Karoline Schott.
© Der Verband Deutscher Sinti und Roma,
Landesverband Rheinland-Pfalz |
Karoline Schott, nacida Steinbach, es una de las pocas personas
que sobrevivieron a los campos de exterminio y de concentración de Auschwitz,
Ravensbrück y Buchenwald.
Karoline nació en 1922 en Gau Köngernheim bei Alzey, creció en el
seno de una familia numerosa Romaní compuesta además de Karoline (la hija
mayor), por sus padres y sus ocho hermanos. Su infancia transcurrió en la
ciudad de Worms.
A la edad de 16 años, consiguió un trabajo en el vivero de la
ciudad, lugar donde trabajaba su padre.
A partir de mayo de 1940 comenzó la primera ola de deportaciones
de familias Romaníes desde Alemania con destino a la Polonia ocupada por los
nazis, éste se puede considerar como el primer episodio de lo que
posteriormente serían las grandes olas de deportaciones de Romaníes y Judios.
La familia de Karoline Schott se libró de ser deportada en mayo de 1940.
Documento de identidad de Karoline Schott durante la época nazi.
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Un mes más tarde, en junio
de 1940, Karoline y su familia fueron expulsados de su hogar, la policía de
Frankfurt los condujo hasta el campo de confinamiento de Gitanos situado en la
“Dieselstrasse”, este campo llevaba en funcionamiento desde agosto de 1937. El
18 de agosto de 1937, el Consejo de Salud Pública de Frankfurt con la ayuda de
la policía envió a 55 Sinti y Romá al campo de Dieselstrasse. Fueron los
primeros Romaníes que habitaron el campo, desde ese momento las autoridades de
la ciudad de Frankfurt am Main empezaron a llevar por la fuerza, no sólo a
personas que vivían de forma itinerante en sus caravanas, sino también a
aquellos, que como la familia de Karoline, vivían en sus apartamentos. La
situación en el campo era dramática. Todos los internados allí disponían de un
único edificio, mientras que el supervisor del campo, Johannes Himmelheber
tenía a su disposición una gran casa en el campo. En cuanto al alojamiento de
los que allí estaban, los nazis consideraron que el único tipo de residencia
"adecuado para los gitanos" era una caravana. Sin embargo,
se daba la circunstancia de que muchas de las familias no poseían una caravana
por el hecho de haber vivido largo tiempo en pisos. Para estas personas, la
ciudad compró furgonetas de las utilizadas para transporte de muebles y las
convirtió en caravanas. A veces hasta tres familias vivían en el interior de
estas furgonetas, que tenían seis metros de largo por dos metros de ancho y que
no disponían de instalaciones de agua, iluminación o inodoro. Aquellas familias
que no tenían ninguna caravana de su propiedad estaban obligadas a pagar el
alquiler de las caravanas municipales, que en 1941-1942 llegó a 10-20 marcos
alemanes al mes. El número de prisioneros del campo de Dieselstrasse aumentó de
manera constante. En 1941 había 160 Romaníes. Los internados tenían que
trabajar para la empresa “Matra-Werke”.
En el año 1942 se abrió un nuevo campo para internamiento de
Romaníes en Frankfurt, situado en la "Kruppstrasse" y que vino a
sustituir al anterior. Todos los Romaníes que se hallaban internados en el de
la “Dieselstrasse” fueron conducidos a este nuevo campo.
Las condiciones de vida en estos campos fueron muy malas,
caracterizándose por una mala alimentación y escasa atención médica, lo que
provocó que muchos de los allí internados enfermaran. Cada día la vida de las
personas que allí se hallaban venía determinado por unas regulaciones
restrictivas, por un supervisor del campo que se empleaba con extrema
brutalidad, y por el trabajo forzado en las fábricas de Frankfurt. Sólo
resultaba posible salir del campo para ir a trabajar, asistir a la escuela, o
simplemente para comprar alimentos y similares. Cualquier persona que no
estuviese de regreso a las 20 horas de octubre a marzo, o 21 horas en verano,
se debía atener a los consecuentes castigos. El supervisor del campo empleaba
para el control de los internados el maltrato de forma verbal y físico, y constantemente
los amenazaba con que los enviaría a los campos de concentración.
Los adultos, así como lo niños, estaban también obligados a
realizar trabajos forzados. La familia de Karoline y los internados en estos
campos de confinamiento se encontraban en una situación desesperada y
constantemente expuestos a la arbitrariedad y la violencia de los guardias. Se
les asignó para vivir una desvencijada caravana, ruinosa y con goteras, sin
cama, ni mesa ni tan siquiera una silla. Vivían con el temor constante de que
separaran a la familia y fuesen enviados a un campo de concentración en el
Este.
