Marin Botea y su esposa Estela en la casa
en la que viven
en su pueblo en Rumania.
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Marin Botea nació en 1929 en Rumanía. Sus padres se
dedicaban a realizar trabajos con la hojalata.
Debido a su origen Romaní y a que su familia llevaba una forma de
vida nómada, las autoridades gubernamentales rumanas, presididas por
el general Ion Antonescu, los deportaron en el año
1942, junto a miles de Romaníes con destino a una región que había
ocupado el ejército rumano en la región ucraniana de Transnitria.
En aquel lugar se enfrentaron al miedo, al hambre, a las
enfermedades, al frío y a la brutalidad de sus guardianes. Allí
murieron miles de Gitanos.
Toda la burocracia previa a la deportación de los Romaníes rumanos
se aceleró en mayo de 1942, cuando se censó a la población Gitana de Rumanía y
se procedió a la definición de dos categorías (Gitanos nómadas y Gitanos
sedentarios) además de establecerse los criterios
de "selección" de las personas que iban a ser
deportadas:
- Los nómadas
- Y, en el caso de los
Romaníes sedentarios, aquellos que contaran con condenas penales, o
por robo y los que no dispusieran de medios propios para
subsistir.
Las deportaciones hacia Transnistria comenzaron el
1 de junio de 1942, formaban este primer contingente los
Gitanos nómadas. Ese día, los gendarmes comenzaron a
reunir a los Romaníes nómadas en las capitales
de provincia para proceder, con posterioridad a esta medida, a
enviarlos a Transnistria.
El Mariscal Antonescu, ordenó que quedaban sujetos
a deportación "todos los campamentos gitanos nómadas del
país." Los Romaníes deportados recorrieron el
camino a pie o en vagones de tren, yendo de
un distrito a otro, en un viaje que
duró varias semanas y que parecía nunca tuviese final. Oficialmente,
la operación se dio por finiquitada el 15 de agosto de
1942. Se contabilizaron hasta el 2 de octubre de 1942, un total
de 11.441 Gitanos nómadas que habían sido deportados
a Transnistria (2.352 hombres, 2.375 mujeres
y 6.714 niños)
La segunda fase, la deportación
de Gitanos sedentarios considerados por las autoridades rumanas
como "indeseables" comenzó en septiembre de 1942, un
total de 12.497 personas. El resto de
Romaníes, 18.941 personas serían deportadas posteriormente.
El número total de Romaníes deportados
a Transnistria desde junio de 1942 hasta diciembre de
1943 se acercó a una cifra de 25.000 personas.
Una vez llegados a su lugar de destino los asentaron en
la zona fronteriza o en el interior de las
aldeas situadas al Este de Transnistria, en los condados
de Golta, Otchakov, Berezovka, y Balta. Inicialmente,
la mayoría de los Gitanos nómadas fueron ubicados en el
condado de Golta,
Por lo general, el modo de proceder de las autoridades
rumanas fue el de evacuar de sus casas a la mitad de los habitantes
ucranianos autóctonos de una aldea para luego trasladados a otro lugar en
la población, fuera de la zona establecida para los Romaníes. Las autoridades
situaron a los Gitanos deportados en las
casas recién vacías. Incluso se dio la situación de unos
pocos pueblos en el Bug que fueron
completamente evacuados para tal efecto, y la totalidad de
la población ucraniana fue trasladada a otro pueblo. A la
nueva organización de las poblaciones se les llamó colonias gitanas de Transnistria,
cada una estaba constituida por varios cientos de personas (en un
principio había incluso miles). Estas poblaciones no se las puede
considerar que fuesen campos de concentración, ni guetos, aun
cuando los documentos a veces utilizan estos términos.
Los deportados estaban vigilados de forma permanente por la
gendarmería local, pero disponían de cierta libertad para
moverse dentro de la población y alrededores, con el fin
de ir a trabajar para ganarse la vida. Pero como veremos todo fue
terrible.
La situación de los Romaníes en Transnistria resultó
extremadamente difícil desde un principio. Las autoridades rumanas no les
proporcionaron suficientes alimentos para subsistir y los Romaníes no
fueron capaces de lograr autoabastecerse. Tampoco los captores observaron
las raciones de alimentos establecidas por el gobierno, incluso en
ocasiones no se distribuirían éstas durante semanas. Además
no les proporcionaron leña, por consiguiente, no podían ni preparar
sus alimentos ni calentarse. La ropa resultó otro
gran problema, ya que no habían sido autorizados a llevarse
equipaje ni a portar cualquier tipo de objeto personal con
ellos. La asistencia médica no existía y no disponían de ninguna clase de
medicamento. Hasta la primavera de 1943 la situación de los
deportados fue dramática desde todos los puntos de vista. Miles de
Gitanos murieron en tan terribles condiciones. De
hecho, casi todas las muertes entre los
Gitanos rumanos deportados a Transnistria se
produjeron en el invierno de 1942/1943. Los Gitanos fueron
abandonados a sus suerte.
Los Romaníes que sobrevivieron a la
deportación regresaron a Rumania en la primavera de 1944,
al mismo tiempo que el ejército y las
autoridades rumanas de ocupación se batían en retirada debido
a la ofensiva soviética.
Uno de los nietos de Marin Botea junto a
un
retrato de los padres de Marin.
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Marin Botea consiguió sobrevivir al Porrajmos. Siempre, durante
toda su vida, ha estado dispuesto a transmitir a sus hijos, nietos o aquellas
personas que se lo han pedido sus experiencias y las de su pueblo durante
aquellos años oscuros, con el propósito de que lo que él vivió nunca más vuelva
a repetirse.
Fuentes
- Premio de fotografía 2012, Stiftung
"Erinnerung, Verantwortung und Zukunft" .
- Sinti and Roma victims of the nazi era. United
States Holocaust Museum. Página 10 .
- The deportation of the Roma and their
treatment in Transnistria. Yad Vashem.