lunes, 30 de diciembre de 2019

Zilli Schmidt nacida Cäcilie Reichmann

Zilli Schmidt nacida 
Cäcilie Reichmann
© ABB.A.D.BESPR.BAND 

Zilli Schmidt de nacimiento Cäcilie Reichmann vino al mundo el 10 de julio de 1924 en Hinternah, Turingia, Alemania, en el seno de una familia Gitana Lalleri. Sus padres, Berta y Anton Reichmann, y sus cinco hijos se dedicaban a viajar con su cine itinerante por las aldeas y los pueblos entre Dresde, Jena y Praga. Con el esfuerzo de todos llevaban su cine ambulante por localidades del sur de Alemania, colgando la gran tela de sábana que hacía de pantalla en las tabernas y lugares habilitados al efecto y, después, luces apagadas y la magia de las imágenes en movimiento. Los Reichmann conformaban una familia feliz, la vida rodaba al compás de las grandes ruedas de sus carromatos yendo de un sitio a otro en los meses de primavera, verano y otoño, mientras que en invierno permanecían estacionados. El negocio no les iba nada mal, además del cine comerciaban con instrumentos musicales y vendían artículos de mercería y artesanías

Zilli Reichmann, recuerda con cariño aquel tiempo de su tierna infancia, aunque, relata como otros niños, en ocasiones, a ella y a su hermano pequeño Stefan los insultaban, gritándoles “Zigeuner, Zigeuner!”. Zilli siempre supo defenderse y con su estuche, o con aquello que pillara a mano golpeaba a los que los ofendían, hasta que ponían pies en polvorosa y huían.

Todo se complicó con la llegada de los nazis al poder en Alemania en 1933. A pesar de ello, durante los primeros años la familia continuó con su estilo de vida nómada y con su negocio cinematográfico. Sus padres confiaron que no les pasaría nada. "Mi padre siempre creyó que Hitler solo detendría a los criminales. Y como no habíamos hecho nada, a nosotros no nos pasaría nada, pero, llegó nuestro turno y no éramos criminales”. Gradualmente la presión sobre la población Romaní iba en aumento, los encuentros con la policía criminal eran cada vez más frecuentes y la visita de los investigadores raciales les hizo ver que tenían que huir de Alemania. El lugar elegido fue Eger, en la República Checa.

En 1940 Zilli dio a luz a una preciosa niña, Gretel. El nacimiento resultó difícil; tanto para el bebé como para la madre, por entonces menor de 16 años.  Zilli nunca quiso decir a su familia el nombre del padre, ella recuerda a Gretel, con el amor que sólo siente una madre hacia su hija, como una niña preciosa con el pelo rubio y rizado.

En 1942 tras un breve primer arresto que sufrió su padre tomaron la decisión de huir a Francia, dos de sus primos vivían escondidos en Estrasburgo con documentación falsa. La familia de Zilli emprendió el camino y pasados unos días llegaron con su caravana a Metz. La muchacha con la valentía que le caracterizará toda su vida se ofreció para ir a Estrasburgo y traer a sus primos hasta Metz, su padre pensó que de este modo sería más seguro que si los dos viniesen solos. Pero, la policía criminal detuvo a los tres jóvenes cuando Zilli compraba los billetes de tren en la estación de Estrasburgo, sus primos llevaban algún tiempo siendo buscados por la policía. En la ficha policial de la detención de Zilli se recoge "Delito penal: gitana". La encarcelaron, Zilli, gritaba y lloraba sin parar, nunca antes se había separado de su familia, ellos lo eran todo. En la prisión, la muchacha tuvo que hacer todo tipo de tareas; por ejemplo, remendar uniformes de soldados, por lo que de esta forma al principio se ahorró realizar trabajos más duros. En ese sitio nunca había suficiente comida. "Lloré a menudo de hambre". Pero esto no era nada comparado con lo que aún estaba por llegar.

Ficha policial de la detención de Zilli
en Estrasburgo el 8 de junio de 1942.

© ABB.A.D.BESPR.BAND


Pasado un tiempo la trasladaron a Karlsruhe, y luego a Pankrác (Prisión en Praga) y de Pankrác al Campo de Concentración para Gitanos de Lety en Bohemia. Mientras tanto, sus padres se habían hecho cargo de la pequeña Gretel. La vida en aquel campo fue dura, una mañana mientras hacía trabajos forzados en un bosque la joven se escapó. La muchacha para sobrevivir tuvo que ingeniárselas y hacer de todo, pedía comida, dormía al raso... una dramática odisea. La muchacha de 18 años, finalmente, fue descubierta en una redada policial y nuevamente internada en Lety.

