Bronislawa Wajs Papusza © Muzeum Tarnow |
En el registro oficial polaco se
recoge la fecha de nacimiento de Bronislawa Wajs el 30 mayo 1910 en Lublin
(Polonia), aunque muy posiblemente naciera el 17 de enero 1908 ó 1909.
Aunque su verdadero nombre era
Bronislawa, se la conoce por su nombre Romaní, Papusza (cuyo significado es
“Muñeca”) Ha sido una de las cantantes y poetas Romaníes más grandes que ha
habido en la historia de la música. Vivió toda su vida en Polonia y cuando
murió, el 8 de febrero de 1987, no se enteró nadie.
Papusza debe su "descubrimiento"
y la posterior publicación de sus maravillosos libros de poesía a dos personas;
el famoso poeta polaco Julian Tuwim, y principalmente al estudioso polaco,
Jerzy Ficowski.
Esta es su historia:
Papusza nació en el seno de una
familia perteneciente a un grupo o tabor conocido por los “Romaníes
polacos de las Tierras Bajas” Durante siglos las sucesivas generaciones de
esta saga familiar viajaron a través de los caminos de Polonia llevando una
vida nómada, como marcaba la tradición los hombres iban delante y las mujeres y
los niños montados detrás en carros abiertos. Un tabor podía estar
formado por hasta veinte carromatos. Hombres, mujeres, niños, caballos,
carros y perros bajaban de Wilno, a través de los bosques orientales de
Volhynia (donde esperaron que se acabara la guerra miles de Romaníes polacos),
hasta las montañas de Tatra, en el sur. Este grupo familiar se asentó definitivamente en
1950.
La familia de Papusza eran arpistas y
transportaban sus grandes instrumentos de cuerda, en posición vertical sobre
los carros, como su más preciado tesoro.
Papusza (de pie) en los años 30 © Muzeum Tarnow |
El padre de Papusza procedía del
clan Warmiak, su madre de los clanes gitanos de la
Galitzia. Su padre murió en Siberia cuando nuestra protagonista era una niña de cinco
años. Ocho años más tarde, su madre se casó con Jan Wajs. Papusza
era la única hija de su madre...
El tabor estaba en contacto
durante el viaje con otras caravanas del mismo clan que viajaban siguiendo
otras rutas. Dejaban señales en las encrucijadas de caminos, un manojo de
palitos atados con un trapo rojo, una rama rota en un sitio determinado, un
hueso con una muesca. A estas señales los Romaníes polacos las llaman shpera. El tabor se
detenía uno o dos días en alguna localidad y durante el crudo invierno
estacionaban sus carromatos hasta que pasara la estación fría.
Papusza mantenía en secreto un sueño,
aprender el noble arte de la lectura. Pero el ambiente en el que crecía la
pequeña no beneficiaba en nada su anhelo, ya que su padrastro era borracho y
jugador, y su madre no tenía idea de lo que era la
alfabetización o de lo que una niña debía aprender. No estaba
bien visto que una mujer leyera.Durante una de las paradas que hizo su tabor Papusza
aprendió a leer y escribir. No lejos de donde estacionaron sus
carromatos en el invierno en que Papusza cumplió trece años vivía un comerciante
Judío. Papusza le entregaba a la mujer del comerciante un pollo robado a cambio
éste le daba lecciones de lectura o lo intercambiaba por libros.
Papusza ocultó una pequeña biblioteca debajo de las arpas. Aprendió a leer bien,
pero la escritura le costó más, en palabras de Papusza “He leído mucho y he escrito poco”.
Cuando Papusza se convirtió en una
adolescente, allá por la década de 1920, el que un Romaní supiera leer suponía
un hecho insólito, y cuando algún adulto la sorprendía leyendo la castigaban,
le pegaban y rompían sus libros y revistas.
“Este conocimiento ha durado toda
mi vida... Estoy muy orgullosa de lo aprendido, aunque nunca fui
a la escuela. Fue la vida la que me dio la educación y
el conocimiento...”
