Gottfried Weiss
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Gottfried “Friedel” Weiss nació en Gross Sittensen, cerca de Hamburgo, el 19
de noviembre de 1928. Sus padres Karl y Anna Weiss, habían formado una familia, Maria,
Heinrich, Gottfried, Helmut y Waltraut fueron los hijos de la feliz pareja.
Vivían desde 1934 en Hamburgo-Harburg, concretamente en la Wasmerstrasse 15,
un lugar de estacionamiento de caravanas.
Gottfried Weiss (izquierda), sus hermanos y sus padres
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Gottfried recuerda aquellos días de
su más tierna infancia como tiempos felices. No tenían mucho dinero,
pero su vida transcurría entre baños en el río Seeve o echando
carreras hasta la Knusperhäuschen, una panadería en la calle Lüneburger, donde
compraban una bolsa llena de sobras de pasteles.
Familia Weiss
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En Hamburgo las autoridades
municipales nazis habían creado varios lugares de confinamiento de Gitanos
desde mediados de los años treinta. El terreno habilitado al efecto en la
Wasmerstrasse no estaba vigilado y sólo se encontraba rodeado por una valla baja.
Pero la ubicación del lugar cercano a las vías del tren y sobre todo la
promulgación de las nuevas leyes contra los Gitanos contribuyeron cada vez más
al aislamiento de las familias Romaníes. Pronto, se les prohibió la visita a
restaurantes, cines y parques infantiles, también les fue denegado el acceso a
la piscina pública cercana, en el "Aussenmühle"
Lugar de confinamiento de Gitanos en la Wasmerstrasse,
Harburg.
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Su progenitor trabajaba como músico,
tocando el violín y el violonchelo en fiestas y en restaurantes de Hamburgo. En
1937 las autoridades locales le retiraron el permiso para trabajar de manera
autónoma e independiente, los Romaníes estaban siendo progresivamente apartados
de la vida social alemana. En palabras de Viviane Wünsche “Cuando la música
dejó de sonar… la vida se rompió” Desde ese momento Karl comenzó a trabajar en
la construcción, pasó por varias empresas del sector radicadas en Harburg.
En junio de 1938, sin conocer el
motivo, la policía criminal detuvo a su padre y lo encarcelaron en el campo de
concentración de Sachsenhausen. En realidad la detención respondía a una orden
que provenía del mismísimo Himmler. En enero de 1938, el Reichführer de
las SS había dado órdenes a la Gestapo con el objeto de iniciar una acción
contra los que denominaba “vagos”. El arresto se llevaría a cabo por medio de
una acción conjunta entre varios cuerpos policiales del Reich. Detendrían a todos
los hombres en edad laboral que hubiesen rechazado un trabajo en dos ocasiones
o hubiesen abandonado su empleo sin justificación. Los encargados de aportar la
información relevante serían las oficinas de empleo y las de asistencia social.
La primera acción se llevó a cabo entre el 21 de abril y el 30 del mismo mes
del año 1938. En el verano de ese año, la escasez de mano de obra se había
convertido en un grave problema para el Reich. Himmler tenía en proyecto la
creación de varias empresas de las SS en los campos de concentración, por lo
tanto necesitaba toda la mano de obra disponible, la maquinaria de guerra nazi
estaba preparándose para la guerra. El 1 de junio de 1938, Heydrich ordenó una
nueva acción, así la Kripo detuvo al menos a 200 hombres en edad de trabajar
(vagabundos, mendigos, Gitanos y personas itinerantes que contasen con
antecedentes policiales.) Y como su padre era Sinto se convirtió en uno de los
arrestados. Esta serie de acciones han pasado a la historia con el nombre de “Arbeitsscheu
Reich" Su madre no les contó nada de lo ocurrido a sus hijos,
intentaba protegerlos del dolor de la injusticia. Tan sólo les comentó que su
padre se había ido de viaje y que regresaría pronto. La realidad fue que
durante varias semanas permaneció internado en Sachsenhausen, transcurrido un
tiempo, lo dejaron en libertad y regresó a Hamburgo. Cuando su padre volvió, se
decidió a contarle a sus hijos la verdad de donde había estado, lo terrible de
aquel lugar y el hambre que había sufrido.
