Julia Lentini: “Mi madre nos dijo: Mantened juntas vuestras manos, permaneced juntos, daos las manos, llevad a los pequeños; Vamos, permanezcamos juntos así no nos perderemos" © USHMM |
Julia Lentini nació el 15 de abril de
1926, en Eisern, Alemania en el seno de una familia Romaní. Sus padres se
llamaban Ludwig y Johanna Bäcker. Julia tenía catorce hermanos y pasaba los
veranos junto a sus progenitores viajando en un carromato por toda Alemania. El
padre de Julia, trabajaba como tejedor de canastas y comerciante de caballos,
además fue también un talentoso carpintero que construyó los propios vagones
donde viajaba toda la familia. Julia tuvo una infancia feliz en una familia
Romaní muy unida, que hablaba romanés en casa, pero alemán cuando hablaban con
amigos alemanes.
La vida de
Julia no cambió mucho cuando los nazis alcanzaron el poder en Alemania en 1933.
Recuerda que a veces se asomaba a través de ventanas durante las
reuniones que mantenían las Juventudes Hitlerianas u otras veces saludaba con
el "Heil Hitler" porque no quería parecer diferente a los demás.
Después los Bäckers se trasladaron a Biedenkopf, Alemania. Julia y sus hermanas
trabajaron en una fábrica de tejidos de punto y en las granjas locales.
El 8
de marzo de 1943, los nazis sacaron a los Bäckers de su casa y los montaron a
bordo de un tren, asustados, pero con sus manos estrechadas durante los
tres días que duró el viaje a Auschwitz-Birkenau. Julia no sabía nada de la
existencia de tales campos, ella recuerda que pasaron varias horas hasta ser
registrados en el campo y que su madre suplicaba que la familia se mantuviera
unida,
permanecieron prácticamente en silencio durante todo el
proceso de registro. A Julia le tatuaron en su antebrazo el número de
prisionera Z-2801. Julia y tres de sus hermanas fueron asignadas al servicio de
cocina. Poco tiempo después Julia contrajo fiebre tifoidea y fue trasladada al
bloque de la enfermería. En el corto espacio de tiempo de seis meses, la madre
de Julia, su padre y su hermana Matilde sucumbieron a la enfermedad y al
hambre. Por la misma época, a su hermano William se lo llevaron y nunca más
supieron nada acerca de él.
A
principios de 1944, Julia fue trasladada sin sus hermanos desde
Auschwitz-Birkenau al campo de concentración de Schlieben, donde de nuevo
estuvo en la cocina del campo. En una ocasión Julia recuerda que fue
condenada a recibir 150 latigazos delante de todos los prisioneros después de
que la sorprendieran robando alimentos. Mientras se recuperaba, voló por los
aires una fábrica de municiones cercana, provocando el pánico en el campo. Los
guardias del campo se llevaron todas las provisiones existentes en el campo y
lo abandonaron, dejando a los prisioneros tras la valla electrificada. Unos
días más tarde, llegaron los soldados rusos para liberar Schlieben y durante el
traslado, Julia y tres amigos se quedaron en un campo estadounidense cercano. A
bordo de un camión militar estadounidense, Julia volvió a Biedenkopf, ya que su
madre les había dicho a todos los niños que acudieran a Biedenkopf si la guerra
terminaba. Allí se encontró con alguno de sus hermanos y su casa seguía en pie,
aunque despojada de todas las posesiones de la familia.
Durante el
tiempo posterior a la guerra que Julia permaneció en Biedenkopf, nuestra
protagonista conoció a Henry Lentini, un soldado estadounidense. Ocho meses más
tarde, a pesar de las dificultades que imponía el desconocimiento del idioma,
se casaron. Julia llevó puesto para su boda un vestido prestado y Henry se casó
con su uniforme. En 1946, Julia y Henry llegaron a Estados Unidos para iniciar
juntos una nueva vida, se establecieron en California. Tuvieron dos hijas,
Laura y Rosa, tres nietos y tres bisnietos en el momento en el que se llevó a
cabo la entrevista de Julia en 1995.
Fuente:
- Testimonio visual de Julia Lentini USC Shoah Foundation
Institute: http://college.usc.edu/vhi/education/livinghistories/lesson.php?nid=714