“Yo leía y los Romaníes se
reían de mí por eso y algunos me escupían. Chismorreaban sobre mí
y, yo hacía caso omiso, yo sólo quería leer más y más. Cuántas
veces lloré por este motivo, pero siempre me dio igual, yo seguí haciendo lo
que quería. Me inscribí en una biblioteca y sacaba a préstamo cualquier
libro que caía en mis manos porque yo no sabía cual
era bueno o cual no. Le rogué a mi familia que me
matriculara en la escuela, pero estos no mostraron ningún
interés. Me contestaron: Por favor, ¿Tú, una niña gitana que quiere ser
maestra? Así que no me quedó más remedio que dejarlos en paz y seguir leyendo y
leyendo”
Papusza también recuerda:
".. Una vez que un
grupo de Romaníes fue a tocar música a una granja junto al río, mi
padrastro me llevó con él, yo me puse a leer un libro Una
mujer se acercó a mí y me dijo: "¡Una gitana y sabe
leer! Bueno, eso está bien” y la señora soltó una carcajada, mientras las
lágrimas corrían por mis mejillas la señora se acercó y me preguntó qué
hacía leyendo y cómo había aprendido a leer, yo le conté mi historia. Ella
me besó y se fue, mientras yo seguí leyendo durante un rato más..."
A la familia de Papusza
le pareció también inadmisible que ésta quisiera, cuando le llegó la edad de
hacerlo, andar con el muchacho que tenía los ojos más negros de todo
el tabor. Por ello la casaron a los quince años. Fue un matrimonio
arreglado, con un arpista viejo y respetable, Dionizy Wajs, que procedía del
mismo clan que su padrastro. Se trataba de una buena boda, pero nuestra Papusza
se sentía muy desgraciada. Los Wajs tradicionalmente eran un
clan famoso por el dinero que ganaban con su música, llegaron a
ser famosos músicos de arpa. Con sus arpas, grandes y
pesadas viajaban en carros tirados por
caballos y tocaban allí donde quiera que los
llamaran. Entre los recuerdos de la familia de Dionizy Wajs se
conserva un documento que acredita que sus antepasados tocaron
en la Corte de la afamada mujer de la nobleza Marysienka Sobieska.
Papusza con su familia. A su derecha Dionizy Wajs © Muzeum Tarnow |
Papusza no tuvo hijos. Comenzó a
cantar, cantaba en compañía de su marido, Dionizy Wajs. Sus composiciones
musicales estaban basadas en la gran tradición Romaní de narraciones
improvisadas y canciones populares sencillas y breves, compuso largas baladas,
en parte canción, en parte poema. Las canciones de Papusza, como la mayoría de
las canciones Romaníes, eran angustiosos lamentos de pobreza, amor imposible y,
mas tarde, anhelo de una libertad perdida, hablaban de desarraigo y del lungo
drom, o largo camino, de ningún sitio en concreto adonde ir...y de ningún
regreso.
Cuando la Segunda Guerra Mundial estalló,
miles de Romaníes fueron asesinados en Polonia, tanto por los
nazis alemanes como por los fascistas ucranianos, La mayoría de
los tabor en Polonia optaron por renunciar a su vida nómada a
lomos de sus carros y caballos, pero el tabor de Papusza no
renunció a sus arpas. Con sus pesados instrumentos sobre
las espaldas, buscaron escondite en el bosque. Cuenta la historia de cómo un
arpa salvó la vida de los músicos Romaníes que se vieron
amenzados por un grupo de fascistas ucranianos. Uno de los Romá
más valientes del grupo, les gritó: "Si no se marchan os vamos a disparar
con esta carabina". Y al parecer, los bandidos se
asustaron y salieron corriendo.
Papusza perdió más de un centenar de
miembros de su familia durante la guerra. Pero ni siquiera fue esta la tragedia
que la condicionaría. Papusza escribió en un momento critico de la historia de
su pueblo, en Polonia y (ella no era del todo consciente de ello) en todos los
demás sitios; se estaba acabando un tipo de vida (vivir en el camino) y no parecía
estar sustituyéndola nada identificable o soportable.
Oh, Señor, ¿adónde debo ir.?
¿Qué puedo hacer.?
¿Donde puedo hallar
leyendas y canciones?
No voy hacia el bosque,
ya no encuentro ríos.
!Oh bosque, padre mío
mi negro padre!
El tiempo de los gitanos errantes
pasó ya hace mucho. Pero yo les veo,
son alegres, fuertes y claros como el
agua.
La oyes correr
cuando quiere hablar.
Pero la pobre no tiene palabras...
... el agua no mira atrás.
Huye, corre, lejos, allá
donde ya nadie la verá
agua que se va.
No escribió sólo sobre su propia
gente y la vaga amenaza del mundo gadjikane (no gitano); escribió
también sobre los Judíos con los que su gente compartió bosques y destino;
escribió sobre “Ashfitz”.
El poeta polaco Jerzy Ficowski vio
cantar a Papusza, por casualidad, en el verano de 1949, y aprecio
inmediatamente su talento. Empezó a recoger y transcribir los relatos que ella
había copiado con gran esfuerzo en Romanés, escribiendo fonéticamente en el
alfabeto polaco.
