Sylvester Lampert nació el 21 de
diciembre de 1921 en Höchst, entonces una ciudad muy cercana a Frankfurt am
Main (Alemania) y desde 1928 pasó a formar parte como un distrito más de la
principal.
Sylvester era el tercer hijo de Jakob
y Margareta Lampert. Sus padres se ganaban la vida como operadores de cine y
como feriantes, su progenitor era además un músico talentoso. Su padre
desgraciadamente falleció en 1931. Sylvester contaba tan sólo con 9 años de
edad cuando ocurrió este hecho luctuoso en el seno de su familia.
La infancia de Sylvester transcurrió
en la ciudad de Wiesbaden, donde vivió durante ocho años, allí asistió a la escuela
primaria, obteniendo el graduado con muy buenas notas.
El gran sueño de Sylvester era llegar
a convertirse a través del aprendizaje en un gran mecánico de automóviles. Pero en
1935 las legislaciones discriminatorias de los nazis hacia los
Romaníes aumentaron y prohibieron al joven Sinto Lampert dedicarse a esta
profesión. Los burócratas nacionalsocialistas le informaron de que podía
realizar un trabajo más cualificado dedicándose a trabajar en la construcción
de carreteras. Pero Sylvester se negaba a aceptar la situación y comenzó a
realizar pequeños trabajos. En 1938 entró a trabajar en la panadería de Wilhelm
Becker como repartidor de pan. En la panadería había escasez de mano de obra,
mucho más después de que muchos trabajadores alemanes fueran llamados a filas.
De este modo a Sylvester, a pesar de las prohibiciones imperantes, se le
permitió desempeñar este trabajo en la panadería, aunque no de forma oficial y
por supuesto con ningún tipo de contrato ni seguro. Sylvester asistía al mismo
tiempo a la escuela de formación profesional. En la panadería trabajó durante cinco
años.
Pero la cotidianeidad en la vida de
Sylvester dio un giro radical el 8 de marzo de 1943… como cada jornada, el
joven Lampert se encaminó hacia su trabajo en la panadería, pero aquel día todo
resultaría de un modo distinto… de repente aparecieron policías en su lugar de
trabajo, preguntaban por el muchacho Romaní, sin más dilación lo detuvieron y
lo condujeron a la sinagoga de Wiesbaden situada en la Friedrichstrasse. Sylvester
se quedó perplejo, tremendamente sorprendido, no entendía por qué lo detenían,
así que solicitó explicaciones a uno de los oficiales sobre cual era la causa
de su detención, éste simplemente le respondió de forma seca y brusca: “Vístete
con ropa de abrigo, al lugar donde vas hace mucho frío.” En la sinagoga se
reunió con su familia; su madre, sus hermanos, sus tías y tíos. Los policías
nazis habían detenido a todos los Romaníes de Wiesbaden y los habían
concentrado en la sinagoga. En este lugar pasaron una noche. A la mañana
siguiente los llevaron hasta la estación de tren de Wiesbaden, los montaron en
un tren y después de hacer una parada en Frankfurt fueron deportados al
campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. El hermano
de Sylvester, Alfons Lampert vestido aún con su uniforme de la
Wehmacht y del cual ya trazamos su biografía con anterioridad, tenía un mal
presentimiento acerca del propósito de aquel viaje y comentó: "Wiesbaden,
nunca más te volveremos a ver" Sylvester nunca pudo olvidar estas
palabras. El viaje duró tres o cuatro días y lo hicieron en
condiciones deplorables, hacinados en vagones de ganado, como si se
tratase de animales. Llegaron a las instalaciones concentracionarias polacas de
Auschwitz… gritos, ladridos de perros, cerrojos que se descorren y las
puertas del vagón que se abren. Entre empujones los obligaron a formar en
filas. Los llevaron a un lugar donde procedieron a raparles la cabeza y
tatuaron a los hombres, mujeres y niños en su brazo una letra y un número.
Desde ese momento nadie llamaría a nuestro Sylvester por su nombre, los nazis
en el proceso de degradación al que sometían a los prisioneros de los campos de
concentración se convirtió en una letra Z seguida de un número concretamente el
Z-2829.
