Bozena Ruzickova.
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Bozena Ruzickova nació el 20 de enero
de 1924 en Sobotka, Polonia. Era la hija mayor de una familia Romaní que vivió
en Checoslovaquia. Tenía ocho hermanos. Su padre era calderero y viajaban a
bordo de un carromato, yendo de una población a otra intentando ganarse la vida.
En ocasiones, cuando llegaban a algún pueblo y su padre encontraba algún
trabajo permanecían en ese lugar hasta que se acababa la faena. Ninguno de los
chiquillos tuvo la oportunidad de asistir a la escuela, la prioridad; comer y
ayudar a sus padres, los niños se encargaban de limpiar los calderos para que
estuvieran relucientes. Narra Bozena algo que a veces les sucedía al llegar a
una nueva población, las autoridades no les permitían estacionar y los
obligaban a marcharse a otro lugar. Así fue transcurriendo su infancia entre caminos,
calderos y el cuidado de sus hermanos pequeños.
Poco a poco las dificultades aumentaron
para Bozena y su familia, mucho más aún cuando les prohibieron seguir llevando su
forma de vida nómada y los obligaron a asentarse. Bozena se había enamorado de
un chico y comenzaron a vivir en pareja en su remolque, en Lobeš, cerca de
Mělníka, pasado Boleslava.
A principios de agosto de 1942, gendarmes
checos detuvieron a Bozena Ruzickova, de 18 años, y por ese tiempo, embarazada
de ocho meses. Junto a su prometido los obligaron a coger sus escasas
pertenencias, los montaron en un camión y posteriormente en un tren de
pasajeros, los deportaron hasta el campo de concentración de Lety en Bohemia. Este
campo abrió sus puertas en agosto de 1940, en un principio con internos checos
y Romaníes, pero en 1942, los campos de Lety y Hodonin se convirtieron en
instalaciones donde únicamente se hallaban internados hombres, mujeres y niños
Romaníes.
Cuando Bozena llegó al campo le
afeitaron la cabeza y después, la obligaron junto a los demás prisioneros a
formar. El director del campo los recibió con esta frase: “La puerta se ha abierto para que entraseis, la puerta se ha cerrado una
vez que habéis entrado, y eso significa que ya no hay vuelta atrás".
Les entregaron algunas mantas y los llevaron hasta uno de aquellos barracones
de madera que poblaban el interior de la instalación, dentro, todo estaba lleno
de camas, una sobre otra. La obligaron, a pesar de su embarazo, a realizar
trabajo esclavo en una cantera, otros prisioneros trabajaban en granjas
cercanas o en el bosque. En Lety, Bozena, tuvo que soportar el hambre y las
constantes palizas. Bozena dio a luz a su precioso bebé, Eva, pero… en mitad de
aquel infierno, Eva murió de hambre en octubre, un mes después de su llegada al
mundo.
Las condiciones del campo de Lety desde
agosto de 1942 fueron horrible y dramáticamente peores que cuando el campo contaba
con prisioneros checos y Romaníes, de acuerdo con documentos de archivo, testimonios
entresacados de los juicios celebrados en la posguerra del personal del campo,
así como de los supervivientes, el personal de vigilancia del campo de Lety
estaba conformado exclusivamente por personas de origen checo, que sólo recibía
visitas ocasionales de oficiales alemanes.
Campo de concentración de
Lety
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Hombres, mujeres y niños eran
separados en diferentes barracones. El campo, diseñado en un principio para
albergar 300 prisioneros en el verano y 200 en el invierno, estaba atestado de
gente, con 900 presos en el momento de mayor número de internados. Los guardias
tenían órdenes firmadas por el comandante checo del campo, Josef Janovsky, de
disparar a cualquiera que intentara escapar o desobedecer una orden. Los
internos, incluidos los niños, se vieron obligados a trabajar desde el amanecer
hasta el anochecer en las canteras de piedra, en la construcción de carreteras o
cortando madera. De los 1.300 reclusos que pasaron por el campo, al menos 300
murieron a causa de las duras condiciones de vida, ropa inadecuada, trabajo
forzoso o desnutrición, lo que llevó a dos brotes mortales de tifus. El total
de los 35 niños nacidos en el campo (entre ellos Eva) murieron allí y fueron
enterrados, como el resto de los muertos, bajo una capa de cal. Aquellos que
sobrevivieron a las epidemias, al trabajo esclavo… fueron transportados a
Auschwitz-Birkenau en 1943.