En octubre de 1950 aparecieron varios
de los poemas de Papusza en una revista llamada Problemy, junto con
una entrevista a Ficowski del distinguido poeta polaco Julian Tuwim. Se habla
en ella de los males del “vagabundeo” y la pieza termina con una traducción al
Romanés de la Internacional comunista. Ficowski, autor de lo que
sigue siendo el libro más importante sobre los judíos polacos, se convirtió en
asesor sobre “la cuestión gitana”. La primera edición de su libro incluye
un capitulo titulado “El buen camino”, que (aunque omitido en ediciones
posteriores y quizá incluido solo como una condición para su publicación)
respaldaba la política gubernamental de asentamiento de los menos de quince mil
gitanos polacos que habían sobrevivido a la guerra. Ficowski cita a la propia
Papusza como un ideal e indica que sus poemas podrían utilizarse con fines
de propaganda entre los Gitanos.
Su mejor periodo de creación poética
fue hacia 1950 –indicaba Ficowski–, poco después de abandonar la forma de vida
nómada. Pero nadie ha pensado nunca en preguntarles a los propios Gitanos.
Retrato de Papusza obra de la pintora Krystyna Gierlinska – Jozwiak © Krystyna Gierlinska – Jozwiak |
Dos meses después de la aparición de
los poemas de Papusza en Problemy, un
grupo de “enviados” Romaníes le hicieron una visita y la amenazaron.
Los gitanos no tardaron en incluir a Papusza entre los culpables de la campaña
para acabar con su modo de vida tradicional. De nada le valieron su talla como
poeta y como cantante ni el amor hacia su pueblo, expresado en décadas de
trabajo. Papusza había hecho algo imperdonable: había colaborado con un gadjo.
Nadie me comprende,
solo
el bosque y el rio.
Aquello
de lo que yo hablo
ha
pasado todo ya, todo,
y todas las cosas se han ido con ello...
y aquellos años de juventud.
En realidad a Papusza la habian
interpretado mal (y utilizado) las dos partes. Intentó desesperadamente
recuperar la autoría de sus propias ideas, de sus canciones. Abandonó
precipitadamente su hogar de la Silesia meridional y acudió al Sindicato de
escritores polacos a pedir que interviniera alguien. La rechazaron. Fue a
Ossolineum, la editorial que estaba preparando para su publicación inminente el
libro de Ficowski, que incluía poemas de ella. Nadie conseguía entenderla..¿No
estaba contenta con las traducciones? .¿Había que hacer revisiones finales?
Papusza regresó a casa y quemó toda su obra (unos trescientos poemas) que había
empezado a consignar por escrito con el estimulo entusiasta de Ficowski. Luego
escribió una carta a este rogándole que paralizara la publicación, aunque hasta
en ella daba muestras de su resignación. “Si publicas esas canciones me
desollaran viva –le decía, mi gente quedará desnuda frente a los
elementos. Pero quien sabe, quizá me crezca otra piel, quizá una mas bella.”
Después de la publicación de los
poemas Papusza fue sometida a juicio. La citaron ante la máxima autoridad de
los Romá polacos, el Baro Shero, Gran Jefe o anciano. Después de una breve
deliberación se la declaró mahrime (o magherdo entre los
Romá polacos), impura: el castigo era la exclusión irreversible del grupo.
Papusza pasó ocho meses en un hospital psiquiátrico de Silesia; luego, durante
los treinta y cuatro anos siguientes, hasta su muerte acaecida el 8 de febrero
de 1987, vivió sola y aislada (hasta Ficowski cortó la relación con ella). Su
propia generación la rehuyó y la siguiente no la conoció. Se convirtió en su
nombre: una muñeca muda y desechada.
Salvo un breve periodo a finales de
los anos sesenta, en que salió a la luz con algunos de sus mejores poemas,
Papusza nunca volvió a cantar.
El etnógrafo Romaní Andrzej Mirga ha
realizado una película sobre Papusza y ha colaborado en una serie de
conciertos, que incluyeron actuaciones de la Metropolitan Opera de Nueva York.
La casa de Papusza, en la ciudad
de Gorzow Wielkopolski, donde vivió, está señalada con una placa conmemorativa
y una estatua de la poetisa se colocó en el año 2008 en el parque de la
localidad.
