lunes, 29 de diciembre de 2014

Alfons Daweli Reinhardt



Alfons Daweli Reinhardt
© Familia Reinhardt

El 18 de julio 1932 Alfons "Daweli" Reinhardt vino al mundo en Wiesbaden (Alemania).

Daweli fue el quinto hijo de Karl y Ottilie Reinhardt (nacida Steinbach)

Su padre se dedicaba a la música y a tejer cestos. Su madre realizaba trabajos de mercería.


La familia llevaba una vida nómada viajando de una localidad a otra ganándose la vida. A finales de 1932 los Reinhardt se trasladaron a Koblenz y se instalaron en  la fortaleza de “Feste Franz”. Allí vivían otras familias Romaníes. Los cuatro hermanos pequeños de Alfons nacieron en ese lugar.


Familia de Karl Reinhardt.

© Familia Reinhardt


En 1938, dentro de las políticas que hacia los Romaníes llevaban a cabo por ese tiempo tanto las jerarquías nazis como las autoridades municipales, los expulsaron de Koblenz junto con otras 120 personas con destino a Alemania Central. Pero… poco tiempo después los enviaron de regreso a Koblenz donde los ubicaron en el Hogar para desamparados, más tarde se les confinó en la antigua prisión militar de la Fischelstrasse 32b y posteriormente los liberaron y regresaron a vivir a la fortaleza “Feste Franz”. Daweli entre 1939 y 1943 acudió al colegio.


Feste Kaiser Franz en Koblenz.
© Holger Weinandt


Toda la familia fue examinada "racialmente" por el Instituto de Higiene Racial, con el objeto de controlar a todos los Romaníes del Reich y recoger historiales familiares exhaustivos para distinguir a los Gitanos “puros” de aquellos de “sangre mezclada” y extraer, de esta forma, a los asimilados del núcleo de la población. Considerando que cualquiera que tuviese sangre contaminada representaba un peligro para la comunidad aria. La familia Reinhardt quedó categorizada dentro del grupo de "Gitanos Mestizos".


Su padre y su hermano mayor Bernhard ("Lullo") fueron reclutados por el ejército alemán. Bernhard luchó valientemente en la campaña de África. Su progenitor permaneció acuartelado en Koblenz y alcanzó el rango de Oberfeldwebel. En el ejército compaginó su profesión de músico junto a sus deberes regulares de soldado, actuando con una banda en pequeños festivales. Karl fue expulsado del ejército en 1942 debido a su origen Romaní. En diciembre de 1942, tras ser expulsado de la Wehrmacht, Lullo fue internado en el Campo de Concentración de Dachau.


Extracto del Allgemeine Heeresmitteilungen con fecha 21 de febrero de 1941
donde se publica el decreto de expulsión de los Romaníes de la Wehrmacht.

© Dokumentations und Kulturzentrum deutscher Sinti und Roma


El 10 de marzo de 1943 la familia Reinhardt y otros 149 Romaníes de Koblenz y sus alrededores fueron deportados al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia. Llegan a aquel lugar el 13 de marzo de 1943. Alfons Daweli Reinhardt contaba diez años de edad. “Nunca olvidaré, aunque tan sólo tenía diez años de edad. Quién no ha experimentado aquello, no puede imaginarse o imaginar con la mejor intención lo que estoy describiendo ahora, hasta aquel momento vivía bien protegido, como cualquier niño, por mi  familia, iba a la escuela al tercer o cuarto curso. Ese año era el de mi primera comunión..." Alfons quedó registrado como el prisionero Z-2252.

La familia Reinhardt quedó internada en el sector BIIe de Birkenau en el conocido como Campo de Familias Gitanas. La vida allí resultaba dramática y prácticamente un imposible. El hacinamiento, las condiciones climáticas, el hambre, el trato inhumano de sus guardianes, las enfermedades convertían cada día en una dantesca lucha por la supervivencia.

En mayo de 1944, los SS del campo de Auschwitz-Birkenau intentaron la eliminación del Zigeuner Familienlager, con el objeto de asesinar a los 6000 Romaníes que allí se hallaban internados. Pero la valentía de los Gitanos provocó que este intento de liquidación de la sección del campo BIIe fracasara. Los Romaníes se armaron con lo que pudieron, usando para ello palos, piedras, rudimentarios cuchillos y cualquier cosa que se pudiera arrojar contra los soldados SS. Los historiadores y sus libros de Historia han olvidado este episodio de valentía de un grupo de hombres, mujeres y niños que se negaron a aceptar el destino que los nazis les habían preparado y prácticamente nadie cuenta o detalla aquella tarde del 16 de mayo de 1944 en Birkenau.

En julio de 1944 muchos de estos Romaníes fueron trasladados junto a otros prisioneros categorizados como “aptos para el trabajo” a otros campos en el corazón del Reich. En Auschwitz, Daweli perdió a su hermano pequeño Jakob, a su tío Deus, la esposa y los diez hijos de este último.

