Leben und überleben: Frauen
erzählen vom 20. Jahrhundert. Elisabeth Welzig Böhlau, 2006.
- Entrevista a Frieda
Horvath por Helga Amesberger y cámara de Tina Leisch en 2013 para IKF und
VideoArchiv Ravensbrück.
- Frauen im
KZ: Möglichkeiten und Grenzen der historischen Forschung am Beispiel des
KZ Flossenbürg und seiner Aussenlager. Lorbeer, 2010.
- Flossenbürg: das
Konzentrationslager Flossenbürg und seine Außenlager. Wolfgang Benz. C.H.Beck,
2007
- Memorial Book: The Gypsies
at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New
York. 1993. Volumen I. Páginas 242-243.
- Der Ort des
Terrors: Geschichte der nationalsozialistischen Konzentrationslager,
Volumen 4. Wolfgang Benz, Barbara Distel, Angelika Königseder
C.H.Beck, 2006. Páginas 123-125.
- Sinti und Roma im KZ Flossenbürg und in seinen Aussenlagern Wolkenburg
und Zwodau.Norbert Aas Bumerang, 2001.