Para finalizar me gustaría hacerlo
con el poema más famoso de Papusza donde narra una horrible experiencia,
su poema "Lágrimas de sangre,
Como sufrimos por culpa de los alemanes en 1943 y 1944"
Lágrimas de sangre
(Como sufrimos por culpa de los alemanes en 1943 y 1944
En los bosques. Sin agua, sin fuego – mucha
hambre.
¿Dónde podían dormir los niños? Sin
tiendas.
No podíamos encender fuego por la
noche.
Durante el día, el humo podía alertar
a los alemanes.
¿Cómo vivir con los niños en el frío
invierno?
Todos están descalzos…
Cuando nos querían asesinar,
primero nos obligaron a trabajos
forzados.
Un alemán vino a vernos.
-- Tengo malas noticias para
vosotros.
Quieren mataros esta noche.
No se lo digáis a nadie.
Yo también soy un Gitano moreno,
de vuestra sangre – es
verdad.
Dios os ayude
en el negro bosque…
Habiendo dicho estas palabras,
él nos abrazó…
Durante dos o tres días sin comida.
Todos yendo a dormir hambrientos.
Incapaces de dormir,
mirando a las estrellas…
Dios, qué bonita es la vida!
Los alemanes no nos dejarán…
¡Ah, tú, mi pequeña estrella!
¡al amanecer que grande eres!
!Ciega a los alemanes!
Confúndelos,
llévalos por mal camino,
¡para que los niños Judíos y Gitanos
puedan vivir!
Cuando el gran invierno venga,
¿qué hará una mujer gitana con su
niño pequeño?
¿Dónde encontrará ropa?
Toda se ha convertido en harapos.
Se quieren morir.
Nadie lo sabe, sólo el cielo,
solo el río escucha nuestro lamento.
¿Cuyos ojos nos veían como enemigos?
¿Cuya boca nos maldijo?
No los escuches, Dios.
¡Escúchanos!
Una fría noche vino,
La vieja mujer Gitana cantó
Un cuento de hadas gitano:
El invierno dorado vendrá,
nieve, pequeña como las estrellas,
cubrirá la tierra, las manos.
Los ojos negros se congelarán,
los corazones morirán.
Tanta nieve caerá,
cubrirá el camino.
Solo se podía ver la Vía Láctea en el
cielo.
En esa noche de helada
una hija pequeña se muere,
y en cuatro días
su madre la entierra en la nieve
cuatro pequeñas canciones.
Sol, sin ti,
ver como una pequeña gitana se muere
de frío
en el gran bosque.
Una vez, en casa, la luna se detuvo
en la ventana,
no me dejaba dormir. Alguien miraba
hacia el interior.
Yo pregunté -- ¡Quién está
ahí?
-- Abre la puerta, mi negra
Gitana.
Vi a una hermosa joven Judía,
temblando de frío,
buscando comida.
Pobrecita, mi pequeña.
Le di pan, todo lo que tenía, una
camisa.
Nos olvidamos de que no muy lejos
estaba la policía.
Pero no vendrían esa noche.
Todos los pájaros
rezan por nuestros hijos,
por eso la gente malvada, víboras, no
los matarán.
¡Ah, destino!
¡Mi desafortunada suerte!
La nieve caía tan espesa como hojas,
nos cerraba el camino,
tal era la nieve, que enterró las
ruedas de los carros.
Había que pisar una huella,
empujar los carros detrás de los
caballos.
¡Cuánta miseria y hambre!
¡Cuánto dolor y camino!
¡Cuántas afiladas piedras se clavaron
en los pies!
¡Cuántas balas silbaron cerca de
nuestros oídos!
Bronislawa
Papusza Wajs
Monumento y placa en recuerdo de Papusza en Gorzow-Wielkopolski © Ciudad de Gorzow-Wielkopolski |
En 2013 se estrenó una película
polaca que recuerda la vida de nuestra protagonista, lleva por título "Papusza" y está dirigida por Joanna
Kos y Krzysztof Krauze.
Fuentes:
- Enterradme de pie. La odisea
de los gitanos. Isabel Fonseca. Traducción de José Manuel Álvarez Flórez. Ed.
ANAGRAMA. Barcelona. Páginas 11-25
- Rombase: Papusza (Bronislawa
Wajs)
- Papušakere gila. Pieśni, Papuszy
(1956) Papušakere gila. Wroclaw.
- The
Gypsies in Poland Ficowski, Jerzy (1989). Warsaw.
- The
Destiny of Europe's Gypsies Kenrick, Donald S. / Puxon, Grattan (1972). Sussex.
- Zoli. Colum
Macann. Random House Publishing Group, 2008 - 347 páginas