Daweli contaba doce años de edad cuando, junto a su familia, fue transferido al campo de concentración de Ravensbrück. En este lugar su padre, sus dos hermanos mayores y él mismo quedaron internados en el campo de los hombres, su madre con los demás hermanos fueron recluidos en el campo de concentración de mujeres de Ravensbrück.

A su padre y a uno de sus hermanos los reclutaron a la fuerza para el ejército. Su madre y otros hermanos los trasladaron en otro “transporte" primero al campo de concentración de Mauthausen y posteriormente al de Bergen-Belsen.

De nuevo Daweli y su hermano Josef sufrieron otro trasladado el 3 de marzo de 1945 al campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín.


En abril de 1945 y ante la proximidad de las tropas aliadas los SS decidieron trasladar a los prisioneros a pie en una marcha de la muerte.


Placa conmemorativa en el bosque de Grabow-Below en
recuerdo de aquellos que sufrieron las marcha de la muerte
que partió del campo de Sachsenhausen.
© Clemens Franz


Finalmente Daweli fue liberado junto a su hermano Josef en Grabow (Mecklenburg) tras caminar 170 km.

En la primavera de 1945 después de la liberación regresa a Koblenz. Ottilie, su madre junto a sus hermanos más pequeños sobrevivieron al Porrajmos internados en el Campo de concentración de mujeres de Ravensbrück, Mauthausen y finalmente Bergen-Belsen. Su padre, después de pasar varias semanas como prisionero de guerra del Ejército Rojo y demostrar que había sido prisionero de los nazis le permitieron regresar a su hogar.

Entre 1945 y 1955 Daweli trabajó en el circo de su tío. Con posterioridad y gracias a la venta de objetos de segunda mano junto a su padre logran montar un circo de su propiedad.

En 1951 se casa con Waltraud y forman una familia de 10 hijos.

En 1955 Daweli comienza su exitosa carrera musical en Koblenz, formando parte del Reinhardt Trio, conformado por los hermanos Daweli, Bawi y Nonno, el estilo de la banda es la música de baile. Su esencia musical se halla muy influenciada por el mítico Django Reinhardt. El trío se separa en 1967.

A mediados de los sesenta Daweli es considerado uno de los mejores guitarristas Romaníes del mundo


Entre 1967 y comienzos de los setenta Daweli es cofundador, solista y primer bajo del grupo Schnuckenack Reinhardt Quintet junto a Schnuckennack Reinhardt, Spatzo Weiss, Bobby Falta y Hojok Merstein, siendo Daweli el compositor de los temas del grupo, destaca la canción “Daweli’s Waltz” El quinteto hace que la música típica Sinti alemana sea conocida y se haga bastante popular.


Schnuckenack Reinhardt Quintet
© MusicStack


En 1972 abandona el Schnuckenack Reinhardt Quintet. Toca en varios conjuntos y finalmente funda el Reinhardt Sextet con su hijo Mike y actuando él como solista hasta 1988

En 1988 funda el Daweli Reinhardt Quintet.


En diciembre de 2009 de la mano del Secretario de Cultura Prof. Dr. Joachim Hofmann-Göttig y en presencia del alcalde de Koblenz Dr. Eberhard Schulte-Wissermann le fue entregada a Daweli Reinhardt la Orden del Mérito de Renania-Palatinado.


Ceremonia de entrega de la Orden al Mérito de
Renania-Palatinado a Daweli Reinhardt.

© Blick Aktuell



En la actualidad cinco de sus hijos y algunos de sus nietos continúan la tradición musical de la familia Reinhardt.


Daweli acompañado de sus nietos.
© Familia Reinhardt


Fuentes:
- Medical care and crime : the infirmary at Sachsenhausen concentration camp 1936-1945, Astrid Ley; Günter Morsch. Metropol Verlag, Berlín. 2007. Páginas 247-250
- Hundert Jahre Musik der Reinhardts: Daweli erzählt sein Leben. Reinhardt, Daweli and Hennig, Joachim. Koblenz: Fölbach; 2003.
- Das Schicksal führte ihn aus dem KZ auf die Konzertbühne artículo aparecido en Blick Aktuell el 13 de diciembre de 2012.
- „Die Überlebenden sind die Ausnahme“ artículo aparecido en Blick Aktuell el 17 de enero de 2013.
- El holocausto de los gitanos: Investigación racial. Topografía de la memoria. Memoriales históricos de los campos de concentración nacionalsocialista 1933-1945.

- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993. Volumen II. Páginas 862-863.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Waltraud Reinhardt

Waltraud Reinhardt de unos 15 años
de edad, alrededor de 1950.
© Familia Reinhardt


Waltraud Reinhardt, mujer Sinti nacida el 1 de mayo de 1936 en Oberflockenbach bei Weinheim (Alemania).

Su niñez transcurrió en esa localidad junto a su familia; su madre Mathilde Reinhardt y sus dos hermanos Siegfried y Thea, vivían en una zona de estacionamiento de carromatos para familias Romaníes.

