sábado, 12 de febrero de 2011

Julia Lentini (nacida Bäcker)

Julia Lentini: “Mi madre nos dijo: Mantened juntas 
vuestras manos, permaneced juntos, daos las 
manos, llevad a los pequeños; Vamos, permanezcamos 
juntos así no nos perderemos"
© USHMM

         Julia Lentini nació el 15 de abril de 1926, en Eisern, Alemania en el seno de una familia Romaní. Sus padres se llamaban Ludwig y Johanna Bäcker. Julia tenía catorce hermanos y pasaba los veranos junto a sus progenitores viajando en un carromato por toda Alemania. El padre de Julia, trabajaba como tejedor de canastas y comerciante de caballos, además fue también un talentoso carpintero que construyó los propios vagones donde viajaba toda la familia. Julia tuvo una infancia feliz en una familia Romaní muy unida, que hablaba romanés en casa, pero alemán cuando hablaban con amigos alemanes.

         La vida de Julia no cambió mucho cuando los nazis alcanzaron el poder en Alemania en 1933. Recuerda que a veces se asomaba a través de ventanas durante las reuniones que mantenían las Juventudes Hitlerianas u otras veces saludaba con el "Heil Hitler" porque no quería parecer diferente a los demás. Después los Bäckers se trasladaron a Biedenkopf, Alemania. Julia y sus hermanas trabajaron en una fábrica de tejidos de punto y en las granjas locales.

          El 8 de marzo de 1943, los nazis sacaron a los Bäckers de su casa y los montaron a bordo de un tren, asustados, pero con sus manos estrechadas durante los tres días que duró el viaje a Auschwitz-Birkenau. Julia no sabía nada de la existencia de tales campos, ella recuerda que pasaron varias horas hasta ser registrados en el campo y que su madre suplicaba que la familia se mantuviera unida,
permanecieron prácticamente en silencio durante todo el proceso de registro. A Julia le tatuaron en su antebrazo el número de prisionera Z-2801. Julia y tres de sus hermanas fueron asignadas al servicio de cocina. Poco tiempo después Julia contrajo fiebre tifoidea y fue trasladada al bloque de la enfermería. En el corto espacio de tiempo de seis meses, la madre de Julia, su padre y su hermana Matilde sucumbieron a la enfermedad y al hambre. Por la misma época, a su hermano William se lo llevaron y nunca más supieron nada acerca de él.

          A principios de 1944, Julia fue trasladada sin sus hermanos desde Auschwitz-Birkenau al campo de concentración de Schlieben, donde de nuevo estuvo en la cocina del campo. En una ocasión Julia recuerda que fue condenada a recibir 150 latigazos delante de todos los prisioneros después de que la sorprendieran robando alimentos. Mientras se recuperaba, voló por los aires una fábrica de municiones cercana, provocando el pánico en el campo. Los guardias del campo se llevaron todas las provisiones existentes en el campo y lo abandonaron, dejando a los prisioneros tras la valla electrificada. Unos días más tarde, llegaron los soldados rusos para liberar Schlieben y durante el traslado, Julia y tres amigos se quedaron en un campo estadounidense cercano. A bordo de un camión militar estadounidense, Julia volvió a Biedenkopf, ya que su madre les había dicho a todos los niños que acudieran a Biedenkopf si la guerra terminaba. Allí se encontró con alguno de sus hermanos y su casa seguía en pie, aunque despojada de todas las posesiones de la familia.

         Durante el tiempo posterior a la guerra que Julia permaneció en Biedenkopf, nuestra protagonista conoció a Henry Lentini, un soldado estadounidense. Ocho meses más tarde, a pesar de las dificultades que imponía el desconocimiento del idioma, se casaron. Julia llevó puesto para su boda un vestido prestado y Henry se casó con su uniforme. En 1946, Julia y Henry llegaron a Estados Unidos para iniciar juntos una nueva vida, se establecieron en California. Tuvieron dos hijas, Laura y Rosa, tres nietos y tres bisnietos en el momento en el que se llevó a cabo la entrevista de Julia en 1995.

          Fuente:
- Testimonio visual de Julia Lentini USC Shoah Foundation Institute: http://college.usc.edu/vhi/education/livinghistories/lesson.php?nid=714