Sinagoga en la Friedrichstrasse
de Wiesbaden
© Yad Vashem Photo Archive
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Los condujeron hasta el Zigeuner Familien Lager en la sección
BIIe de Birkenau, donde habían sido recluidos todos los Romaníes deportados a
Auschwitz. Las condiciones en el campo resultaban inhumanas;
alimentación insuficiente, el hacinamiento, se calcula que en un
barracón preparado para alojar de 200 a 300 presos se
hacinaban unas 800 personas, llevaron a un dramático deterioro de las
condiciones higiénicas y sanitarias, lo que propició a su vez a
que las epidemias se convirtieran en un suceso frecuente,
especialmente las de diarrea y el tifus.. La vida en aquel
universo terrible, prácticamente se convertía en un milagro, las constantes
torturas y humillaciones de los SS y los kapos hacia los prisioneros minaban la
capacidad de supervivencia de los allí confinados.
Sylvester
Lampert no permaneció durante mucho tiempo en el Campo para Familias Gitanas de
Birkenau, tras unas semanas lo separaron de su familia y lo trasladaron al
campo principal de Auschwitz, la fecha de su traslado se data el 12 de abril de
1943. Allí lo obligaron a realizar trabajos forzados en una fábrica de
armamento en jornadas laborales que llegaban diariamente a las doce horas.
En diciembre de 1943, las SS se presentaron en
la fábrica de nuestro joven protagonista buscando “hombres fuertes" para
formar un "Kommando" para trasladarlo a Natzweiler. Sylvester Lampert,
que nunca había oído hablar de Natzweiler se presentó como voluntario. A
pesar de que fue advertido por un hombre de las SS, que allí
todo sería aún peor que en Auschwitz, Sylvester mantenía la esperanza de
que las raciones de alimentos fueran algo mejores que en el campo polaco,
otra razón para marcharse fue que habían seleccionado a muchos hombres que
él conocía. El viaje de Auschwitz al campo de concentración de Natzweiler, ubicado
en la cordillera de los Vosgos cerca de la localidad alsaciana de Natzwiller (en
alemán Natzweiler) en Francia, a unos 50 km al suroeste de
la ciudad de Estrasburgo y a 1.111 kilómetros de Auschwitz. El
viaje duró varios días debido a la distancia y a los constantes bombardeos de
la aviación aliada, lo que lo convirtió en una tortura inhumana. Probablemente, una
semana después de salir del campo polaco, los prisioneros, medio muertos
de hambre llegaron al campo de Natzweiler-Struthof. Nada más llegar
Sylvester se percató de que aquel era otro campo terrible y que no solamente
habían sido trasladados allí para trabajar sino que aquel viaje escondía otra
fatal sorpresa... Médicos nazis utilizaron a Sylvester Lampert y
sus compañeros como "conejillos de indias" para
llevar a cabo experimentos pseudo-científicos. Durante la guerra, la
fiebre tifoidea también conocida como fiebre del tifus nombre
de su transmisor, constituía un enorme problema, debido
principalmente a las malas condiciones de higiene vigentes en el
momento, agravado este hecho por las dimensiones endémicas. En el
intento de remediar o contrarrestar una epidemia de tifus, los
médicos nacionalsocialistas probaron vacunas en los prisioneros, estos
experimentos se desarrollaron fundamentalmente en el campo de concentración de Buchenwald pero también
se llevaron a cabo en el campo de concentración de Natzweiler. El
médico que se hizo cargo de los experimentos con seres
humanos en Natzweiler fue Eugen Haagen, que desde octubre
de 1941, ocupaba la cátedra de higiene y bacteriología en
la Universidad de Estrasburgo, actuando al mismo tiempo como director
del Instituto de Higiene con sede en la ciudad francesa y ascendido
al rango de capitán de los cuerpos militares y consultoría higienista del "Luftflottenarzt Reich" En
noviembre de 1943, 100 prisioneros Romaníes fueron
trasladados desde Auschwitz al campo de concentración de
Natzweiler, allí Haagen trataba de probar en seres humanos la
eficacia del suero de fiebre tifoidea que había desarrollado.
