Josef Muscha Müller
© USHMM
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Josef Muscha Müller nació en
Bitterfeld (Alemania) en el año 1932, en el seno de una familia Romaní. Por
razones desconocidas, seguramente debido a las dificultades económicas, fue
entregado en un orfanato, el hogar infantil de Kröllwitz y allí transcurrió su
primer año y medio de vida. En la época que nació Josef, alrededor de
veintiséis mil gitanos vivían en Alemania. Aunque la mayoría eran ciudadanos
alemanes, eran frecuentemente discriminados y acosados por otros alemanes.
Josef nunca conoció a sus padres
biológicos. Cuando cumplió un año y medio, Josef fue puesto a cargo de una
familia alemana que vivía en Halle, una ciudad cercana a Bitterfeld. En ese
mismo año, enero de 1933, los nazis subieron al poder. A Bubi (como llamaban de
forma cariñosa a Josef) le encantaba, como a todos los niños, salir a la calle
a jugar y desde siempre le hacia mucha ilusión poder ir a la escuela.
Portada de la edición española del
libro “Muscha” de Anja Tuckermann
© Ed. Bruño
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Una de las anécdotas que recoge Anja
Tuckermann en el libro titulado “Muscha” y que cuenta la historia de Josef se
refiere a que su madre no quería que fuera a la escuela sin antes haber visto a
Adolf Hitler en persona, pues si la maestra preguntara en clase quién no
conocía a Hitler y Josef fuera el único en no levantar la mano no estaría bien,
así que lo llevó a Berlín para que lo pudiera ver, se situaron en la avenida
Unter den Linden en medio del gentío que esperaban ansiosos que pasase el
Führer, camino del Reichstag para dar un discurso. Josef lo vio y por supuesto
al día siguiente nada más entrar a clase lo primero que hizo la maestra fue
señalar al cuadro de Hitler y preguntar a los niños y niñas si ya habían visto
al Führer.
En los primeros días de colegio
aprendían canciones alemanas. Durante los recreos muchos de sus compañeros
comenzaron a insultarle, Josef no sabía las razones que llevaban a su
compañeros a menospreciarlo.
Josef Muscha Müller
© USHMM
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A Josef le costaba mucho aguantar el
brazo extendido durante todo el tiempo que duraba la interpretación del himno
alemán que había que cantar cada mañana a la entrada a la escuela y siempre la
maestra le pegaba por ese motivo, aunque Josef no entendía por qué a él le
pegaban cuando algunos de sus compañeros se apoyaban en los hombros de otros.
Siempre había un motivo para que los profesores le pegaran, a los demás también
les pegaban pero generalmente obedecía a alguna razón, pero Josef no entendía
que siempre le tocara a él sin motivo aparente.
Su madre tuvo que llevar a Josef al
Instituto de Higiene Racial, allí le midieron todo lo que se pueda medir en un
cuerpo humano y le realizaron una ficha. Después una mujer del Departamento de
Protección de Menores habló a solas con su madre e intentó convencerla para que
cambiase a Josef por un niño rubio y de ojos azules. Su madre montó en cólera y
dijo que había criado a su hijo con todo el amor del mundo y que no era
sustituible como si se tratara de una mesa o una silla. Como castigo la
obligaron a coser abrigos militares para el ejército alemán. Josef nunca supo
que ese lugar era el Instituto de Higiene Racial, sus padres siempre
prefirieron ocultarle su origen Romaní.
Josef Muscha Mulller y sus padres adoptivos.
© BR online
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Un día fue a la escuela un muchacho
de las Juventudes Hitlerianas y entregó unos papeles para que los niños se
inscribieran en el movimiento, pero a Josef no se los dieron. Y a él le hacia
mucha ilusión pertenecer a las Juventudes, porque él quería ser uno más y jugar
con sus compañeros. De buenas a primeras todos los que él creía que eran sus
amigos empezaron a tratarlo mal, entre ellos Günter o Gerhard, lo insultaban y
le llamaban “bastardo” y “mulato”. Su padre ante el cariz que tomaron los
acontecimientos y observando la creciente angustia y pesadumbre de Joseph lo
cambió de clase, con otro profesor amigo suyo, que era mucho más bueno y amable
con él.
La situación se volvió aún más
dramática cuando una mañana de noviembre de 1944 dos agentes nazis entraron
en el aula y se llevaron a Josef, lo condujeron hasta un hospital, donde lo
operaron, le practicaron la esterilización forzosa, para que no pudiera tener
hijos, pero a él los médicos nazis le dijeron que fue intervenido de
apendicitis.
Después de recuperarse, Josef tendría
que haber sido deportado al campo de concentración de Bergen-Belsen. La lista
de deportados fue entregada a un hombre de las SS, el encargado de
enviar los trenes especiales que transportaban a las personas con destino a
los campos de concentración. El hombre de las SS era conocido de la familia, el
señor Bartelt. Éste, fue inmediatamente a ver a los padres de Josef y
les dijo que lo sacaran lo más rápidamente que pudieran de la ciudad.
Sus padres pertenecían al grupo de resistencia al régimen nazi “Edelweiss” de
Halle. Su tío Cord, con la ayuda de una enfermera y un ayudante lograron
sacarlo de contrabando del hospital. Lo escondieron llevándolo a una casa, así
vivió oculto en el cobertizo de un jardín, cinco meses sin salir, hasta el
final de la guerra, pasando frío y hambre y recibiendo solamente las visitas de
su tío, de Verónica y de otros amigos de sus padres.
Cuando la guerra al fin acabó, un
soldado americano lo encontró, y a él y a otros más los llevaron a su casa
donde se reencontró con sus padres. Solamente cuando se hizo mayor comprendió
todo lo que le había pasado durante su infancia; que era adoptado, su origen
Romaní y que por ello la mayoría de sus compañeros y profesores lo trataban de
manera diferente a los demás, la G que venía impresa en su cartilla de
racionamiento y también se enteró de que tenía un hermano gemelo.
Josef se casó pero no pudo tener
hijos.
Josef Muscha Müller ante un grupo de estudiantes al que narra en 2004 sus experiencias.
© Bertha von Suttner Oberschule
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Fuentes:
- Muscha. Anja Tuckermann.
Editorial Bruño. 192 Páginas. 2003.
- USHMM.
- Lebensunwert, zerstörte Leben: Zwangssterilisation
und "Euthanasie" Margret Hamm, Bund der
"Euthanasie"-Geschädigten und Zwangssterilisierten. VAS, Verlag für
akademische Schriften, 2005 - 254 páginas. PP. 48, 51, 197.
- Der Rote Ochse Halle (Saale): politische
Justiz 1933-1945/1945-1989. Joachim Scherrieble, Daniel Bohse, Alexander
Sperk, Gedenkstätte Roter Ochse Halle (Saale). Ch. Links Verlag, 2008 -
576 páginas. Página 94.