Después de 106 días de internamiento,
a Bozena se le presentó la oportunidad de escapar de Lety. En aquel momento Bozena relata “Ya no me importaba si me mataban o no.
Realmente ya no me importaba. Así que me dirigí a la puerta del campo y los
guardias me preguntaron a dónde iba. En
los barracones teníamos estufas para calentar el interior, así que, les dije
que iba al bosque a buscar leña y uno de ellos me contestó: "Ve". Así
que me encaminé hacia el bosque, estaba cogiendo leña en mis brazos. Miré detrás
de mí por si alguien estaba vigilándome, pero nadie venía. De este modo
conseguí alejarme un poco más, hasta que el bosque se hizo cada vez más
profundo. Tiré la madera al suelo y comencé a correr. Corría y corría en la
misma dirección en la que llegamos en aquel tren. Pensaba que iba por el camino
correcto de regreso. Y mientras pensaba en esto, me di la vuelta dándome cuenta de que venían corriendo detrás de mí. Me
escondí detrás de un árbol y esperé a que pasaran. Cuando no vi a nadie, pensé
que por fin había escapado. Llegué a una ciudad, no sé qué ciudad era pero oí llegar
un tren de pasajeros a la estación, iba con destino a Praga. Me subí al tren,
entré en el baño y me encerré hasta que finalmente llegué a Praga.”
Después se dirigió hasta donde se
encontraban sus padres en Neveklovice, Checoslovaquia. Entre todos decidieron
que lo mejor era esconderse en los bosques con comida y ropa, allí se reunió
con su prometido. Bozena enfermó de fiebre tifoidea y viendo que no mejoraba no
quedó otro remedio que llevarla al hospital de Zelezny Brod, donde alguien informó
a las autoridades acerca de su origen Romaní.
La Gestapo la detuvo y la llevó a
Jičin, donde quedó internada, sufrió duros interrogatorios durante tres meses. Tras
esto el juez dictó una sentencia que la condenaba a seis años de prisión,
mientras que su prometido fue condenado a muerte y murió guillotinado en Praga,
ambos acusados de escapar de un campo de concentración.
Bozena fue transportada en un viaje
que duró tres semanas en un tren de ganado con dirección a un lugar que los
alemanes llamaban Javor Obr Šlejzie, en Checoslovaquia. Allí la obligaron a trabajar
en una fábrica de municiones hasta que Javor fue evacuado.
Bozena y los demás prisioneros
tuvieron que emprender una larga y agotadora marcha de la muerte sobre la nieve.
Los que se quedaban rezagados eran fusilados en el acto. Ella también se estaba
quedando atrás tras llevar caminando un largo mes, se encontraba agotada, sin
fuerzas, pero alguien la arrojó a un carro en lugar de ser asesinada. Luego la
llevaron por varias prisiones alemanas en Bremen, Hamburgo y Lübeck, finalmente
fue liberada por los ejércitos Aliados y enviada a un campo de repatriación,
donde fue atendida por la Cruz Roja Sueca. Regresó a Praga y se casó con un
hombre viudo.
De toda la familia que fue detenida
solo Bozena logró sobrevivir al Porrajmos, algunos de sus familiares
fallecieron en Lety, el resto de sus parientes fueron deportados en 1943 al
campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia, donde
murieron asesinados por los nazis.
Bozena Ruzickova en 1999.
© Peter Finn — TWP |
Fuentes
- Biografía de Bozena Ruzickova escrita por Dylan,
Laura-Liis, Renata, Marek, Jitka Čačalová, Sophie. Life Trails: Proyecto
escolar europeo contra la discriminación y la persecución.
- Entrevista a Bozena Ruzickova. USHMM 19 de junio de 1997.
- Czech Treatment of Gypsies Spurs Heated Debate artículo
firmado por Peter Finn para el
Washington Post, 4 de octubre de 1999.