Debido a su pésimo estado de salud, 18 presos habían muerto
ya en el transporte y después de los reconocimientos médicos previos
y posteriores, los médicos nazis consideraron que los prisioneros
restantes se hallaban "demasiado débiles" para los ensayos y
fueron enviados de vuelta a Auschwitz . En diciembre de 1943, 89 nuevas
víctimas fueron trasladadas desde Auschwitz a Natzweiler, entre ellos
nuestro joven Sylvester. A comienzos de 1944, Haagen seleccionó
a 80 personas. Los médicos de las SS querían saber cuánto
tiempo tardaban las víctimas en morir y trabajar en el desarrollo de
antídotos contra la enfermedad. A 40 de los prisioneros se les
inyectó el suero, los otros 40 permanecieron sin vacunar. Unos
diez días después, les inyectaron a todos ellos una variante menos
potente del agente patógeno, por lo que el suero resultó ser eficaz. Debido
a la liberación de Alsacia por parte del Ejército Aliado y
que el fin de la guerra se acercaba, los planes de Haagen para
producir el suero en Estrasburgo no se llegaron a materializar. Sylvester Lampert tuvo
“suerte”: probaron en su cuerpo el antídoto y tras inyectárselo
consiguió sobrevivir.
Vista general del Campo de concentración de
Natzweiler-Struthof
en 1945
© USHMM cortesía de Abraham M. Muhlbaum
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En la
primavera de 1944, lo trasladaron junto con un grupo de
prisioneros Romaníes a Neckarelz cerca de Mosbach, ya que los
nazis necesitaban trabajadores forzados para la ampliación de
una cueva de donde se extraía yeso en Obrigheim. Los prisioneros fueron
alojados en el edificio de un antiguo colegio rodeado de un vallado con alambre
de púas. Cinco aulas, cada una de las cuales medían aproximadamente 70 m², fueron
equipadas con literas de madera de dos pisos. El patio
de la escuela se utilizó como patio de armas. A la entrada del
campo se sitúo un letrero que decía "Campo de Trabajo de Neckarelz". La
escuela distaba unos tres kilómetros de la cantera de yeso, por
lo que los prisioneros iban a trabajar a pie por el camino que
avanzaba a través del pueblo. Justo enfrente del edificio de la
escuela se encontraba la posada "Alpenrose", un
salón de baile, que sirvió de alojamiento a los guardias.
Escuela de Neckarelz que funcionó como campo de
trabajo.
©
KZ Gedenkstaette Neckarelz e. V.
|
La muerte estaba también muy presente
en Neckarelz, los bombardeos aliados estaban provocando el recorte en las raciones
de comida de los prisioneros, además de las peligrosas explosiones subterráneas
en el trabajo, el constante acoso y palizas de los guardines formaban parte
cotidiana de la vida de los presos. Las malas condiciones de higiene fueron
causa de brote de enfermedades y epidemias. Sylvester Lampert fue
testigo en Neckarelz de la muerte de un joven polaco, al que los
SS ahorcaron tras haber intentado escaparse por cuarta vez.
A medida que
la guerra avanzaba se veía que la derrota militar de los
alemanes era inevitable. Los SS decidieron trasladar a los
prisioneros de Neckarelz al campo de concentración de Dachau,
cerca de Munich. En el camino, el tren en el que viajaban fue atacado
por aviones aliados, por lo que tuvieron que continuar finalmente a pie,
los historiadores han llamado a estas largas caminatas forzadas de prisioneros
como marchas de la muerte donde muchos prisioneros perdieron su vida.
Fotografía de prisioneros en una Marcha de la Muerte
desde
el campo de concentración de Dachau 29 de abril de 1945
© KZ Gedenkstaette Dachau
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Sylvester Lampert llegó
al campo de concentración y lo condujeron hasta el aeropuerto de Munich-Riem, allí
los SS obligaron a los prisioneros a reparar las pistas, amenazadas
de manera constante por los ataques aéreos aliados ya en los últimos días
de la guerra. Sylvester recuerda que en ese lugar hacía mucho frío. Un día fue
testigo de como otro detenido para combatirlo se introdujo bajo la ropa de
prisionero sacos de cemento vacíos para conseguir un poco de calor. Cuando
un SS descubrió esto, lo ahorcaron delante de los demás
prisioneros.