En 1941, la policía criminal nazi despejó por la fuerza el lugar. A Waltraud la separaron de su familia y la enviaron a un hogar para niños en Ladenburg, en Baden-Württemberg, concretamente en el distrito de Rhein-Neckar. Waltraud, durante este tiempo, recuerda alguna visita de su madre y de su hermano a ese internado.

Posteriormente fue trasladada a Neckargemuend, quedando internada en la institución Viktor-Lenel-Stift, allí permaneció hasta el final de la guerra.

 
Institución Viktor-Lenel-Stift en Neckargemuend.
© Stadt Mannheim


Mientras tanto su madre entregó a Thea, la hija más pequeña de la familia, a otro hogar. La niña estuvo todo el periodo de guerra en la casa de acogida y de este modo consiguió sobrevivir al Porrajmos. Su otro hermano Siegfried continuó el Lungo drom al lado de su madre hasta que...

La Policía Criminal detuvo a Matilde Reinhardt en febrero de 1942, poco tiempo después la internaron en el campo de concentración de Ravensbrück.

Desde julio de 1944, su madre fue obligada a realizar trabajos forzados junto a muchas mujeres Romaníes para la empresa HASAG (Hugo y Alfred Schneider AG)

            En septiembre  de 1944 Mathilde fue transferida al campo de concentración de Altenburg, un subcampo de Buchenwald. En este lugar las mujeres trabajaban en turnos de doce horas en un duro y pesado trabajo físico con el objeto de producir granadas propulsadas por cohetes y municiones. Hasta la llegada de un grupo de presos varones, las prisioneras se encargaron de los hornos y de mezclar  y llenar los explosivos, trabajo éste extremadamente peligroso que se le encomendó casi exclusivamente a las mujeres Romaníes. El resultado, muchas de ellas murieron de tuberculosis pulmonar.

En Altenburg se pierde el rastro de Mathilde.

El destino final del joven Siegfried también nos es desconocido.

Mientras tanto, Waltraud permaneció internada en Neckargemuend, sin recibir noticias de los suyos… hasta que un día de tremendo dolor para nuestra protagonista, mientras Waltraud se hallaba junto al resto de sus compañeras, las monjas la llamaron y le dieron la noticia de que su madre había fallecido.


Waltraud Reinhardt fotografiada
como una joven madre, 1954.
© Familia Reinhardt


Waltraud salió de aquel lugar, trabajó en el circo del padre del que más tarde sería su marido, se casó en 1951 con el que tiempo después se convertiría en un afamado músico y que también era sobreviviente del Porrajmos, Alfons Daweli Reinhardt. Juntos han recorrido el camino de la vida y formado una familia de diez hijos.
 
Alfons Daweli Reinhardt y Waltraud
© Marodrom


Fuentes:

- Waltraud Reinhardt. Als Kind ganz allein, ohne Familie. Erinnerungsort Topf & Söhne

- Un-er-setz-bar.Begegnung mit Überlebenden. Gedenkstätte Buchenwald Ehemalige Häftlingskantine Weimar.

- Die Zwangsarbeiter der HASAG und BRABAG in Altenburg, Meuselwitz (Thüringen) und Rehmsdorf im Lankreis Zeitz (Sachsen-Anhalt) de Ingolf Strassmann.

- Die HASAG in Altenburg: Zwangsarbeiter und KZ-Häftlinge des Außenlagers Buchenwald im Rüstungskonzern. Wolfgang Böhm (Herausgeber), Diana Blaas. Taschenbuch.

- Genozid und Geschlecht: jüdische Frauen im nationalsozialistischen Lagersystem. Gisela Bock.

Campus Verlag.

- KZ Buchenwald - Außenlager Altenburg. Ursula Schreiber.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Manole Gheorghe

Manole Gheorghe
© Romania Libera


Manole Gheorghe nació el 1 de febrero de 1938 en Rumanía. Cuando contaba cuatro años las autoridades rumanas lo deportaron a la región de Transnistria. Manole había nacido Romaní y el Mariscal Antonescu había tomado la decisión de deportar a los Gitanos rumanos hasta esa zona. A finales de agosto de 1941 durante la Segunda Guerra Mundial Transnistria quedó anexionada a la Rumanía del Eje, que la separó administrativamente de Besarabia y la unió con las regiones ucranianas de Odesa, Vinnytsia y Pervomaisk.

La familia Gheorghe vivía en un asentamiento Romaní en Alexandría, una ciudad de Teleorman, en la región de Muntenia, al sur de Rumanía. Su padre se dedicaba a la orfebrería.

En 1942 el Mariscal Ion Antonescu promulgó una ley muy influenciada por las directrices y presiones alemanas con el objeto de deportar a los Gitanos del país. Las deportaciones hacia Transnistria comenzaron el 1 de junio de 1942, formaron parte del primer contingente los Gitanos nómadas. Antonescu, ordenó que quedaban sujetos a deportación "todos los campamentos gitanos nómadas del país"  Los Romaníes deportados recorrieron el camino a pie o en vagones de tren, yendo de un distrito a otro, en un viaje que duró varias semanas y que parecía nunca tuviese final. 
 