Gottfried y los Romaníes internados
en Harburg sufrieron las visitas de los investigadores raciales.
El Kriminalkommissare Krause y
Ebeling y una mujer con el pelo entre rubio y pelirrojo a la que llamaban
“Lolitschei” (Eva Justin) Hacían muchas preguntas a mayores y a niños, lo
observaban y registraban todo. Tomaban huellas dactilares. A los ancianos les
preguntaban quiénes eran sus antepasados, donde vivieron y a qué se habían
dedicado.
Desde 1934 Gottfried estuvo
escolarizado en el colegio Wilstorfer en Kapellenweg de Harburg.
A la izquierda la vieja escuela Wilstorfer en la Kapellenweg.
A la derecha la nueva escuela Wilstorfer en la Kapellenweg
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La escuela le resultaba al jovencito
Gottfried muy divertida. Disfrutaba aprendiendo y allí tenía
muchos amigos. Pero... en 1939, lo obligaron a cambiar de
escuela e ir a otra. Gottfried no entendía por qué, él lo único
que deseaba era permanecer en su escuela de siempre, en la
que siempre había estado con sus amigos. Su madre, no entendía el motivo para
este traslado e incluso llegó a hablar con el director para rogarle que
Gottfried se quedara en su escuela. Por desgracia los nazis habían tomado la
decisión de que todos los "Gitanos" fuesen reubicados en un aula
especial de la escuela Maretstrasse. Las autoridades municipales nazis estaban
separándolos de los niños "arios". Esta medida de separar a unos
niños y a otros fue tomada por Kurt Paul, el director de la escuela Wilstorfer,
el cual acogió la medida de manera muy explícita. En el libro de registro de la
escuela, señaló que: "Resulta una
bendición que se haya habilitado un aula especial para los niños Gitanos
católicos y por lo tanto, ya no representen una carga".
Escuela en la
Maretstrasse
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Alrededor de 40 niños y niñas de
todas las edades fueron concentrados juntos en una clase. Estos otros niños
provenían de diversas escuelas del barrio. En el aula niños y niñas de primer
curso a octavo, todos juntos. Para colmo, su nuevo profesor no les mostraba
ningún afecto ni tan siquiera el más mínimo respeto. Con frecuencia realizaban
una y otra vez las mismas tareas, independientemente del nivel en que se
hallasen matriculados. Pero lo peor de todo fue que ya no se les permitía
hablar con niños "arios" De igual forma estos niños también tenían
prohibido hablar con los niños "Gitanos". Había incluso una línea de
tiza dibujada en el patio del colegio para separarlos de los demás. Tampoco se
les permitía hablar con ellos de camino a casa. Los niños Gitanos eran
vigilados muy de cerca para que no incurrieran en el grave error de hablar con
un niño “ario”
Llegó el 16 de mayo de 1940, a las
4 de la madrugada el lugar de estacionamiento de caravanas donde vivía la
familia Weiss fue acordonado por la policía. Los sacaron de la cama; tuvieron
que vestirse muy deprisa y prepararse para partir. Les dijeron que serían
reasentados y que les entregarían unas casas muy bonitas en Polonia. Los
adultos conminaron a todos de que resultaría conveniente llevar cuanta más ropa
mejor. Se pusieron una capa de ropa sobre otra. Los montaron en camiones. Los
llevaron a la comisaría de Nöldeckestrasse.
Comisaría de policía de Nöldeckestrasse en
los años treinta.
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Allí los agruparon y los trasladaron
hasta el puerto de Hamburgo, los metieron en un almacén de frutas. Esta era una
gran habitación de aproximadamente 50x30. Solamente disponían del suelo desnudo
para tumbarse. Los registraron, los obligaron a entregar sus documentos de
identidad y objetos de valor. Se llevaron todos los relojes y anillos que
encontraron. Los niños, incluso los niños de más edad, tuvieron que desnudarse
por completo para asegurarse que no escondían nada en sus cuerpos.
El 20 de mayo de 1940 los montaron en
vagones de mercancías. El tren partió de la estación de mercancías Hannoversche
que se encontraba no muy lejos del almacén de frutas donde habían sido
concentrados. Esto estaba en la zona de puerto libre, al sur de la estación
central ferroviaria. Desde esa estación fue desde donde partieron los
transportes de deportación con origen en la ciudad de Hamburgo.