El 25 de agosto de 1942, nació en Frankfurt el hijo de Karoline y
Karl-Heinz Mebach, el pequeño Karl-Heinz. En marzo de 1943, el convoy estaba
listo para partir, aquel que debería deportar a Karoline Schott y su hijo
Karl-Heinz. La madre de Karoline Schott trató de salvar a Karl-Heinz,
ocultándolo, para pasar desapercibida ante los guardias del campo le dio a su
hija una almohada envuelta en una manta, para que pareciera que llevaba al niño
en sus brazos. Los guardias descubrieron al niño escondido en manos de los
abuelos, Karoline fue obligada a llevarse a su hijo. Su marido también fue
incluido finalmente en la deportación. Los montaron en camiones y los
condujeron hasta la estación donde los subieron a los vagones del tren que los
conducirían hasta Auschwitz-Birkenau.
Una vez llegados a Auschwitz-Birkenau el 13 de marzo de 1943
a Karoline le fue asignado el
número de prisionera Z-2975,
a su hijo Karl-Heinz el Z-2654.
Juntos fueron conducidos al Zigeunerlager de Birkenau. Poco a poco la salud de
Karoline y su familia se fue deteriorando muchísimo, las causas hay que
buscarlas en el hacinamiento existente en el interior de los barracones, las
catastróficas condiciones de vida, la deficiente atención médica, hasta el
extremo de ser constantes las epidemias de tifus y de noma, el duro esfuerzo de
cada jornada de trabajo y el constante maltrato de los guardias. Su marido,
Karl-Heinz Mebach, y el niño sucumbieron a la barbarie y murieron ese mismo
año.
Pero aquí no acabó el sufrimiento de Karoline Schott, mientras
estuvo prisionera en Auschwitz- Birkenau tuvo también que padecer los terribles
experimentos médicos que el médico de las SS Josef Mengele “El Ángel de la
Muerte” realizó sobre muchos de los prisioneros que se encontraban en el Campo
para Familias Gitanas. A Karoline le inyectaron en su cuerpo los bacilos del
tifus exantemático. La enfermedad le provocó entrar en coma, estado en el que
se mantuvo durante semanas. Durante este tiempo ella dio a luz a una hija. Le
quitaron a su hija nada más nacer. Nunca supo su destino.
El hermano de Karoline, Jakob tampoco tuvo suerte en diciembre de
1943 fue deportado a Auschwitz-Birkenau. Desde Auschwitz, fue trasladado a
Bergen-Belsen, donde murió asesinado.
Karoline Schott llevaba un año viviendo en "el infierno de
Auschwitz", y fue, en mayo de 1944, cuando fue trasladada y comenzó el
periplo de Karoline por los campos de concentración de Ravensbrück, Buchenwald
y finalmente Altenburg, lugar éste último donde llevó a cabo trabajo forzado en
las fábricas de armamento. Fueron momentos muy duros, perdió todo contacto con
su familia y Karoline dudaba si podría reunir la fuerza necesaria para
sobrevivir. Sabía que la guerra llegaba a su fin pero sus fuerzas escaseaban.
En abril de 1945 el campo de Altenburg fue liberado. Karoline sobrevivió al
Porrajmos.
En los años cincuenta, Karoline solicitó una indemnización por
haber sufrido las políticas raciales de los nazis. Quince años después de la
persecución, la Sra. Schott recibió la respuesta a la percepción de la
compensación; por desgracia la respuesta fue taxativa en contra de su
concesión. Al dolor de Karoline por el sufrimiento padecido durante los años de
persecución ahora se añadía un nuevo revés, el silencio y el abandono por parte
de las autoridades de su país. Veinte años después del final de la guerra por
fin le reconocieron su detención en el campo de confinamiento de Frankfurt.
El 18 de mayo de
2009, cuando Karoline contaba 87 años de edad recibió, junto a otras víctimas
de la barbarie nazi, un merecido homenaje en el Ayuntamiento de Worms.
El alcalde de Worms Michael Kissel en conversación
con la sobreviviente Karoline Schot de 87 años durante el acto homenaje de mayo de 2009.
© www.worms.de
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Fuentes:
- 20 Jahre für Bürgerrechte - Der
Verband Deutscher Sinti und Roma, Landesverband Rheinland-Pfalz. Jacques
Delfeld (Hrsg.) 1997. Páginas 76-79.
- Memorial Book: The Gypsies at
Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993.Volumen I. Páginas 216-217.
- Memorial Book: The Gypsies at
Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993.Volumen II. Páginas 886-887.
- http://www.foerdervereinroma.de
- The Nazi racist treatment of Sinti and
Roma. Ausstellung Projekte Roma-Sinti 2009.