Mapa de Transnistria 1941-1942
© USHMM


La segunda fase incluyó la deportación de Gitanos sedentarios, aquellos considerados por las autoridades rumanas como "indeseables" ésta fase comenzó en septiembre de 1942 y afectó a un total de 12.497 personas. El resto de Romaníes, 18.941 personas serían deportados con posterioridad. El número total de Gitanos deportados a Transnistria desde junio de 1942 hasta diciembre de 1943 se acercó a una cifra de 25.000 personas.

La historia de Manole se asemeja a las vivencias de miles de niños Gitanos rumanos. Siguiendo el testimonio de nuestro protagonista todo ocurrió muy deprisa… era una noche del verano de 1942, el reloj marcaba más o menos las cinco de la madrugada, la policía rodeó la zona y detuvo a Manole junto a toda su familia; ocho niños, sus padres y los abuelos. Lo mismo que estaba viviendo la familia Gheorghe les estaba sucediendo a otras familias del área cercana a Alexandría. Desde los asentamientos los condujeron en una carreta hasta una estación y los obligaron a subir a un tren formado por vagones para transporte de ganado. La incertidumbre y el miedo se reflejaban en los rostros de los retenidos, no sabían a qué lugar los enviaban, en la estación supieron que los trasladaban a Transnistria, pero desconocían las razones que motivaban esta deportación.

 
Transnistria
© Mihai Andrei Leaha


El convoy inició su marcha, cruzaron de noche el Bug. En Tiraspol fueron reagrupados, finalmente se detuvieron en el pequeño pueblo de Koronica, ya en Transnistria. Los alojaron en establos, allí permanecieron alrededor de cuatro meses. Durante este tiempo no les dieron nada de comida ni agua, Manole recuerda que no les quedó otro remedio que beber el agua del río Bug, agua insalubre con sabor a pescado. No había nada con lo que calentarse, el frío del otoño y del duro invierno resultaría insoportable. Su madre tuvo que moverse por los pueblos cercanos de Niceainova y Koronica pidiendo comida de casa en casa a los lugareños… Un suceso le ocurrió en una ocasión, aquel día la caridad de una aldeana rusa le regaló “mămăligă” (pan elaborado con harina de maíz y sémola consistente en una masa de color amarillo) y una botella de leche, su madre continuó mendigando algo de alimento puerta a puerta mas se topó con unos aldeanos rusos que se percataron de que la mujer no era del lugar, comenzaron a dispararle con un rifle, le destrozaron uno de los dedos de su mano. La botella quedó llena de sangre, medio rota, cuando llegó llevaba la mano envuelta en el delantal, la “mămăligă” también se encontraba llena de sangre y de la botella de leche solamente quedaba la parte de abajo de la misma con una cantidad ínfima de leche… pero era tanta el hambre, que recuerda Manole, “mientras llorábamos, comíamos”

Las condiciones de vida eran terribles, a la constante hambre se unía las lamentables condiciones del lugar, dormían en el suelo, en largos establos de unos 70-100 metros, sin más colchón que el estiércol que habían dejado las vacas que allí habían estado antes de que ellos llegaran. Ha pasado mucho tiempo y él no era nada más que un niño cuando que estos hechos sucedieron pero Manole no ha podido olvidar nada de lo que allí le ocurrió, el sabor amargo de los “turtiţelor” que la gente hacía con patatas medio podridas, o los “dughi” (bolitas de heno) que para hacerlas primero trituraban el heno y con eso se hacía una tarta resultando de un profundo sabor amargo, muy muy amargo, prácticamente incomestible… pero por desgracia no había otra cosa que llevarse a la boca. Los mayores recorrían los campos recogiendo lengüetas de col, hojas quemadas o secas llenas de tierra, luego las hervían con agua y se las comían.

 
Establos en Transnistria donde ubicaron a los Romaníes deportados.
© Mihai Andrei Leaha


Pasados los cuatro primeros meses empezaron a recibir raciones de alimentos, les daban unas cuotas, si se trataba de una familia de unas 10 personas les entregaban un kilogramo de avena… la avena que comían los caballos. Había un molino de piedra y los mayores molían por turnos, las piedras del molino se rozaban, además la avena era mezclada con piedras y arena, aquella mezcla no era harina… muchos comían y pasado un día o dos morían.
 
 
Campo en Transnistria
© Mihai Andrei Leaha
 

En Transnistria, ese lugar de infausto y terrible recuerdo para los Gitanos del mundo, Manole perdió a gran parte de su familia. Sobre el estiércol y la paja donde dormían murieron; su abuela, su abuelo, su padre y dos de sus tías. Los enterraron en una fosa común cavada muy honda, un agujero de unos 50 a 60 metros de profundidad con forma de cono volteado, la parte de abajo era estrecha y la de arriba ancha. Todos los días morían de 10 a 15 personas de frío, de enfermedades, de hambre… y eran lanzados a aquella fosa común. Dadas las condiciones de vida extremadamente duras en Transnistria aproximadamente 11.000 deportados Romaníes murieron allí.

