Adolf Papai, fotografiado
en su casa, sosteniendo
la fotografía de sus padres, y al lado de su inseparable contrabajo.
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Adolf Papai, conocido como “Dolfi”, nació el 28 de
junio de 1931 en Langental, un pequeño pueblo en el distrito de
Oberpullendorf, en la región austriaca del Burgenland. En esa época
en su localidad vivían alrededor de 350 gitanos en una situación
de extrema pobreza. Después del dominio de Austria por los nazis menos de
un tercio de ellos sobrevivieron al Porrajmos.
La familia de Adolf Papai estaba formada por su padre, su madre,
sus tres hermanas y él.
Los padres de Adolf Papai
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Adolf
contaba con tan solo ocho años cuando ya, a edad tan temprana se veía en la
obligación de tener que ir cada día a trabajar, para ganarse el pan con el que
alimentar a su familia. En la región había granjeros, buenas personas, para los
que Adolf y otros Romaníes realizaban pequeños trabajos en sus granjas. No era
grandes granjas, pero siempre había algo que hacer, a cambio de su trabajo, los
granjeros les daban leche y pan con los que alimentarse. Los Romaníes del lugar
estaban muy agradecidos por ello. Las granjas estaban situadas a una distancia
de unos 7
kilómetros de donde vivían y su
familia en Langental. Cada mañana, hiciera frío o calor, Adolf iba caminando
hasta las granjas, preguntaba si había algún trabajo que hacer en el campo o
con los animales, si era el tiempo de la cosecha de las patatas, las sacaban de
la tierra y otros trabajos por el estilo. Gracias a estos trabajos tenían algo
con lo que alimentarse, él y su familia. La mayoría de Romaníes de la región no
tenían trabajo, por lo que se dedicaban, muchos de ellos, sobre todo los
hombres a tocar música en las ferias y fiestas de los pueblos, mientras las
mujeres practicaban la mendicidad, estas eran las únicas opciones con las que
contaban los Gitanos de la zona para salir adelante y sobrevivir a la miseria.
Así lo hacía su padre.
Llegó
la primavera de 1938 y con ella la tormenta nazi arribó hasta Austria. Una de
las primeras medidas, prohibir la asistencia de los niños y niñas Romaníes a
las escuelas austriacas. Adolf con anterioridad a esta medida iba a la escuela
cuando podía, allí aprendía croata y una vez a la semana lecciones de alemán.
Adolf solamente asistió con regularidad al colegio el primer curso y un poco
del segundo, no más allá de un año y medio. Adolf recuerda que
tenían un buen maestro, éste les permitió continuar asistiendo a la escuela a
pesar de la prohibición. Por este motivo, tiempo después, el maestro acabó
siendo despedido, y deportado a un campo de concentración, su nombre era
Gyöngyes, según testimonio de Adolf, este señor fue muy bueno con los Romaníes.
Adolf Papai dando
testimonio de su sufrimiento
en el Porrajmos Radio Burgenland
© Asociación Roma Service
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Un día en que el padre de Adolf estaba fuera ganándose la vida con
su música y nuestro protagonista volvía a casa después de una dura jornada de
trabajo, los nazis rodearon la zona donde vivían los Romanís y los arrestaron a
todos. Su padre no se encontraba muy lejos de su casa pero también se lo
llevaron, así como a su madre, pero a ella finalmente la dejaron volver a
Fischamend porque les suplicó que debía cuidar de una niña pequeña que estaba
aún en edad de tomar el pecho.
El padre de Adolf fue deportado al campo de
concentración de Buchenwald y asesinado allí.
En 1941 la situación empeoró y todos, incluidos los niños pequeños
fueron deportados. En casa de Adolf eran cuatro, 3 hermanas y Adolf; la más
pequeña era todavía una bebé chiquitita, la siguiente era un poquito mayor que
la más pequeña, después venía otra hermana y Adolf era el hermano mayor. Su
madre se encontraba muy enferma. Decidieron esconderse en el bosque, Conocían
el bosque de Langental a la perfección, pero sabían que no podían salir de
allí. Las penalidades crecían de día en día.
Documental Mri
Historija en el que
Adolf Papai nos relata su historia
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Service
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En octubre de 1941 los alemanes los detuvieron y los deportaron;
Adolf, su madre y sus hermanas acabaron siendo internados
en el Campo de Confinamiento de Gitanos de Lakenbach. El día de la detención
Adolf y su familia se encontraban preparando coronas para la festividad de
Todos los Santos, su madre se encargaría de llevarlas al pueblo para venderlas
o cambiarlas por harina u otros alimentos básicos. Adolf estaba por ese tiempo
muy cansado, débil, casi enfermo, el frío comenzaba a notarse cada vez con más
intensidad, las penurias y el miedo rodeaban a los Papai, dormía entre la
maleza, a la intemperie, cerca de una casa… pero aquel día no fue igual a los
demás, de repente llegaron los “Poskoschtja” (apelativo que daban a los
alemanes), ruido, voces, miedo, los golpearon con extrema dureza, los sacaron a
todos de allí y los montaron a bordo de un camión. Los trasladaron al campo de
Gitanos de Lakenbach.
Adolf tenía un perrito, Adolf a pesar de todo lo vivido continuaba
siendo un niño de once años, no lo entregó y lo llevó escondido junto a él a
bordo del camión. Llegaron a Lakenbach, lo primero que llamó la atención del
pequeño Adolf fue la gran cantidad de gente que allí había. Un Kapo los bajó a
empellones del camión y ordenó a Adolf que soltara el perro, se acercó otro
prisionero, otro de los que estaban bajándolos a golpes del camión, cogió al
perro por las patas traseras y comenzó a darle golpes contra el suelo, así
durante un buen rato, de modo que transcurrido un corto espacio de tiempo, solo
permanecían en sus manos las patas traseras.