Había un gran número de personas y
los vagones estaban atestados. Aquel convoy lo componían alrededor de un millar
de personas, más de la mitad eran de Hamburgo. Otros venían de diferentes
lugares del norte de Alemania.
Los adultos mostraron cierto
escepticismo con respecto a los planes que les habían contado los policías
cuando se percataron de la fuerte vigilancia que llevaba el tren. Algunos
preguntaron por qué llevaban tanta escolta policial cuando simplemente iban a
ser reubicados. Muchos no creyeron la historia que les habían contado en
Hamburgo desde el primer momento, más claros se hicieron estos presagios cuando
cerraron las puertas de los vagones. Cada vagón estaba escoltado de dos
policías. Los vagones iban tirados por una máquina de vapor que tenía que parar
de forma regular para llenarla de agua. Las mujeres inmediatamente clamaban
pidiendo agua para dar de beber a los niños, no había agua en los vagones y lo
peor de todo no había aseos.
El viaje duró tres días y dos noches,
cuando el tren se detuvo habían llegado a Belzec. Los recibió el comandante, un
SS-Hauptsturmführer montado en un caballo. Ese hombre se presentó y les dijo:
"A partir de ahora todos ustedes son mis prisioneros. Voy a dibujar una
línea aquí. Le dispararán a cualquiera que traspase esta raya".
Prisioneros Romaníes en Belzec
© UTexas
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Los hombres tuvieron que trabajar
días enteros para erigir la valla perimetral de alambre de púas. Estaban
construyendo su propia prisión. Los metieron en un gran barracón, de
aproximadamente 100 metros de largo. Había paja en el piso y tuvieron
que encontrar un lugar donde ubicarse, ya que solo era posible tumbarse en el
suelo. Unos 70 niños murieron en las primeras dos semanas. No había ningún
médico ni instalaciones sanitarias. Más tarde tuvieron que construir esas instalaciones
los propios prisioneros.
Todas las tardes, un carro llegaba
con agua. Esta era una carreta de esas con las que los agricultores regaban sus
campos. A todos los reunían para recoger su ración de agua.
Les daban comida. Cada tarde recibían
un poco de sopa. En Belzec el hambre era soportable porque los padres de
Gottfried les daban a sus hijos casi todo el contenido de sus raciones.
En Belzec las familias estaban
reunidas, no separaron a sus miembros.
Al poco tiempo los trasladaron a
Krychow. Los metieron en una antigua prisión.
De Krychow los transfirieron durante
el año 1941 al ghetto de Siedlce, un lugar a medio camino entre la capital
polaca y la estación fronteriza rusa de Brest Litovsk. Gottfried Weiss
permanecía junto a sus padres y hermanos
En el invierno de 1941-1942 otro
traslado, en esta ocasión al gueto de Varsovia. Mujeres y niñas quedaron
separadas de hombres y niños. Les asignaron una habitación en la que ya había
en su interior 40 o 50 personas. Casi no había espacio para acostarse. Los
obligaron a portar unos brazaletes rojos con una “Z”.
Romaníes en el Ghetto de Varsovia.
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La vida allí resultaba casi
imposible, las raciones de comida eran insuficientes para subsistir. Si
Gottfried quería sobrevivir se las tendría que ingeniar, muchos habían optado
por el contrabando pero… Gottfried escuchó de alguien, que en el ghetto estaban
buscando a jóvenes para realizar determinados trabajos por los que les
entregarían 250 gramos extra de pan. Cuando fue a informarse acerca
del trabajo le entregaron un carro de dos ruedas. Su tarea consistía en recoger
los cadáveres de los niños que morían en aquel infierno. Cada día recogían
alrededor de 30 cadáveres de las calles. Los trasladaban hasta un lugar en el
que los enterraban en una fosa común. Cada noche recibían 250 gramos de
pan por este trabajo.
Su hermano Helmut estaba muy
debilitado, muy enfermo y por desgracia, murió.
Un día en la primavera de 1943, poco
tiempo antes de que el gueto fuese liquidado, un golpe de suerte permitió a la
familia Weiss sobrevivir. Un policía que era natural de Hamburgo le dijo a su
tío cómo podían arreglárselas para escapar del gueto, el policía les ayudaría a
huir de aquel lugar. Los Weiss prepararon rápidamente sus escasas pertenencias.