Los sobrevivientes regresaron al país en 1944, al mismo tiempo que se llevaba a cabo la retirada rumana de la región. Los Gitanos que volvieron a Rumania después de la liberación tuvieron poca o ninguna oportunidad para contar las experiencias traumáticas vividas en Transnistria. Los terribles acontecimientos que vivieron en el espacio fronterizo del río Bug entre 1942-44, son conocidos por los sobrevivientes Romaníes como “ando Bugo” (en el río Bug).
 
 
Monumento en memoria de los Romaníes que sufrieron el “ando Bugo”
© Mihai Andrei Leaha


Quiero mostrar mi más sincero agradecimiento al alumno de mi colegio Alexandru C.V. por su predisposición y sus excelentes traducciones al español del rumano.

Fuentes:

- O poveste incredibilă despre canibalism, foamete şi Transnistria. Artículo de Flavia Dragan en Romania Libera., 8 de agosto de 2012.

- The deportation of the Roma and their treatment in Transnistria. Yad Vashem.

- Ando Bugo: The Romani Holocaust in Transnistria. Michelle Kelso.

- Recognizing the roma: a study of the Holocaust as viewed in Romania. Michelle Kelso. A dissertation submitted in partial fulfillment of the requirements for the degree of Doctor of Philosophy (Sociology) in The University of Michigan 2010.

- Tragedia romilor deportati in Transnistria, 1942-1945 Radu Ioanid, Michelle Kelso, LuminiŃa Cioabă (coord.), Mărturii şi documente, Iaşi, ed. Polirom, 2009

- Deportarea Rromilor in Transnistria. Documente de archiva.

- Documente privind deportarea tiganilor in Transnistria. 2 volúmenes. Editura enciclopedica. Editado por Viorel Achim.

- “Valea plângerii” un film de Mihai Andrei Leaha, Andrei Crisan y Iulia Elena Hossu. 2013

viernes, 31 de octubre de 2014

Hermann Mano Höllenreiner



Hermann Mano Höllenreiner
© Carl Hanser Verlag


Hermann Mano Höllenreiner, nació el 19 de octubre de 1933 en Hagen (Alemania) de padre Romaní y madre Judía, creció junto a su primo Hugo Höllenreiner en Munich Giesing.

En marzo de 1943 Hermann fue deportado junto a su familia desde Munich al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia. El convoy de deportados arribó a aquel temible lugar el 16 de marzo de 1943, donde quedó registrado con el número de prisionero Z-3526 e internado en el Campo para Familias Gitanas en el sector BIIe de Birkenau. Allí sufrió los terribles “experimentos médicos” llevados a cabo por el médico nazi Josef Mengele.
 
 
Mano mostrando una foto en la que puede ver
a su familia; a la izquierda a su madre con él
y su hermana y a la derecha su padre de uniforme.
© hi OVB


En el transcurrir de 1944 las autoridades del complejo concentracionario nazi lo transfirieron al campo de concentración de Ravensbrück. Al poco tiempo de llegar logró esconderse y salvarse de la esterilización forzosa que estaban sufriendo los Romaníes internados en el campo. Posteriormente, en el invierno de ese año lo trasladaron junto a su padre al campo de concentración de Sachsenhausen.

 
Hermann Höllenreiner muestra su número
de prisionero d Auschwitz tatuado en el brazo.
© hi OVB


Su progenitor fue reclutado a finales de 1944 desde el campo de concentración para la Brigada Dirlewanger, en la lucha desesperada contra los rusos, luchando como un valiente soldado, para el ejército alemán en el campo de batalla en Lenggries.

Mientras tanto Mano permaneció solo en Sachsenhausen. Casi al final de la guerra las tropas rusas se encontraban muy cerca del campo. Los SS procedieron a la evacuación de los prisioneros. Mano, contaba solo once años, junto a algunos de sus primos padecieron una de las terribles marchas de la muerte. Los kilómetros a pie y la brutalidad de los SS perviven aún en la memoria de Hermann como uno de sus recuerdos más horribles de aquella dramática experiencia. Si alguien no podía caminar y se detenía los SS le disparaban. Mano, se hallaba cada vez más débil. Al décimo día en Belower-Wald él y sus primos consiguieron escapar. Intentaron sacar fuerza de flaqueza tratando de encontrar el camino de regreso a casa, a Munich, pero pronto el pequeño grupo de muchachos se disgregó y dispersó. Mano no podía más, su salud y sus fuerzas se hallaban bajo mínimos. Se encontraba en un camino rural en medio de la nada, se encontraba exhausto. Un grupo de prisioneros franceses, liberados del Stalag VI B, vieron al muchacho y lo montaron en su vehículo. Lo llevaron con ellos hasta Francia, concretamente a París. Le advirtieron en el camino que no debía dejar que nadie supiera de su origen alemán, en Francia los odiaban a muerte. De este modo fue como Mano, en un delirio inducido por la fiebre, la debilidad extrema, y por el miedo a regresar al campo de concentración, tomó la decisión de olvidar su pasado alemán. El único recuerdo de su padre que llevaba consigo, una foto vestido con el uniforme del ejército alemán y con la dirección  de su domicilio en el reverso, la rompió en mil pedazos. A partir de ese momento se le conoció sólo como Mano, un sobreviviente judío de un campo de concentración.