Adolf tuvo que adaptarse rápido a la nueva vida que le tocaba en
suerte vivir, sus obligaciones consistían en barrer el patio todos los días,
mantenerlo ordenado y limpio, limpieza de las letrinas y todo lo que a los
guardias se les ocurriera, ese era su trabajo en Lakenbach. Por la mañana,
alrededor de las seis y media, tenían que colocarse en filas, en formación. El
prisionero más antiguo del campo u otra persona se situaba en el patio con un
silbato, y cuando lo hacía sonar, todos los prisioneros tenían que correr y
colocarse en fila para después marchar a trabajar. Si la fila no estaba formada
de manera correcta se producía una lluvia de golpes hacia aquellos que no
estaban bien colocados. Los enviaban a hacer trabajos del tipo, desenterrar las
raíces del bosque para hacer cepillos, brochas y cosas por el estilo. Los niños
muy pequeños se quedaban en los barracones, pero sus padres tenían que salir a
trabajar. Los niños se quedaban con el único calor de la paja que había sobre
el suelo de aquellos establos que hacían las veces de barracones. Todavía
recuerda Adolf, como algunos murieron de frío sobre la paja. Hacía tanto frío.
Fueron muchos los que murieron de frío y los pocos que no se congelaron
crecieron juntos en mitad de aquella barbarie cotidiana que era Lakenbach.
“Los nazis asesinaron a 250 Romaníes [de Langental]. Murieron en
Auschwitz. Los gasearon, los quemaron.”
Otra forma terrible de morir en el campo austriaco de Lakenbach
fue motivada por la fiebre tifoidea. Muchas personas también murieron
allí por esta terrible enfermedad. El agua que se bebía en el campo era
extraída de un pozo que había en el interior del campo y fue a partir de esa
agua la que propició la transmisión de la enfermedad. Ante la magnitud de la
epidemia los nazis permitieron que algunos prisioneros, entre ellos Adolf,
salieran del campo para traer agua de un pequeño manantial, así que salía y
traía agua para los muchos enfermos que había en el campo. Pero a pesar de
esto, muchas personas seguían muriendo. A los que morían los cogían dos
personas de brazos y pies y los lanzaban sobre una especie de plataforma de un
camión -como si se tratase de meras tablas de madera y luego los llevaban y los
tiraban a un agujero. Muchas personas murieron en el campo de fiebre tifoidea.
En marzo de 1943,
a Adolf lo sacaron del campo.
Lo pusieron a ayudar a un terrateniente de la zona, el Conde Ladislaus Niczky
en Nebersdorf, propietario del Palacio Nebersdorf. Adolf le ayudaba a hacer
pequeños trabajos, como recoger madera. También tenían dos vacas y nuestro
protagonista se hizo cargo del cuidado de las dos vacas, las lavaba, las
ordeñaba. Siempre tenían que estar tan limpias como una patena. El conde sacó a
muchos Gitanos del campo de Lakenbach, entre ellos a Adolf, su madre y las
hermanas de Adolf. También muchos que ni tan siquiera sabían realizar el
trabajo por el cual habían salido del campo, el Conde salvó sus vidas. Era una
gran persona.
Castillo de Nebersdorf
© Marco Rohner
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Gracias a él, Adolf, sobrevivió al Porrajmos. Después de la guerra, la casa de la familia Papai se hallaba todavía en pie -a diferencia de muchas otras casas en Langental-. La madre de Adolf Papai murió en 1949 de un derrame cerebral. Sus hermanas se trasladaron a vivir a Viena, Adolf se quedó a vivir en su localidad. El Sr. Papai, al igual que su padre antes que él, se dedicó a tocar junto a una banda de música compuesta por Gitanos, la "Grosse Horvath-Geza-Kapelle" , él tocaba el contrabajo del grupo. Adolf se casó en 1951 y tuvo tres hijos, dos niños y un niña.
La Grosse Horvath-Geza-Kapelle
© Asociación Roma
Service
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A pesar de su breve paso infantil por la escuela, Adolf fue
capaz de ponerse al día, motivado por el esfuerzo de llevar a buen puerto el
aprendizaje de sus hijos, y desarrolló notables habilidades lingüísticas,
hablaba croata, alemán, romanés, húngaro, lenguas eslavas, un poco de checo,
muy bien el serbio y ruso también.
Adolf Papai siempre deseó para el futuro que la historia vivida en
Austria desde 1938 hasta 1945 con los nazis jamás vuelva a repetirse.
Adolf Papai falleció a comienzos de 2012. Adolf dedicó toda su
vida a su familia, a la música y a dar su testimonio valiente como
sobreviviente de la persecución nazi hacia los Gitanos. Adolf siempre trató de
mantener viva la memoria de su pueblo. Con su perdida se ha ido un pilar
fundamental de los testigos austriacos del Porrajmos pero sobre todo un hombre
de una calidad humana impresionante.
Adolf Papai Te Bisterdon Tumare Anava.
Adolf Papai tocando el
contrabajo
© Asociación Roma
Service
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Fuentes:
- Lives Remembered. Life Stories of
Victims of National Socialism. Renate S. Meissner on behalf of the National Fond der
Republik Österrecih (Ed.): Viena, 2010, pp. 244-249.
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Extracto de la historia de vida de Adolf Papai tomado de una entrevista
(realizada en Romaní) a partir de la documentación de testigos de la época
"Mri Historjia. Historias de la Vida de los Romá del Burgenland" por
la asociación "Roma Service".
- Mri
historija- Lebensgeschichten burgenländischer Roma: Adolf Papai im
Gespräch, Volumen 6. Roma Service. 2011. 26 páginas.