Consiguieron escapar. Los policías les dejaron salir, pero con la condición de
que irían a buscarlos al día siguiente. Así, lograron salvar sus vidas de una
muerte segura. Los llevaron a un campo en Klettendorf, cerca de Breslau, donde
trabajaron en una fábrica de municiones. Este campo fue evacuado cuando los
rusos se acercaban. Los llevaron a Liegnitz y posteriormente al campo de
concentración de Bergen-Belsen. Fue un viaje muy largo de nuevo en vagones de
mercancías.
Llegaron
al andén de Bergen-Belsen. Era de noche, tras llevar caminados más o menos un
kilómetro, se toparon con lo que parecían ser sacos pero no, no eran sacos,
eran cadáveres apilados. En el camino yacían una cantidad enorme de cuerpos
muertos. Bergen-Belsen fue terrible, la mayoría de los prisioneros estaban
desnudos, había muertos por doquier. El 15 de abril de 1943 tropas del Ejército
Británico liberaron el campo.
Sobrevivientes y fallecidos tras la liberación
del Campo de
Bergen Belsen, abril de 1945
© Yad Vashem
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Gottfried Weiss sobrevivió al
Porrajmos junto con sus padres y todos sus hermanos excepto Helmut.
Pero la vida continuaba, había que
seguir recorriendo el Latcho drom. Caos, dolor, tristeza, incertidumbre sobre
el destino final de muchos familiares llevaron a a Karl Weiss y a su familia a
dejar el campo de Bergen-Belsen, y como siempre han hecho los Gitanos, apretar
los dientes, levantarse y continuar luchando. Un caballo, un carro y camino, el
largo camino en un país reducido a escombros, el amor de una familia Gitana en
mitad del desastre buscando su destino. Volvieron a Harburg a la Wasmerstrasse.
Con amargura Karl, Anna Weiss y sus hijos, que habían sobrevivido a los campos
de concentración tras cinco largos años, encontraron a su regreso que no eran
bienvenidos. Silencio, dolor... por desgracia para los Romaníes nada había
cambiado tras la guerra, las autoridades de Harburg obligaron al cierre del
lugar donde vivían los Weiss. Todo sonaba como si la dictadura nazi aún
existiera.
Gottfried Weiss y sus hijos.
© Colección privada
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Gottfried Weiss ha estado trabajando
y luchando durante toda su vida en el seno del movimiento en defensa de los
derechos civiles de los Romaníes alemanes. Fue miembro de la Junta directiva de
la “Rom und Cinti Union (RCU)” Sintió
verdadero fervor por presentarse ante los jóvenes para que conocieran su
historia y la del sufrimiento de su pueblo durante los años que los nazis
detentaron el poder en Alemania.
El 16 de mayo 1986 Gottfried Weiss
participó en un emotivo acto, donde descubrió una placa de bronce en la
Nöldekestrasse en Hamburgo-Harburg, donde cuarenta y seis años antes había
comenzado su calvario.
Placa en memoria del sufrimiento de los Romaníes
de Hamburgo
durante el Porrajmos.
© Gedenkorte Sinti und Roma
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Gottfried falleció el marzo de 2003 a la
edad de 74 años. Gottfried Weiss te bisterdon tumare anava.
Gottfried Weiss.
© Colección privada
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Fuentes:
- Entrevista realizada a Gottfried
Weiss por Karin Guth en Hamburgo el 1 de julio de 2002.
- IFZ Munich, Schutzhaft gg.
Arbeitsscheue, 26 enero de 1938, Borbeugende Verbrechensbekämpfung,
Erlasssammlung Nr. 15.
- IFZ Munich, Vorbeugende
Verbrechensbekämpfung durch die Polizei 1 de junio de 1938, Erlasssammlung Nr.
15
- Die
nationalsozialistische Verfolgung Hamburger Roma und Sinti. Das Schicksal der Harburger Sinti-Familie Karl Weiss im Dritten Reich,
dargestellt nach Gesprächen mit Gottfried Weiss. Viviane Wünsche. Landeszentrale
für politische Bildung Hamburg aktualisierte Auflage 2006. Páginas 81-102