 
Mano muestra una foto donde se ven a él y su hermana.
© Der Spiegel


En París, primero fue internado en el Hospital para Niños Enfermos, posteriormente lo acogió la familia Fouqet, que lo trataron como a su propio hijo. Josephine Fouqet y su marido Felix formaban una familia alsaciana, la mujer pertenecía al servicio de voluntarias que se había formado para recibir a los deportados franceses que regresaban de los campos. Josephine se convertiría para Mano en la "Tía Fifine." Sin embargo, Mano presentaba verdaderas dificultades para integrarse en su nueva vida, se iría recuperando paulatinamente en el apartamento que la familia poseía en Pantin, convirtiéndose en el compañero de juegos de Paul, el único hijo de la pareja. Josephine y Felix nutrieron al niño enfermo, que poco a poco se acostumbró a la comida. Él no sabía en qué país se encontraba, y desconocía el idioma. Mano estaba seguro, en ese momento, que toda su familia había perecido en los campos. El nuevo entorno de Mano le hacía permanecer inquieto y adoptaba continuamente una actitud siempre a la defensiva, los dos años en los campos de concentración le estaban pasando factura, sentía pánico. Por la noche, sus temores eran mayores y se veía incapaz de dormir solo, de conciliar el sueño o de acostumbrarse a descansar en una cama de verdad. Sus cambios de humor sacaban a relucir su lado más agresivo, se negaba a permitir que nadie se acercara a él, tenía miedo a ser deportado de nuevo. Escuchaba continuamente maldiciones en francés acerca de los alemanes: "!! Sales Allemands, sales boches!!” "!! Sucios alemanes, sucios boches!!”
 
Mano en París
© Paul Fouquet


Con el tiempo Mano se fue abriendo poco a poco, comenzó a hablar sobre el tiempo que había estado prisionero de los nazis, relató que había estado en Auschwitz, Ravensbrück y Sachsenhausen, reveló su número de prisionero Z-3526, y que sufrió una marcha de la muerte. Mano estaba demacrado y eran frecuentes los problemas de salud debido a la desnutrición, además se le había formado un edema doloroso en sus pies y piernas, y su cuerpo mostraba las numerosas cicatrices de los dos años de abusos y palizas. Una y otra vez, breves escenas retrospectivas revelaban los traumas que experimentó en los campos, pero Mano prefería seguir guardándose para sí mismo su terrible historia. No relatababa mucho de su pasado a los demás, hecho este fatal porque sus padres habían sobrevivido y estaban buscando a su hijo.
 
En el verano de 1945 lo llevaron a unos campamentos de verano en el valle de Chevreuse para recuperarse junto con otros niños. Pero las huellas de su vida como prisionero se harían evidentes: le aterrorizaba ir por la noche al baño, a pesar de que éste estaba bien iluminado, esgrimía que si los SS veían la luz encendida se darían cuenta de que alguien había abandonado los barracones sin permiso y en el peor de los casos si lo descubrían podrían fusilarlo.
 
Pasaba el tiempo y la memoria de Mano se iba olvidando lentamente de la vida en los campos: se daba cada vez más cuenta de donde se encontraba y quién era y dónde se hallaba su verdadera familia. Quizás él nunca los hubo olvidado. Se sentía alemán. Él no se lo podía decir a nadie por miedo a recibir un disparo, pero su silencio también significaba que nunca tendría la oportunidad de regresar al lado de los suyos, eso, suponiendo que todavía estuviesen vivos. Por otra parte, se sentía como en casa con los Fouqet, ellos se habían convertido en una nueva familia para él, y este dilema condujo a Mano a guardar silencio durante un largo tiempo, debido a que todavía presentaba momentos de agresividad e inquietud, decidieron llevar a Mano a una clínica psiquiátrica para que le realizaran un examen médico antes de que empezase la escuela. Le dieron un nuevo nombre: André Mano, pensando que de lo contrario no sería tratado correctamente. Lo diagnosticaron incorrectamente, y comenzaron a tratarlo con descargas eléctricas para calmarlo. Naturalmente, el procedimiento produjo el efecto contrario: Cada vez se despertaban  más los recuerdos de los campos de concentración en él, y la poca estabilidad mental que era capaz de alcanzar, hacían imposible seguir viviendo con la familia Fouqet. Mano fue internado en el orfanato de St. Maur y pasado un tiempo entregado en adopción.
 