Prisión de Pankrac en Praga.
© Frank Falla Archive


         El 11 de marzo de 1943 llegó como deportada en un tren conformado por vagones para transporte de ganado al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia, donde Bogdan, un prisionero le tatuó en su antebrazo el número de prisionera Z-1959. Zilli Reichmann fue la primera de su familia en llegar a Auschwitz

Los vagones de ferrocarril alimentaban diariamente la voracidad infinita y exterminadora de aquel infernal sitio,  miles de Romanís serían deportados a Auschwitz en los meses siguientes. También sus padres, Gretel, su hija de cuatro años, su hermana con sus siete hijos y dos de sus hermanos llegaron medio año después, pero, al menos, la familia estaba junta nuevamente. A su hermana, los nazis, la habían obligado a dejar a su bebé en el hospital de Eger, solamente, tenía unas semanas, y cuando la pequeña se repuso también la enviaron a Auschwitz. Pero, por desgracia, no sobrevivió mucho tiempo, se trataba de una niña muy pequeña, tan solo una niñita, y en aquel maldito lugar no existía hueco a la esperanza y finalmente murió en Auschwitz. Nadie en Eger quiso quedarse con la niña, nadie, sabían que su destino era Auschwitz, mas nadie se compadeció de la soledad y desnudez de aquella criatura, nadie abrazó a aquella niña Gitana y varias semanas después ya no estaba en este mundo.

Foto tomada en 1945 por soldados del Ejército Rojo tras la
liberación de Auschwitz-Birkenau. Sector BII visto desde la
torre sobre la puerta principal.
© APNA B


En el campo Zilli se hizo cargo de toda su familia, ella poseía la experiencia que le otorgaba el tiempo que llevaba ya internada en Birkenau, era una mujer joven y muy valiente. Cuando volvieron a reencontrarse en Auschwitz-Birkenau, su madre le comentó que en su odisea por las cárceles, Gretel, su preciosa hijita  siempre había llamado la atención de los policías: "Mi madre me dijo que a veces sacaban a Gretel de la celda para cantar canciones infantiles con ellos".

Uno de sus hermanos había estado combatiendo como soldado de la Wehrmacht en el Frente Oriental, pero por su origen Gitano lo excluyeron del ejército alemán y lo condujeron a Auschwitz-Birkenau, lugar al que llegó vistiendo su uniforme militar.  En el campo lo internaron en otro sector del campo, la enfermería, allí procedieron a esterilizarlo, ese fue el “privilegio” que le habían concedido por haber arriesgado su vida por Alemania en la guerra. Así que fue Zilli quien asumió la responsabilidad de cuidar de sus padres y demás familia, robaba comida de donde podía, patatas del almacén cercano a las cocinas, ropa del barracón en el que se almacenaba, su madre tenía miedo de que algún día la pillaran robando, "¡Si te descubren, te matarán!" - "Pero mamá", responde la hija. "Los niños tienen hambre". Corría enorme peligro, un día los guardias le dispararon. "La bala pasó junto a mi oreja” Y, efectivamente, llegó el fatídico día en que la pillaron robando. La condujeron a una celda de castigo, un lugar estrecho, sin sitio para sentarse o agacharse, totalmente oscuro, sin ventanas, en el que únicamente se podía permanecer de pie, allí estuvo tres largas jornadas, pero sobrevivió a eso y cuando salió volvió a robar comida para alimentar a su familia. En Birkenau sin ayuda resultaba imposible sobrevivir. Poco después de su llegada a Auschwitz había trabado amistad con el Kapo; Hermann Diamanski, un comunista que había luchado en la Guerra Civil Española y que estaba prisionero en el "Campo Gitano", lo apodaban el "Barón Gitano". Éste se convirtió en el protector de la familia Reichmann, a veces proporcionándoles alimentos, otras, protección. "Era un buen hombre que cuidó de nosotros". En el sector BIIe, Zilli y Gretel estaban juntas de nuevo. Fue un tiempo corto aunque, a la vez, el más intenso que vivió junto a su pequeña. ¿Entendía la mente infantil de Gretel lo que sucedía a su alrededor? Zilli asegura que sí. Su hija veía la columna de humo que permanentemente salía de los crematorios, olía el intenso hedor a carne quemada. Zilli le comentó que aquello eran hornos en los que se horneaba el pan. "Pero ella no me creyó. "No mamá”, dijo la cría “allí queman a la gente".

En el campo, a menudo, coincidían con el doctor Mengele, muchas mañanas se acercaba hasta donde estaban Zilli y su hija y siempre les decía: "¡Esta niña no es gitana!" y Zilli le respondía: "Doctor Mengele, soy gitana y mi hija también es gitana".