Fotografía aérea de un reconocimiento aliado del
aeropuerto
de Munich-Riem en 1945 en la que
se pueden ver los resultados
de los bombarderos aliados.
© RonaldV
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A finales de abril de 1945, los SS se
llevaron a los prisioneros en dirección a Bad Tölz. Los
que no podían marchar porque se encontraban demasiado débiles, no fueron
fusilados a sangre fría junto a la carretera como habían
procedido anteriormente sino que los SS simplemente los dejaron allí,
abandonados a su suerte. El 27 de abril de 1945 los SS que los custodiaban
huyeron. Ante el temor que tenían Sylvester y los otros
sobrevivientes, pasaron cuatro días escondidos en el
bosque. Cuando se enteraron de que las tropas estadounidenses habían
llegado a Bad Tölz, el grupo se puso en camino.
El 1 de mayo de 1945 Sylvester Lampert se convirtió de nuevo en un hombre libre.
El 1 de mayo de 1945 Sylvester Lampert se convirtió de nuevo en un hombre libre.
Cuando llegó
el verano, regresó a su ciudad natal, Wiesbaden. Allí se enteró de
que toda su familia había sido asesinada por los nazis, víctimas del
Porrajmos.
A pesar de la pérdida
de su familia Sylvester Lampert decidió quedarse a vivir en su
ciudad natal, Wiesbaden. Tomó el nombre artístico de "Heujo Ne'ary" y
se convirtió en un músico muy conocido y respetado llegando
incluso a interpretar algunos papeles menores en varias películas,
situándose durante muchos años en el primer plano de la escena
artística de su ciudad, logrando el aplauso del público con su talento, su encanto
y su ingenio, que a pesar de todos los tormentos padecidos
durante la II Guerra Mundial nunca llegó a perder.
El 21 de mayo
de 1992 en reunión del consejo de la ciudad de Wiesbaden se
decidió construir un monumento que recordara a los Romaníes de Wiesbaden
víctimas del Porrajmos. La idea y el diseño fueron de Josef Reinhardt y Eugen Reinhardt. Los
autores tallaron un gran bloque de piedra arenisca roja en
un monumento que representa a un grupo de hombres,
mujeres y niños, que aplastados bajo una carga pesada marchan
camino a un destino fatal. El monumento se inauguró el 5 de diciembre de
1992 por los representantes políticos de la ciudad. El
monumento de Wiesbaden tiene la particularidad que fue uno de los
primeros monumentos de conmemoración del genocidio de los Romaníes
durante la Segunda Guerra Mundial.
Sylvester Lampert
murió en 1999 a la edad de 77 años.
Monumento en Wiesbaden a los Romaníes deportados
y
asesinados en el Porrajmos.
© Stadtarchiv Wiesbaden
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Fuentes:
- Trabajo realizado
por Zorica Radoicic y que se incluye en el libro Sinti und Roma im KZ
Natzweiler-Struthof de Anita Awosusi y Andreas Pflock, Heidelberg:
Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, cop. 2006.
- Wiesbaden-Auschwitz: zur Verfolgung der Sinti in Wiesbaden. Udo Engbring-Romang. Hessische
Landesverband Sinti, 1997. Páginas ) 96-97, 129.
-Widerstand und Verfolgung in
Wiesbaden 1933-1945: Eine Dokumentation. Lothar Bembeneck y Axel Ulrich.
Giessen: Anabas, 1990, Páginas 321-323
- Shifting Memories: The Nazi Past in the New Germany. Klaus Neumann. University of Michigan
Press, 2000. Páginas 110-112
- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau.
State Museum of Auschwitz- Birkenau. K.G. Saur, New York. 1993. Volumen II.
Páginas 896-897.
- Experiments in Natzweiler.
Dokumentations und Kulturzenrum Deutscher Sinti und Roma.
- Typhus Fever Experiments at Natzweiler
Concentration Camp. Profesor
Hans-Jürg Kuhn. International
Tracing Service (ITS) en Bad Arolsen. 21 de junio de 2010
- Si ce sont des hommes: Médecins de
la mort au Struthof. Serge Janouin-Benanti.. Apart Editions. 2012