Artículo aparecido en L’Aube en junio de 1946.
© Paul Fouquet


Sin embargo, el destino de Mano cambió una vez más para mejor: fue acogido por los Chevrier, una pareja de enamorados, maestros de profesión en Le Havre, le enseñaron a leer y escribir. Poco a poco, Mano aprendió a confiar en ellos y les iba, paulatinamente, contando retazos de su vida anterior en Alemania, que ahora comenzaba a recordar en detalle. Los Chevrier se embarcaron en un viaje en busca de los padres de Mano Höllenreiner. Contaban para ello con la ayuda de la activista de la Resistencia Madeleine Marcheix-Thoumyre, quien fundó un servicio de búsqueda de personas desplazadas. Ella era amiga de la señora Chevrier y le preguntaba al chico una y otra vez por sus padres. Poco a poco Mano reveló más detalles de su familia como por ejemplo que su padre era artista del Circus Krone de Munich y se apellidaba Höllenreiner

 Después de mucho esfuerzo, finalmente la familia Romaní consiguió reencontrarse en Munich en diciembre de 1946, ambos padres, la hermana, el abuelo y los primos sobrevivieron a la muerte en los campos. Los números de prisioneros continuaban tatuados en los brazos del padre y el hijo, la prueba fehaciente del destino padecido.
 
© Hanser, Schlüter


 
"Los franceses me salvaron" narra Mano. Nunca se olvidó de su "hermano" Paul, aunque tardaron 62 años en volver a verse y todo debido a un pequeño milagro. El primo de Paul, que vive en Alsacia, vio en la televisión alemana un documental sobre el asesinato de los Romaníes en la época nazi, en él aparecía Mano brevemente. Tras algunas vicisitudes lograron ponerse en contacto y por fin pudieron abrazarse después de tanto tiempo. Paul aún conservaba todas las fotos.

Mano, tras volver a casa se casó con Else y vive en Mettenheim, es delegado del Centro de Documentación y Cultura de los Sinti y Romá alemanes. Da conferencias, entrevistas y discursos allá donde lo llaman para testimoniar su sufrimiento y el de su pueblo durante la etapa nacionalsocialista en Alemania. Pero esto no fue siempre así, Hermann Höllenreiner tuvo que superar a lo largo de mucho tiempo el trauma para conseguir ser capaz de hablar abiertamente sobre su pasado. Su mujer y su hija Carolin supieron desde siempre que Hermann había estado en un campo de concentración, pero no lo que le sucedió allí. Pero en 2004 logró romper su silencio por primera vez cuando recibió una invitación para conmemorar el Día del Holocausto en Sachsenhausen, a su regresó después de casi 60 años a ese lugar, le tembló todo el cuerpo, apenas pudo hablar. Los recuerdos volvieron de nuevo, pero le hicieron sentir la necesidad de narrar a los demás su sufrimiento y el de su pueblo.

 
Los sobrevivientes del Holocausto; mi querido,
admirado y añorado Franz Rosenbach (izq.)
y Hermann Höllenreiner (der.) describen
a un grupo de jóvenes el terror de la persecución nazi.
© Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma


En 2008 Anja Tuckermann publicó el libro “Mano” donde se narra la experiencia vital de Hermann Höllenereiner.
Portada del libro titulado Mano de Anja Tuckermann
© Carl Hanser Verlag


El 28 de febrero de 2013 recibió la Cruz Federal al mérito (Bundesverdienstkreu)
 
Momento solemne: Hermann Höllenreiner y el

Ministro de Cultura Dr. Ludwig Spaenle
en el momento de la entrega de la Cruz federal al Mérito
© Innsaalzach24




Fuentes:

- Mano. Der Junge, der nicht wusste, wo er war. Anja Tuckermann. Carl Hanser Verlag. München 2008. Texto de Anna Hein.

- “Mettenheim: Mit Wulff nach Auschwitz” Artículo aparecido en OVB del Mühldorfer Anzeiger el 27 de enero de 2011

- “Beim Papst in Berlin” Artículo aparecido en OVB del Mühldorfer Anzeiger el 17 de septiembre de 2011.

- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993. Volumen II. Páginas 936-937.

- Häftling Z-3526. Hermann Höllenreiner wird schon als Kind in ein Konzentrationslager deportiert. Innfloh Die Schülerzeitung des RGM. Ausgabe 1/2012. Philipp Latzelsperger, Timm Huber y Christian Corvin. Pagina 34

domingo, 12 de octubre de 2014

Luhgie von Klepacki

Luhgie von Klepacki.
© Landesverband Deutscher Sinti und Roma Berlín-Brandenburg E.V.



Luhgie von Klepacki, músico Romaní nacido en Hamburgo en 1917.

En 1919 Luhgie y sus padres se trasladaron a vivir en busca de nuevas oportunidades a la capital alemana, Berlín.

La subida de los nazis al poder en enero de 1933 supuso para la población Romaní de Alemania una escalada en las políticas antigitanas que ya se venían aplicando con anterioridad durante los años de la República de Weimar.