El 2 de agosto de 1944, Zilli fue transferida al campo de concentración de Ravensbrück. Durante toda aquella jornada el convoy con aquellos prisioneros Gitanos que iban a ser transportados permaneció en la rampa de Birkenau, desde el vagón Zilli podía ver el Campo Gitano, veía a su hermana, aunque estaba muy lejos, no la veía con claridad, pero allí estaba ella. Aquella tarde el tren partió y en Birkenau quedó casi toda su familia. Su hija de cuatro años, Gretel, sus padres, su hermana con sus siete hijos y muchos otros familiares murieron gaseados en la Zigeunernacht aquella trágica noche del 2 al 3 de agosto de 1944 en la que los nazis liquidaron el “Campo de Familias Gitanas”. Solo Zilli y dos de sus hermanos sobrevivieron.

En Ravensbrück una amiga polaca recién llegada de Auschwitz le informó de la muerte de su familia. Zilli se desmoronó. "Imploré a Jesús, ¿por qué al menos no me dejaste a mi hijita? ¡Nunca más me des más hijos! ".  ¿Cómo continuar viviendo después de perderlo todo? Zilli  tiene respuesta: "Nunca pensé en rendirme se lo debía a mis padres, a mi hermana, a mis sobrinos y sobrinas y a mi querida Gretel”. La internaron en el subcampo Wittenberg Elbe, donde la obligaron a poner ruedas, construir aviones... Junto a su prima, Zilli huyó de Ravensbrück y juntas se dirigieron a Berlín a buscar a uno de sus tíos, en la capital obtuvo documentos falsos con los que pudo moverse libremente hasta el final de la guerra, que le llegó en un pequeño pueblo cercano a Viena.

         La guerra finalizó y además de ella, sus hermanos, Otto y Stefan, sobrevivieron al Porrajmos. Luego trabajó con su prima en una bodega cerca de Viena. Y por las tardes siempre se sentaban en un banco y lloraban por los que se quedaron en Auschwitz, pero nunca hablaban de los padecimientos de la guerra. Poco después, Zilli conoció a un joven músico, Anton, "Toni", él, también era sobreviviente del Porrajmos y desde ese momento: "¡Ya no se movió de mi lado!". Viajaban con su grupo musical por pueblos y ciudades alemanas antes de establecerse definitivamente  en Mannheim, donde vivieron juntos hasta la muerte de Toni en 1989. La vida de la pareja fue un tiempo lleno de felicidad y eso que Zilli no volvió a tener más hijos: "Jesús me escuchó y no me dio más hijos”. Pero ella no se quedó sola, tiene una familia. Su esposo había tenido un hijo con su primera esposa, éste ha vivido cerca de Mannheim con sus cinco hijos y para Zilli: “Ellos, son mis nietos, Cerca también está la tumba donde yace enterrado mi esposo y cuando llegue el momento también me buscarán allí".

        Los años de la posguerra estuvieron marcados por la discriminación y las extenuantes luchas por el reconocimiento y la indemnización como víctimas de los nazis.

         Zilli Reichmann rara vez habló públicamente sobre su vida, hasta que en 1988, Zilli informó por primera vez públicamente de sus recuerdos de Auschwitz-Birkenau en el juicio contra el ex SS Rottenführer Ernst-August König.

         El 2 de agosto de 2018 con 94 años de edad fue la invitada de honor en el acto de conmemoración con motivo de la "Liquidación del llamado Campo Gitano de Auschwitz-Birkenau" celebrado en el Memorial de la Víctimas Romanís en Berlín, allí Zilli pronunció un emotivo discurso narrando su experiencia en el Porrajmos.

Discurso de Zilli Schmidt el 2 de agosto de 2018 en Berlín.
© Marko Priske
     
         El escritor Heiko Haumann escribió un libro donde se recoge la vida de Zilli Schmidt.

© S. Fischer Verlag

         Desde aquí, desde la modestia de este humilde blog, gracias señora Zilli por sobrevivir.

Fuentes:
-Die Akte Zilli Reichmann: Zur Geschichte der Sinti im 20. Jahrhundert de Heiko Haumann. S. Fischer Verlag. 2016.
- Biografía de Zilli Schmidt escrita por Karola Fings y revisión de Esther Sattig. Das Zigeunerlager Ravensburg Ummenwinkel. Die Verfolgung der oberschwäbischen Sinti. Berlin  2016.
- Discurso de Zilli Schmidt con motivo del evento conmemorativo del Día del Memorial del Holocausto de Romaní el 2 de agosto de 2018.
- Artículo periodístico “Völkermord an Sinti und Roma Zilli, die Kämpferin” escriot por Tanja Brandes el 8 de abril de 2019 en el Berliner Zeitung.
- Artículo periodístico “Wer ahnte, dass wir drankommen?” escrito por Hannah Bethke el 25 de abril de 2019 en el Frankfurter Allgemeine.