En la primavera de 1936, ante la proximidad de la celebración en Berlín de los Juegos Olímpicos de Verano, la policía y la Dirección de Asistencia Social decidieron, en colaboración con el partido nazi borrar del paisaje urbano a todas aquellas personas residentes en la ciudad teutona, que fuesen categorizados como "gitanos". Hitler quería una capital limpia, sin imágenes de miseria ni pobreza. Los Romaníes que vivieran, bien en viviendas convencionales o en caravanas, serían detenidos e internados en un campo habilitado al efecto en el extrarradio de Berlín. El 22 de Mayo de 1936, la policía escoltó a cientos de Romaníes berlineses montados en sus caravanas hasta el suburbio berlinés de Marzahn, lugar apartado a la vista de los visitantes de la ciudad. Allí la policía nazi los obligó a asentarse en un lugar cercano a una zona llena de aguas residuales. Durante los años que el campo estuvo en pie, 1936-1943, entre mil doscientos y mil quinientos Romaníes malvivieron vigilados por la policía berlinesa. La familia Klepacki quedó retenida en aquel lugar infame aunque a Luhgie le permitieron continuar con su actividad profesional.
 
 
Luhgie fotografiado junto a su orquesta en 1937.
© Landesverband Deutscher Sinti und Roma Berlín-Brandenburg E.V.


El 19 de abril de 1939 Luhgie fue reclutado por la Luftwaffe. Más de tres años vistió el uniforme alemán luchando valientemente… pero a comienzos de 1942 a instancias del partido nazi, y del mismo modo que venía ocurriendo con la Wehrmacht, el Ministro del Reich para el Transporte Aéreo y comandante supremo de la Luftwaffe, Hermann Göring, ordenó la exclusión de todos los Romaníes de la fuerza aérea alemana por razones "de política racial" mediante la publicación de un decreto emitido el 7 de enero de 1942.
 
 
Luhgie vestido con el uniforme de la Luftwaffe en 1940.
© Landesverband Deutscher Sinti und Roma Berlín-Brandenburg E.V.


La orden no se hizo efectiva en el caso de nuestro protagonista hasta el 15 de diciembre de 1942. Luhgie fue expulsado del ejército del Reich por haber nacido Romaní. Sus superiores le ordenaron que informase de su nueva situación a la Gestapo en la jefatura policial de la Alexanderplatz en Berlín, concretamente que se pusiera en contacto con el Sr. Karsten, jefe del Departamento para asuntos Gitanos. Una vez en la capital Luhgie se encaminó hacia el edificio de la afamada plaza berlinesa, le tomaron las huellas dactilares, le realizaron fotografías como si de un delincuente se tratara, cuando lo único que había hecho Luhgie había sido luchar de forma valiente por su país. Desde ese momento se le prohibía abandonar Berlín.

Por temor a ser detenido y deportado a un campo de concentración, Luhgie pidió ayuda a sus amigos para que lo ocultaran, estos le dieron cobijo. Klepacki comenzó a vivir en la clandestinidad.  Se dedicó a lo que mejor sabía hacer, la música, tuvo éxito con su orquesta, tocando en eventos privados y actuando en salas de baile de la capital. Poco antes del fin de la guerra fue denunciado, arrestado y de nuevo conducido hasta el Jefe del Departamento para asuntos gitanos en Berlín, Leo Karsten. En los temibles sótanos del edificio policial lo torturaron, le rompieron un diente durante la brutal paliza, lo empujaron, cayendo por las escaleras, rompiéndose tres dedos de la mano izquierda y haciéndose una profunda herida en la cabeza.
 
 
La Aleksanderplatz berlinesa unos años antes, hacia 1932
© Die Welt

 
Posteriormente lo llevaron ante el "Tribunal Estatal del Aire" acusado de "socavar la fuerza militar" y solicitando para Luhgie von Klepacki la pena capital. Quedó encerrado a la espera de juicio en una celda bajo dramáticas condiciones, donde la única salida posible era la muerte… Mas se produjo la liberación de Berlín por el Ejército Rojo, así que el juicio no llegó nunca a celebrarse y Luhgie sobrevivió al Porrajmos.

Tras la finalización de la contienda reemprendió su trabajo como músico, llegando a alcanzar notoriedad, incluso tocó para la emisora estatal de la Alemania Oriental, Berliner Rundfunk.
 
 
Entrada para asistir a un concierto de Luhgie en 1948
© Landesverband Deutscher Sinti und Roma Berlín-Brandenburg E.V.


Luhgie von Klepacki falleció en 2007 a la edad de noventa años.

Fuentes:

- Biografía de Luhgie von Klepacki. Exposición permanente sobre el Zwangslager Marzahn en la Calle Otto Rosenberg. Landesverband Deutscher Sinti und Roma Berlín-Brandenburg E.V.

- RIAS Berlin und Berliner Rundfunk 1945-1949. Petra Galle. Münster. Lit Verlag, 2003.